Planificación en tiempos de crisis
“Lo que une esta crisis con el cambio climático es justamente el desafío de la adaptación a un escenario adverso, pero en plazos distintos. Por este motivo, una de las variables que ha ido tomando fuerza a nivel empresarial es el riesgo climático. Aún no podemos hablar de una incorporación integral de este riesgo en todas las compañías, pero sí es un tema que gradualmente va adquiriendo la importancia que amerita”


Con la emergencia de la pandemia que atravesamos, ya es bien conocido el hecho de que la economía se verá resentida a nivel global. El alcance e intensidad de la crisis es tal, que al recordar crisis anteriores, no parecen tan graves. Ahora, si bien es cierto que estamos frente a un escenario complejo, también se nos presentan opciones de desarrollo interesantes, atingentes y necesarias de explorar. Por tal motivo, nos gustaría defender tres ideas fundamentales, tomando en consideración dos factores relevantes para el sector empresarial: 1) sortear de buena manera la crisis generada por el coronavirus y 2) planificar acertadamente una estrategia de adaptación al cambio climático.
Contexto definitorio y la importancia de las decisiones en tiempos de crisis
Un rasgo común a toda crisis es el cierre de antiguos paradigmas para dar paso a otros nuevos. Pero, ¿a qué nos referimos? Cuando analizamos el pasado, caemos en cuenta de que los hechos ocurridos fueron una entre muchas opciones. Justamente por este motivo, ahora emergen múltiples soluciones y las medidas que adoptemos serán determinantes para después. Dependerá de nosotros, entonces, escoger aquellas que proyecten los escenarios menos adversos en el largo plazo, considerando también los requerimientos que el presente y la urgencia impongan. Ciertamente eso dependerá de capacidades, pero también de voluntades.
Protección y proyección
Por lo anterior, es imperativo proteger ciertas industrias, pero también es necesario que de esto emerjan nuevos negocios y nuevas fuentes de empleo que se condigan con nuestras necesidades futuras; y esto implica sacrificar antiguos mercados con todo lo que conlleva. Las medidas de apoyo a las empresas, con énfasis en las pymes, por ejemplo, anunciadas el 19 de marzo en el Plan Económico de Emergencia o en el segundo paquete de medidas anunciado el 8 de abril, apuntan a la necesaria protección de nuestras empresas. Aspecto fundamental, sobre todo si consideramos que de ellas depende la mantención de la gran mayoría de las fuentes de empleo. Ahora bien, ese resguardo colisiona directamente con el incentivo a la adaptación de esas industrias a un nuevo contexto y con el nacimiento de nuevas empresas. No es de extrañar, que justo después de la crisis de 2008 aparezcan compañías como Uber y Airbnb. Estas empresas aprovecharon un timming propicio y actualmente son dos compañías de importancia mundial. Claro está, hay que proteger, pero es igualmente relevante prever que habrá una importante reactivación económica, donde el posicionamiento y planificación previa jugarán un rol sustantivo. Es, en resumidas cuentas, un correcto equilibrio entre preservar, desechar y renovar.
Planificación empresarial frente al Cambio Climático
Lo que une esta crisis con el cambio climático es justamente el desafío de la adaptación a un escenario adverso, pero en plazos distintos. Por este motivo, una de las variables que ha ido tomando fuerza a nivel empresarial es el riesgo climático. Aún no podemos hablar de una incorporación integral de este riesgo en todas las compañías, pero sí es un tema que gradualmente va adquiriendo la importancia que amerita. Veámoslo en concreto. Actualmente no existe compañía que no se vea afectada –positiva o negativamente- con la crisis y todo proyecta que una vez regresemos a niveles de actividad económica sustantiva, ese retorno será bajo una “nueva realidad”. Las empresas, entonces, como output inicial deben contemplar estrategias para sortear las dificultades que impone el Covid-19. Esto se logra mediante estrategias de adaptación en el corto plazo considerando un grado alto de flexibilidad y pragmatismo. Distinto es el caso en lo que refiere a las estrategias de largo plazo, donde un factor primordial a considerar es el cambio climático. Las compañías deberán adoptar estrategias bajas en carbono, implementar programas de reutilización de materiales con economía circular, mejorar en estándares de eficiencia energética e hídrica, entre otros. Esto implica adaptarse a un entorno cambiante, pero también abre nuevas oportunidades. Después de todo, probablemente lo que estamos viviendo será recordado como la puerta de entrada al Siglo XXI.
Óscar Martinez es Director Ejecutivo Chile de Acción Climática
Daniela Saavedra es Directora Climática Regional Acción Climática