Los últimos días hemos podido ver como los mercados de carbono, basados en esquemas de transacción de emisiones transables, han ido ganando terreno alrededor del mundo, lo cual es un buena noticia, ya que es una fórmula, que trabaja sobre el principio de la costo- eficiencia, que podría  reducirse en la siguiente frase” reduzca donde es más barato a fin de conseguir una reducción regional-global”, y que ha demostrado ser un sistema predecible en cuanto al cumplimiento de sus objetivos.

La semana pasada, China lanzó, el largamente esperado Sistema de Comercio de Emisiones Transables que se convirtió en el mayor del mundo, y que partió regulando las emisiones de CO2 y que dentro de los próximo años agregará  otros sectores, hasta alcanzar los 8 mil millones de toneladas de CO2e.

Dentro de la misma semana, la Unión Europea, presentó, dentro de su plan “European Green Deal”  presentó, el llamado “Fit for 55”,que entre otros elementos, contiene una actualización de su Esquema de Transacción de Emisiones (EU ETS) que opera en dicho bloque, y que hoy regula un 45% de las emisiones de CO2, alcanzando aproximadamente los 2 mil millones de toneladas de CO2, desde el año 2003. Dentro de las mayores innovaciones, consagra la incorporación  de los sectores marítimo y aéreo. Recordemos que el sector marítimo representa un 80% del comercio mundial y un 3% de las emisiones de gases de efecto invernadero globales, que se espera que aumente en un 10% al 2050. Del mismo modo,  agrega el “carbon border adjustment mechanism” (CBAM)  que operará   como mecanismo que regula el precio al carbono como un factor competitivo,  penalizando a los socios comerciales  de las UE que no tengan implementado sistemas de precio al carbono y tomen la acción climática seriamente.

Finalmente las buenas noticias están en Chile, donde el Gobierno ha anunciado, a través de la modificación del mal llamado Impuesto Verde, la posibilidad de poder “cumplir por equivalencia”, es decir en vez de pagar los USD 5 por tonelada, se autoriza a “entregar” un bono de carbono por tonelada emitida, entregando flexibilidad al actual sistema de impuesto, que dicho sea de paso, no ha logrado reducir en los 3 años de aplicación las emisiones de CO2 más que en un monto insignificante. Este nuevo mercado de carbono podría llegar a generar hasta 32 millones de toneladas anuales, contribuyendo efectivamente a una reducción de emisiones de CO2 y fomentando de manera decidida, y acorde con los tiempos, a la innovación tecnológica.