Más allá del reciclaje
“No se trata de buscar quiénes pueden recolectar, reciclar y/o reutilizar los productos, sino que es necesario repensar desde el inicio al fin de la cadena de fabricación, qué materiales serán los adecuados para que, posterior a su consumo, puedan reciclarse y así dejar el mínimo desecho. En ese punto aparece el modelo de economía circular baja en carbono”.
Cuando las empresas evolucionan e incluyen prácticas sostenibles, los esfuerzos de reciclaje suelen ser la primera línea que trabajar. Pero esta acción es solo una parte de una ecuación mayor. En el Día Mundial del Reciclaje, reflexionamos sobre qué elementos adicionales son necesarios considerar más allá del reciclaje.
Primero, es la convicción. Con esfuerzos incrementales y una misión bien enfocada que se convierte en parte de la cultura de la empresa, las compañías pueden abordar la sostenibilidad en toda la cadena de valor, lo que implica un cambio que es positivo para las empresas, los consumidores y el planeta.
Segundo, es la asociatividad. Trabajar con aliados en la cadena, ya sea en la etapa de recolección, reciclaje y valorización, desarrollando acuerdos de mutuo beneficio y apoyo al emprendimiento es clave. Esa es justamente la estrategia que por ejemplo Tetra Pak está llevando a cabo, para que los envases de cartón para bebidas tengan una nueva vida útil una vez consumidos.
Este compromiso se ha traducido en diversas alianzas como es el acuerdo firmado recientemente entre Tetra Pak Chile y Morcas, empresa recicladora de la Región de La Araucanía, que permitirá producir placas ecológicas fabricadas íntegramente con envases de cartón post consumo, los que serán obtenidos en procesos de recolección, mediante convenios operativos con diversas municipalidades de la región.
Tercero, es la educación. El consumidor tiene un rol esencial en este proceso. Concientizar en el consumo responsable, eligiendo productos que tienen un sello de sustentabilidad que certifica, por ejemplo, el origen de los materiales, como el sello FSC de manejo forestal responsable que tienen todos los envases de cartón de Tetra Pak; o la ecoetiqueta del Gobierno que identifica los envases reciclables, son herramientas claves para empoderar al consumidor para que haga su parte.
Por último y no menos importante, la necesidad de una mirada más amplia y de futuro. No se trata de buscar quiénes pueden recolectar, reciclar y/o reutilizar los productos, sino que es necesario repensar desde el inicio al fin de la cadena de fabricación, qué materiales serán los adecuados para que, posterior a su consumo, puedan reciclarse y así dejar el mínimo desecho.
En ese punto aparece el modelo de economía circular baja en carbono. Esto se refiere al acto de reducir o eliminar intencionalmente las emisiones de gases de efecto invernadero. Es posible gracias a acciones como el uso de fuentes de energía renovables y un transporte logísticamente eficiente, la reducción del consumo de energía y la adopción de consideraciones ambientales en la fabricación y envasado.
Una economía circular describe el enfoque sobre la regeneración de recursos naturales, la reutilización y el reciclaje de materiales y la reducción de desechos, todo lo cual converge en una disminución del impacto ambiental, manteniendo los elementos por más tiempo en la economía.
En una economía circular baja en carbono se analiza cómo se impacta el clima en toda la cadena de valor, desde la adquisición de materias primas hasta la fabricación y la ejecución.
De esta manera, la mirada a futuro se puede construir y medir para avanzar. En Tetra Pak la ambición es crear el envase de alimentos más sostenible del mundo: un envase de cartón fabricado únicamente con materiales renovables y/o contenido reciclado de origen responsable, que sea totalmente reciclable y sin emisiones de carbono, que permita la distribución ambiente y cumpla con los requisitos de seguridad alimentaria, que nos caracterizan hace más de 40 años.