El verdadero impacto de la restricción vehicular
“En el año 2021, año de pandemia y con el flujo vehicular en niveles mínimos debido a las restricciones a la movilidad, se decretaron 13 pre-emergencias y 2 emergencias, niveles no muy diferentes de los años anteriores, lo cual ratifica que las otras fuentes tuvieron una responsabilidad mayor que las fuentes móviles”.
Comienzan los días fríos en Santiago y con ellos los episodios de contaminación a los que estamos, lamentablemente, muy habituados. La restricción vehicular es una de las medidas para reducir la contaminación y comenzó a aplicarse en los noventa en conjunto con el primer plan de descontaminación de la Región Metropolitana. Pasados más de 20 años cabe preguntarse si su implementación ha tenido el efecto deseado y si lo sigue teniendo.
Para analizar el impacto de la restricción vehicular en la contaminación de la Región Metropolitana es necesario comprender las normas de emisión, las cuales limitan el nivel de contaminación de los vehículos. En septiembre del año 1992 entra en vigor la primera norma de emisión para autos nuevos, lo que genera una nueva categoría conocida, popularmente, como “sellos verdes” o “catalíticos”. La denominación de catalítico corresponde a que estos vehículos incorporan un convertidor catalítico que utilizando metales preciosos es capaz de reducir las emisiones que se expelen por el tubo de escape hasta en un 90%. Además, este tipo de automóviles requiere una gasolina más limpia, lo que obligó a retirar el plomo de todas las gasolinas.
A partir de la primera normativa, se han aplicado sucesivas actualizaciones a los estándares de emisión según se avanza en los mercados internacionales, tanto así que en septiembre del año 2024 se pondrá en marcha la normativa equivalente a la Euro 6, normativa actualmente vigente en Europa, dejando a Chile como el país más exigente de la región en esta materia.
La restricción vehicular tenía (y sigue teniendo) dos propósitos, el primero de ellos es reducir la intensidad de un episodio crítico de alerta, pre-emergencia o emergencia, y el segundo, provocar una renovación “acelerada” del parque vehicular, es decir provocar que se dejen de utilizar vehículos antiguos más contaminantes. Analizar el impacto de la restricción en un día de episodio es complejo porque existe una gran cantidad de variables: fuentes de emisión, variables meteorológicas y efectos puntuales (incendios, quemas, etc.), sin embargo, es posible realizar un análisis tendencial con información objetiva desarrollada en el tiempo.
El inventario de emisiones del año 2005 de la Región Metropolitana declara que las fuentes móviles (vehículos livianos, buses y camiones) emitieron 1.198 toneladas al año de material particulado fino (MP2.5) y en la actualización del inventario de emisiones en el año 2015, declarado en la actualización del Plan de Descontaminación Ambiental (PDA) de la RM 2017, las emisiones fueron de 1.109 toneladas al año, reducción de 89 toneladas en un periodo de 10 años. Se podría pensar que es una reducción menor, sin embargo, en el mismo periodo el parque vehicular creció de 1.050.774 a 1.877.667 vehículos motorizados (Fuente: INE), es decir, las emisiones se redujeron cuando el parque casi se duplicó. Analizando otras fuentes, es posible constatar que ésta no siempre es la tendencia, por ejemplo, las emisiones de Leña Residencial crecieron de 674 a 2.191 toneladas al año entre el 2005 y el 2015, aumento de casi 3 veces. Además, las emisiones de Maquinaria Fuera de Ruta, principalmente, asociadas a la construcción, aumentaron de 142 a 1.143 toneladas año en el mismo período, es decir, 8 veces más.
Una explicación a la reducción de emisiones de las fuentes móviles se puede obtener utilizando la información del INE. Es posible constatar que la Región Metropolitana tiene la menor proporción de vehículos sin sello verde del país. En el año 2005 era de un 30%, mientras que el total país fue de 46% y en el año 2015 ese valor alcanzó un 2%, mientras que el promedio país fue de un 6%. Actualmente, la proporción de vehículos sin sello verde es despreciable: en el año 2020 solamente el 0.85% de los vehículos que circulan por Santiago no tiene sello. Es decir, la Región Metropolitana tendría el parque vehicular más limpio del país producto de la aplicación de la restricción vehicular.
Por otro lado, es muy probable que la restricción vehicular tenga un efecto mínimo en los episodios críticos en el año 2022, considerando que la única medida extra, en pre-emergencia y emergencia, a la restricción permanente, es restringir vehículos sin sello verde que prácticamente no existen (cumplirían al menos 30 años en septiembre). Sin embargo, cabe destacar que esto sucede porque la medida logró su objetivo de largo plazo, que era el de renovar aceleradamente el parque por vehículos más limpios provocando una reducción de emisiones, lo que causa que la responsabilidad proporcional de otras fuentes sea mayor. Algo que se ratificó en el PDA 2017 donde se estableció la restricción actual que restringe a los vehículos con sello verde anteriores al año 2011.
En el año 2021, año de pandemia y con el flujo vehicular en niveles mínimos debido a las restricciones a la movilidad, se decretaron 13 pre-emergencias y 2 emergencias, niveles no muy diferentes de los años anteriores, lo cual ratifica que las otras fuentes tuvieron una responsabilidad mayor que las fuentes móviles. Por lo tanto, es necesario ser más estrictos con las fuentes que han aumentado su responsabilidad como son la leña y la maquinaria fuera de ruta. Por último, considerando el resultado positivo de la medida y para evitar el estancamiento de las emisiones, es necesario actualizar la restricción vehicular para que siga la tendencia de renovación del parque, enfocándola en el cambio tecnológico que se viene: vehículos de cero emisiones.
Postdata: La restricción vehicular no provocó un aumento del parque mayor que en el resto del país. Si se utiliza el censo de población 2017 y el parque regional del año 2020, la Región Metropolitana está en el 13vo lugar en tasa de motorización con 298 vehículos cada 1.000 habitantes, mientras que la tasa de motorización del país es de 312 vehículos por cada 1.000 habitantes. Las regiones de Valparaíso, O’Higgins y Maule tienen tasas de motorización mayores a la RM, con 320, 348 y 389 vehículos por cada 1.000 habitantes respectivamente.
*El autor es además investigador asistente en el Instituto Universitario De Motores Térmicos de la Universidad Politécnica de Valencia (España).