El tiempo de la economía lineal terminó ¿bienvenida la economía circular?
“La economía circular es quizá el primer esfuerzo consciente a nivel global de transformar los sistemas productivos y de consumo en un plazo acotado de tiempo, pero sabiendo que debemos ser capaces de igualar los beneficios del sistema lineal, eliminando sus efectos negativos”
Acaba de cerrar en Finlandia el Foro Mundial de Economía Circular 2023 con un mensaje claro “el tiempo de la economía lineal ha terminado”. Siendo un argumento central, que este modelo le ha fallado no solo a la naturaleza sino a las personas, por lo cual es imperativo dejar atrás la forma de producción y consumo que ha definido a nuestras sociedades postrevolución industrial.
Sin embargo, existe una diferencia entre la intención declarativa y la realidad fáctica. Al año 2023 el modelo lineal sigue siendo la forma predominante a través de la cual en los últimos 200 años curamos enfermedades, alimentamos al mundo, educamos, nos movemos entre los continentes, y, en resumen, permitimos un creciente acceso a bienes y servicios como nunca en la historia de la humanidad se había logrado. Entonces ¿por qué podemos afirmar que ha fallado y se hace necesario decirle adiós?
El más común de los argumentos es el impacto casi irreversible sobre los ecosistemas naturales. Por una parte, extraemos más recursos de los que el planeta es capaz de regenerar, al punto que al 2022 se requirieron 1.8 tierras para cubrir nuestras necesidades. Por otra, la contaminación generada, en diversas formas, nos ha llevado a sobrepasar los límites planetarios que sustentan la vida, lo que se expresa de forma elocuente en el cambio climático o la contaminación de los océanos, para mencionar dos de los más conocidos ejemplos.
Pero esta necesidad de cambio no se reduce solo a los aspectos ambientales, son también económicos. A medida que superamos las posibilidades de regeneración de los ecosistemas y nos enfrentamos a la realidad que parte importante de los recursos no renovables disminuyen en cantidad y calidad, los costos de las cadenas de producción a escala global se ven incrementados, lo que afecta irremediablemente la competitividad de las empresas y, finalmente, la vida de las personas. Por tal razón, parafraseando Keynes, si no nos ocupamos hoy del problema en el largo plazo estamos muertos.
Por si no fuera suficiente, está bien establecido que también se viven importantes efectos sociales. Los costos que deben pagar los más pobres como producto de la contaminación y la búsqueda incesante de menores costos de producción a costa de la explotación del medio ambiente, no pueden dejar al mundo indiferente. Asimismo, en un planeta donde conviven países que proveen recursos naturales y otros que producen bienes de alto valor agregado ha generado también un abismo cada vez más difícil de superar.
Entonces parece de toda lógica que el actual modelo de extraer, producir, usar y desechar (modelo lineal) deba ser superado y abrazar uno nuevo que sea circular para generar bienestar para las presentes y futuras generaciones. Sin embargo, el desafío es mayor y no debe ser visto de forma ingenua.
La economía circular es quizá el primer esfuerzo consciente a nivel global de transformar los sistemas productivos y de consumo en un plazo acotado de tiempo, pero sabiendo que debemos ser capaces de igualar los beneficios del sistema lineal, eliminando sus efectos negativos. Pero la economía lineal no se estableció en una década, sino en siglos de ensayo-error que se aceleraron bruscamente con la revolución industrial, por lo cual su reemplazo requiere una capacidad de transformación como nunca hemos visto.
Nuestras políticas públicas, mercados, estrategias empresariales, ciencia y tecnología, por mencionar solo algunas, se han construido para responder a las necesidades de la economía lineal y su perfeccionamiento. Decir hoy que debemos cambiar lo que ha configurado a nuestras sociedades, es una declaración que supera nuestra capacidad de dimensionar el compromiso que requiere.
La buena noticia es que algo ha estado sucediendo. Progresivamente los gobiernos están diseñando estrategias e instrumentos para avanzar hacia la circularidad. Las empresas, sobre todo las de gran tamaño, están comenzando a integrar la economía circular en sus modelos de negocios, que se suman a un creciente grupo de emprendimientos sustentables y verdes. Las universidades y centros de conocimientos han estado aportando de forma sistemática conocimiento para comprender lo que es, cómo se aplica y los resultados de la economía circular. Muy incipiente aun es la relación con los/as consumidores que están alejados de la discusión de la economía circular.
Pero no debemos confundirnos, este camino está comenzando y aun es frágil porque dos instintos humanos están en pugna. Por un lado, el de la seguridad que nos lleva a no cambiar lo que en apariencia funciona y, por otra, el de sobrevivencia que nos grita que el camino que hemos seguido solo conduce a un trágico final. Por esta razón, el compromiso político como sociedades es esencial para decirle adiós a la economía línea y dar la bienvenida la economía circular.