El futuro de los ODS frente a los desafíos de la Convención Constitucional
“Chile ha iniciado un proceso de pensar su diseño institucional y visión de país que a ratos tensiona el sistema democrático por la complejidad e interacción de los sistemas económicos, sociales y ambientales con el sistema político. En este proceso reflexivo necesitamos principios donde el respeto hacia las personas y organizaciones, en tanto sujetos de derechos y responsabilidades, y en su relación con el entorno natural y construido le sea posible realizar diferentes estilos de vida con modelos productivos que posibiliten soluciones diversas e innovadoras para enfrentar la crisis climática y sanitaria”.
Hace algunos días, una empresa multinacional cambió el nombre de una de las galletas más conocidas en Chile a “Chokita”, una estrategia de marketing para responder a tendencias y sintonizar con valores emergentes dentro de una sociedad global y multicultural. La estrategia del cambio de nombre empatizó bien con las redes sociales que, mediante sus interacciones y memes, lograron contribuir con marcas como “dignidad” o “nosotros” dando cuenta de un país polarizado que requiere lograr acuerdos mínimos de convivencia.
La estrategia adoptada por la organización contrasta con estudios como los de la FAO, que señala que durante 2020 se desperdiciaron cerca del 14% de alimentos antes de llegar a los mercados. Dicha pérdida fue valorada en alrededor de 400.000 millones de dólares. A lo anterior debemos añadir las consecuencias del Covid-19 que ha puesto en riesgo la seguridad alimentaria de 132 millones de personas en el mundo, sin desconocer las pérdidas producidas -adicionalmente- por los efectos del cambio climático y su impacto en las cadenas de aprovisionamiento y la pérdida de empleos. En julio de 2021 la Organización Internacional World Wild Foundation, en su informe anual, reconocía que en la actualidad se producen alimentos suficientes para alimentar a toda la población mundial; sin embargo, existen estudios que afirman que un tercio de la población pasa hambre.
Esta paradoja da cuenta que la relación entre producción y consumo no es responsable ni sostenible. Al respecto, se observan asuntos relevantes que cualquier estrategia empresarial debe analizar antes de tomar una decisión. Por una parte, la importancia de armonizar intereses de inversionistas y comunidades locales porque son ciudadanos de un mundo global y local al mismo tiempo; se requiere considerar el contexto socio ambiental y económico del entorno donde se realizan las actividades productivas y, finalmente, es preciso tomar en cuenta los valores éticos universales y las regulaciones provenientes del sistema político y administrativo local. Cabe señalar que, según el filósofo Daniel Innerarity, hasta ahora los ciclos económicos y políticos, por su énfasis en el corto plazo, no han considerado en sus procesos de toma de decisión a largo plazo de la naturaleza.
En este escenario, Chile ha iniciado un proceso de pensar su diseño institucional y visión de país que a ratos tensiona el sistema democrático por la complejidad e interacción de los sistemas económicos, sociales y ambientales con el sistema político. En este proceso reflexivo necesitamos principios donde el respeto hacia las personas y organizaciones, en tanto sujetos de derechos y responsabilidades, y en su relación con el entorno natural y construido, le sea posible realizar diferentes estilos de vida, con modelos productivos que posibiliten soluciones diversas e innovadoras para enfrentar la crisis climática y sanitaria. Para esto se requiere inteligencia colectiva aplicada, debido a que ambos fenómenos tienen alcance global. Este escenario requiere ser gobernado con un enfoque de solidaridad, responsabilidad y mecanismos que hagan efectivo el cumplimiento y las sanciones para las generaciones presentes y futuras.
Finalmente, la pandemia nos ha recordado que somos parte de un sistema interdependiente y esto nos obliga a pensar, tal como lo señala Innerarity, en soluciones complejas. En esa dirección, los Objetivos del Desarrollo Sostenible tienen en su fundamentación un enfoque ético y ofrece a los constituyentes una línea base para construir una reflexión práctica en la adopción de decisiones justas y prudentes, a través del diálogo y amistad cívica, en asuntos que son globales y multiculturales con importantes impactos para nuestro país.