Chile debe y puede ser líder en inversiones renovables
“Debemos reforzar la certidumbre regulatoria y socioambiental para el correcto desarrollo de los proyectos, que buscan aportar directamente a las metas de carbono neutralidad de Chile, como también en mejorar la calidad de vida de la ciudadanía a través del recambio de energías contaminantes. Para esto, es clave trabajar colaborativamente, buscando acuerdos público-privados para fomentar la inversión en esta materia, el desarrollo de nuevas tecnologías como el almacenamiento de energía, colaborar entre las compañías que están liderando la transición energética para levantar los mejores estándares para la industria y reforzar el relacionamiento temprano y efectivo con las comunidades”.
En la última publicación del Ranking RECAI (por sus siglas en inglés), desarrollado por E&Y, y que tiene como objetivo identificar los 40 países con mayor atractivo para invertir en Energías Renovables, Chile se mantuvo en el top 15, pero bajó dos puestos.
A pesar de la vulnerabilidad y la incertidumbre de los tiempos que estamos viviendo, tanto desde una mirada global como local, nunca había sido tan necesario implementar políticas públicas en favor de las energías renovables, y es que la crisis climática ha perdido el protagonismo que tiene ante las situaciones mundiales que hemos vivido -como la pandemia o la guerra en Ucrania-, pero sigue presente, a paso seguro, y debemos hacerle frente.
Hace tiempo que Chile se convirtió en un país sumamente atractivo para invertir en energías limpias. En 2015 se integró por primera vez como parte del top ten de este ranking. A eso se suma que, en diciembre de 2021, y por cuarto año consecutivo, Chile se ubicaba en los primeros lugares del ranking Climatescope, de Bloomberg, reforzando su liderazgo a nivel regional en materia energética.
Este año, en su última edición, el RECAI ubica a Chile en el puesto 14, siendo superado sólo por Brasil en la región (13°), bajando dos escalones de su versión anterior, pero afirmándose con fuerza para mantenerse en el top 15. Este descenso ha sido gradual y es debido a múltiples factores. La inestabilidad económica debido a una fuerte recesión a nivel mundial, un estancamiento de inversiones en sectores claves, un cambio de gobierno y de coalición en el país y un proceso de redacción de una nueva Constitución, sólo por mencionar algunas materias, obligan, sin duda, a poner el acelerador y seguir la ruta de un país más sostenible en materia energética.
Debemos reforzar la certidumbre regulatoria y socioambiental para el correcto desarrollo de los proyectos que buscan aportar directamente a las metas de carbono neutralidad de Chile, como también en mejorar la calidad de vida de la ciudadanía a través del recambio de energías contaminantes. Para esto, es clave trabajar colaborativamente, buscando acuerdos público-privados para fomentar la inversión en esta materia, el desarrollo de nuevas tecnologías como el almacenamiento de energía, colaborar entre las compañías que están liderando la transición energética para levantar los mejores estándares para la industria y reforzar el relacionamiento temprano y efectivo con las comunidades.
Superar los obstáculos de crecimiento, la incertidumbre y trabajar por una regulación estable y certera del mercado eléctrico es clave para lograr el despliegue de los más de 22 GW que Chile necesita para retirar el carbón de su matriz. La meta es ambiciosa, considerando que Chile tiene el desafío de terminar sus plantas de generación eléctrica en base a carbón en 2040 y ser una nación 100% carbononeutral al 2050, pero nuestro país puede y debe ser líder en inversiones renovables para lograr esos objetivos.