Si bien la Ley REP aún no está en etapa de implementación, durante todo el último año hemos visto cómo los empresarios se han acercado a un problema que antes percibían como ajeno y que estaba en manos de un solo actor: los municipios. Hoy, en cambio, el mundo privado entiende los residuos como un tema del que tiene que preocuparse y ocuparse, lo que nos habla de que la Ley REP ya ha generado un valor, un incipiente cambio de conciencia.

Lo anterior abre una tremenda oportunidad. Hoy las empresas deben crear y desarrollar de una manera distinta los productos que lanzan al mercado, pensar de manera temprana cómo disminuir la generación de sus residuos y cómo hacerse cargo posteriormente de estos mismos.

Aún hay varias tareas pendientes, entre ellas el informar y educar más a la ciudadanía a través de nuevos servicios y campañas de comunicación efectiva. No obstante, el cambio de mentalidad ya empezó, por ejemplo, tras la eliminación de bolsas plásticas en el comercio.

El desafío ahora está en aumentar nuestras bajas tasas de reciclaje y capacidad instalada para la valoración de residuos, y en el definir cómo los distintos actores asociados, ya sean públicos o privados, contribuyen con este propósito.

Para poder seguir avanzando se requiere de inversión e innovación, porque si bien en el caso de materiales como el PET y la celulosa se cuenta con cadenas bastante más articuladas, con la implementación de la Ley REP se abre la necesidad de recuperar también otros tipos de productos del mercado.

El espíritu al que nos invita la ley no puede perderse de vista. Los municipios, los gestores, los recicladores de base, los productores y las autoridades pueden dar con soluciones integrales, entendiendo los residuos como un problema común ante el cual deben unir sus capacidades y alcanzar soluciones efectivas y en el corto plazo.

*Mayling Yuen es directora ejecutiva de Compromiso Empresarial para el Reciclaje (CEMPRE Chile)