Olores contaminantes: Chile ya tiene primera norma que regula olores en industrias porcinas
¿Es posible medir un olor? Sí. No es fácil ni existe un solo método, pero la primera Norma de Olores del país se encarga precisamente de estandarizar una técnica de medición que evite conflictos como el ocurrido en Freirina en 2012. Igor Valdebenito, jefe del Departamento de Ruido, Lumínica y Olores del Ministerio del Medio Ambiente, explica a País Circular cómo funciona esta normativa y por qué los olores son un contaminante que puede afectar nuestras vidas.
La comuna Freirina, en la región de Atacama, estuvo al centro del debate durante 2012 debido al conflicto socioambiental entre los habitantes del sector y la planta de cerdos de la empresa Agrosuper. Los múltiples efectos que producían los olores que emanaban de la empresa hacían imposible que los freirinenses pudieran tener una calidad de vida adecuada.
Los olores eran muy fuertes, variaban entre la feca de los porcinos y la descomposición de los cuerpos de los animales, cambiando la intensidad de acuerdo a la hora del día y la temperatura del ambiente. Además, los vecinos sufrían por la gran cantidad de moscas que llegaban a sus casas debido a la pestilencia.
La planta era reconocida por ser la más grande de Latinoamérica, con casi medio millón de cerdos, y por contar con una inversión de 400 millones de dólares. El conflicto escaló a tal punto que finalmente la empresa decidió cerrar indefinidamente la planta porcina.
A más de 10 años de este episodio, aún Freirina persiste en la memoria, ya que a partir de este evento es que Chile inició un proceso para la regulación de los olores y por fin cuenta con la primera norma ambiental de olores, que entró en vigencia el 6 de febrero pasado.
La norma porcina
Esta regulación a los olores es la primera de su tipo en Chile, y parte justamente con los planteles de cerdos. Igor Valdebenito, jefe del Departamento de Ruido, Lumínica y Olores del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), explica que fue un largo camino de estudios sobre la materia, pero que resultó muy fructífero ya que por fin el país cuenta con una normativa donde la tecnología juega un rol fundamental.
“Esta norma fundamentalmente tiene que ver con un piso tecnológico, ya que este sector no estaba regulado. Analizamos el escenario, hicimos varios estudios de diagnóstico y vimos que había un tema tecnológico bastante dispar entre los planteles. Entonces ese fue nuestro norte, poner un piso tecnológico que nos ayudara a controlar los olores y el impacto que provoca a la comunidad cercana a los planteles”, explica Valdebenito.
Durante 2020, el Ministerio del Medio Ambiente contabilizaba un total de 83 planteles de porcinos en Chile, los que se concentran en la zona centro sur del país (75% en las regiones Metropolitana y O’Higgins). Todos están ubicados en zonas rurales, pero aún así impactan a cerca de 40 mil personas que viven cerca de las plantas.
De acuerdo a la cantidad productiva de cada centro, los planteles son categorizados como pequeños (750 a 25 mil animales), medianos (25 mil a 50 mil) o grandes (mayor a 50 mil). Para cada una de estas categorías, la norma exige reducir la emisión de olores (en el caso de los planteles pequeños y medianos); y en el caso de las grandes, deberán cumplir con un límite máximo de impacto de olor. Además, en el caso de planteles nuevos, deben implementar desde el primer día de operación las mejoras tecnológicas que mitiguen los olores.
“Trabajamos con la definición de la OMS que no solamente considera la ausencia de enfermedades como salud, sino que también toma en consideración la calidad de vida, que es una definición súper importante. Es cierto que esto no tiene un riesgo mayor, pero ya existe una molestia y hay una afección a la calidad de vida que impacta en la salud”.
Medición y fiscalización
¿Es posible medir un olor? Es algo complejo, pero no imposible. Si bien no existe ningún instrumento capaz de reemplazar el olfato humano, existen técnicas como la olfatometría que puede determinar la concentración de un olor en una muestra específica. También existen otros instrumentos y técnicas para poder detectar olores, por lo que la norma que actualmente tiene Chile cobra más relevancia, ya que crea un estándar.
“Existen normas técnicas internacionales que nosotros estandarizamos y oficializamos en Chile. Además, estandarizamos la evaluación de proyectos que emiten olores en el SEIA, también nos dedicamos a eso como pavimentando el camino para la norma”, explica el jefe del Departamento de Ruido, Lumínica y Olores del MMA.
La Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) es la institución que se encargará de fiscalizar que se cumpla la normativa en todos los planteles del país.
Calidad de vida
Si bien alguien podría considerar que sentir un olor desagradable no es tan grave como, por ejemplo, exponerse a la emisión de metano, los olores, así como el ruido y la luz, también son considerados estresores ambientales. En otras palabras, contaminación.
“Nosotros trabajamos con la definición de la OMS que no solamente considera la ausencia de enfermedades como salud, sino que también toma en consideración la calidad de vida, que es una definición súper importante. Es cierto que esto no tiene un riesgo mayor, pero ya existe una molestia y hay una afección a la calidad de vida que impacta en la salud”, detalla Valdebenito.
De hecho, durante 2012, los habitantes de Freirina denunciaron los mareos y náuseas que generaban los malos olores de la planta porcina, además de dolores de cabezas y patologías asociadas. Cabe destacar que también la salud mental de la comunidad se vio afectada, ya que no podían llevar una vida normal por las medidas que debían adoptar para manejar el olor, tales como encerrarse en sus casas, entre otras.
Las próximas industrias
Cuando comenzó a desarrollarse la estrategia de olores a partir del conflicto en Freirina, el Ministerio del Medio Ambiente identificó aproximadamente 12 sectores potenciales generadores de olor, entre los que destacan cinco: planteles porcinos, procesamiento de productos del mar, planta de tratamiento de aguas servidas, plantas de celulosa y sitios de disposición final de residuos.
Igor Valdebenito detalla que de este grupo, a la norma porcina le seguirá aquella que regulará las emisiones en pesqueras y en plantas de celulosa: “Hace unos días, el 13 de febrero, comenzó la consulta pública del anteproyecto de lo que será la segunda norma de olores en Chile, sobre el sector pesquero, que se extenderá hasta el 10 de mayo. Además, está en revisión la de celulosa, porque ya existe una norma que tiene que ver con gases, pero le vamos a incorporar el tema de olores”.
El funcionario también destaca que en el corto plazo el desafío es integrar a los municipios a estas nuevas normativas, con la gestión ambiental local. Para esto, el Ministerio del Medio Ambiente en su sitio olores.mma.gob.cl ha dispuesto toda la información que no solo detalla la norma referente a cerdos, sino que a otras industrias, e información sobre las acciones de la estrategia.