El olor también contamina: proyecto de ley espera patrocinio del Ejecutivo para avanzar en su tramitación
Ingresado a trámite legislativo en 2015, el proyecto de ley -que modifica la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente- busca reconocer al olor como un agente contaminante que debe ser considerado al momento de establecer las normas primarias dictadas por la autoridad. Lo que hay en la legislación chilena, por el momento, son normas sectoriales, por lo que esta iniciativa obliga a las industrias que emiten olores a someterse al sistema de evaluación de impacto ambiental. “Los mataderos, los planteles caninos y porcinos, entre otras industrias, necesitan elevar sus estándares, sobre todo en materia de olores”, comenta el senador Alfonso de Urresti al respecto.
A más de siete años de su ingreso al Congreso por moción parlamentaria de un grupo de diputados y diputadas, el proyecto de ley que reconoce al olor como agente contaminante (boletín N° 10268-12) recién se reactivó en octubre de este año en la Comisión de Medio Ambiente del Senado, con la invitación a exponer al Ejecutivo, representado en el Ministerio del Medio Ambiente (MMA).
Actualmente en segundo trámite constitucional, la iniciativa de ley que modifica la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente (Ley N° 19.300) busca introducir en la legislación ambiental una mención expresa al olor como factor de contaminación y como un elemento a considerar para establecer las normas primarias dictadas por la autoridad respectiva.
A la espera de su votación en particular en la Comisión de Medio Ambiente del Senado, el proyecto fue revisado en dos sesiones de dicha instancia en 2020 (fueron invitados el diputado Diego Ibáñez; la diputada Daniela Cicardini; el ex subsecretario de Medio Ambiente, Javier Naranjo; y el director ejecutivo de la ong FIMA, Ezio Costa), mientras que en la última fue recibido el equipo del MMA, en el que expuso Daniela Caimanque, jefa de la sección Olores, del Departamento de Ruido, Lumínica y Olores de la División de Calidad del Aire, del referido Ministerio.
En líneas generales, el proyecto incorpora la palabra “olores” dentro del literal c) del artículo 2 de la Ley N° 19.300, referido a la definición de “contaminación”, y la palabra “olor” en el literal d) del mismo artículo, alusivo a la definición de “contaminante”. Asimismo, incluye al olor dentro de la definición, en la letra n) del artículo 2 de la ley, de “norma primaria de calidad ambiental”.
De la misma manera, agrega un nueva definición en ese mismo artículo de la ley, sobre “olores molestos”, que serían “aquellos susceptibles de causar trastornos que signifiquen la alteración de las condiciones normales de vida de una persona, comunidad o del medio ambiente”.
Además, y esto es muy importante, el proyecto implica una modificación del artículo 11 de la Ley N° 19.300, relativo a los efectos, características o circunstancias que generan ciertos proyectos o actividades. En lo sustantivo, la modificación apunta a que los proyectos o actividades susceptibles de causar impacto ambiental (en este caso, olores) requerirán de un estudio de impacto ambiental. En otro punto, el proyecto apunta a incluir una norma de olores en las ordenanzas municipales.
“Este proyecto debiera tener un efecto de alzar los estándares en esta materia, actualizar las normativas y, por supuesto, provocar la disminución de los olores molestos que emanan de las respectivas industrias”.
El debate al interior de la Comisión
El senador Alfonso de Urresti, integrante provisorio de la Comisión de Medio Ambiente del Senado, que participó en la última sesión en la que se abordó este proyecto de ley, en reemplazo de la senadora Isabel Allende, opina a favor de la iniciativa, por cuanto “existe en Chile una falta de regulación de los olores, que nos ha llevado a situaciones ampliamente conocidas como el caso de la chanchería en Freirina con todos los daños ambientales y para las personas que eso conlleva”, dice a País Circular.
De Urresti también se refirió a un debate surgido el 18 de octubre de 2022, cuando expuso Lorena Caimanque, jefa de Olores del MMA, en la Comisión. En aquella ocasión se dijo que el proyecto, tal cual está, podría obligar a industrias como las panaderías a someterse a impacto ambiental por la emisión de olores. Frente a esto, el parlamentario subraya a este medio que “no hay que llevar al extremo la discusión porque entendemos que el espíritu del proyecto no se refiere a las panaderías, eso es de toda lógica. Sin embargo, los mataderos, los planteles caninos y porcinos, entre otras industrias, necesitan elevar sus estándares, sobre todo en materia de olores. Por lo mismo, se debe analizar cuidadosamente esta modificación normativa”.
En tanto, el senador Juan Ignacio Latorre, integrante de la Comisión de Medio Ambiente del Senado, comenta a País Circular que “rescato este proyecto porque sabemos que en Chile hay conflictos socioambientales relacionados con malos olores de empresas, sobre todo relacionados con la industria alimenticia, que genera un malestar agudo y permanente en algunas comunidades. Hay que revisar la regulación, los estándares, sanciones, para aminorar ese contaminante ambiental. Siempre hay que innovar en materia ambiental, escuchando el malestar y buscando evidencia comparada sobre cómo se hace en otros países. Que esté sobre la mesa la discusión nos permite buscar la mejor regulación posible”.
Por su parte, el Ministerio de Medio Ambiente, a través de su jefa de Olores, Daniela Caimanque, comenta a este medio que “el proyecto de ley nos parece positivo, porque permite insertar con mayor fuerza la gestión de olores dentro de la gestión ambiental del países, tal como se realiza con otros contaminantes”. Sin embargo, Caimanque dice que el MMA ha trabajado con una estrategia para la gestión de olores desde 2013, “cuyo avance principal ha sido la elaboración de normas de emisión de olores, con el objetivo de proteger la salud de las personas y mejorar su calidad de vida”. Esas normas fueron descritas con detalle en la exposición de Caimanque en octubre de 2022 en la sesión de la Comisión de Medio Ambiente del Senado.
“El proyecto de ley nos parece positivo, porque permite insertar con mayor fuerza la gestión de olores dentro de la gestión ambiental del países, tal como se realiza con otros contaminantes”.
Patrocinio del Ejecutivo
Si bien en su exposición, Caimanque, a nombre del Ejecutivo, celebró la discusión del proyecto de ley, al mismo tiempo informó los avances que ha suscrito el Ministerio del Medio Ambiente en esta materia. Citó el caso de la primera norma de olores para el sector porcino, la cual se encuentra en Contraloría, a la espera de su aprobación y su publicación que debiera darse durante el gobierno del Presidente Gabriel Boric.
Asimismo, dio cuenta de dos decretos supremos de norma de emisiones de olores: una, sobre compuestos, aplicable a las plantas de celulosa, y otra, que apunta al sector pesquero. Ambos se encuentran como anteproyectos y se aprontan para someterse a consulta pública.
Una vez que se creó, en 2017, el Departamento de Ruido, Lumínica y Olores del MMA trabajó en una guía de evaluación de impacto ambiental por olores. Caimanque dijo que hay sectores industriales que ya ingresan al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) por olores, y se mostró en desacuerdo con incluir una regulación de olores en las ordenanzas municipales, porque ésta -según dijo- ya existe en la legislación actual.
En efecto, agregó Caimanque, la generación de olores no es solo asociada a grandes industrias, sino a empresas de menor tamaño y a actividades que operan en las comunas, como los mercados y las ferias. “Tenemos una iniciativa del MMA para elaborar una ordenanza genérica de un plan de gestión de olores que pueden usar los municipios”, dijo en aquella oportunidad.
Luego de la exposición de Caimanque, surgieron algunas dudas de parte de los senadores presentes en la Comisión. Por ejemplo, el senador Sergio Gahona preguntó si había alguna forma de objetivar qué se entiende por “olores molestos”, habiendo tanta subjetividad implícita en la misma definición. La experta del MMA, a modo de respuesta, dijo que sí había manera de objetivar el olor con estándares internacionales, y citó el acrónimo FIDOL para explicarlo mejor.
“FIDOL es un acrónimo que nos sirve para explicar ciertas condiciones para considerar cuándo estamos en presencia de un olor molesto. F es de frecuencia, para que sea molesto tiene que ser frecuente en el tiempo; I es sobre la intensidad del olor, qué tan fuerte es; D refiere a la duración, tiene que ser duradero; O es sobre la ofensividad, sobre lo desagradable que puede ser; y finalmente la L refiere a la localización de los receptores del olor, es decir, si entra a mi hogar”, detalló Caimanque.
Sobre la discusión misma del proyecto de ley, retomada mientras ejercía la presidencia transitoria la senadora Carmen Gloria Aravena (recién hace dos semanas la senadora Paulina Núñez reanudó la presidencia), el senador De Urresti prevé que “este proyecto debiera tener un efecto de alzar los estándares en esta materia, actualizar las normativas y, por supuesto, provocar la disminución de los olores molestos que emanan de las respectivas industrias”.
Para que el texto avance en su tramitación en la Comisión y pueda pasar a sala, De Urresti cree que es muy importante “que el Ejecutivo se pueda hacer parte y patrocine a través de poner urgencia. Yo esperaría que éste fuera uno de los proyectos priorizados”, concluye a País Circular.