Empresa chilena de frutos secos Millantú inicia su expansión a Estados Unidos y fortalece su política de sustentabilidad
Nacida en 1980 en la localidad de San Javier, pero hoy alojada en Talca, esta marca familiar líder en la fabricación y comercialización de maní, almendras, pistachos y surtidos de frutos secos incorpora en sus procesos la recuperación de las cáscaras de avellanas para transformarlas en compost, además de reutilizar el aceite usado en sus procesos. Actualmente se encuentran trabajando en un campo productivo en Chillán para cultivar el avellano chileno.
El año 1980 Mario Montes y Paula Mac-Clure, padres de Diego Montes, procesaban avellana chilena y fueron creciendo rápidamente hasta alcanzar almacenes importantes, ya con el nombre Millantú. En el año 1983, de hecho, ya tenían acuerdos económicos con el supermercado Jumbo que recién estaba comenzando. Hoy Millantú se ha transformado en una marca presente en cada picoteo, reunión o evento importante en la mesa de los chilenos.
A 43 años de su creación, la empresa Millantú sigue plenamente vigente, con presencia en grandes cadenas e incorporando otros productos como maní, pistachos, castañas de cajú y un surtido de frutos secos. “Hoy sigue siendo una empresa familiar, trabajo aún con mis padres y cuatro de los cinco hermanos”, narra Diego Montes, gerente de desarrollo de negocios de esta firma alojada desde 1989 en Talca.
“Millantú ha tenido muchísimos hitos durante su trayectoria. Primero era una empresa manual, con mucho personal que seleccionaba productos en buen y mal estado, y ahora estamos pasando por una fase de industrialización, con maquinarias y otras tecnologías”; agrega Montes.
Durante los primeros meses de 2023 iniciaron operaciones en Estados Unidos, buscando consolidar su expansión al mercado norteamericano. Hoy se están comercializando ocho productos, los cuales, “fueron sometidos a un proceso de rebranding, para ser posicionados en un mercado nuevo y competitivo”, dice el gerente de desarrollo de negocios de la marca.
En tanto, uno de los hermanos socios de la empresa, Agustín Montes cuenta que para el 2024, Millantú proyecta enfocarse en el estado de Florida, con 22 millones de habitantes y un poder adquisitivo cuatro veces mayor al de Chile. La idea, luego, es llegar a otros estados dentro del país del norte.
El espíritu de cuidado al medio ambiente
“En la familia siempre nos criaron en la cultura no tirar la basura y de cuidar el medio ambiente”, revela Diego Montes, quien así explica la política que desde hace algunos años impulsa la empresa: recuperar las cáscaras de avellanas para transformarlas en compost de alta calidad.
“En la fábrica tenemos una caja de compost gigante de cáscaras de avellana que luego se convierte en tierra de hoja. Es solo cáscaras de avellana. Las tenemos hace muchos años y hoy día sabemos de un flujo para manejar este compost, el cual lo vendemos o lo usamos en casas de amigos o familiares”, añade el gerente de desarrollo de negocios de Millantú.
Asimismo, hace unos cuatro o cinco años mandaron a hacer un estudio de su huella de carbono, que determinó que las áreas que más emiten emisiones dentro de la empresa es el transporte, por los productos que importan, y por la cantidad de aceite que se usaba en los procesos productivos.
De ahí que hace dos años, dice Montes, “logramos implementar un quemador de aceite en nuestra freidora principal para usarlo en lugar de gas. Extraemos el aceite que no se usa, ingresa a un sistema de filtrado y luego al quemador. Hay que pensar que en nuestros procesos nuestro consumo de gas es muy grande, porque mil litros de gas no se calientan en dos horas. Cada vez recurrimos menos al gas”.
Finalmente, en su primera etapa, como se dio al principio, Millantú le compraba la avellana a recolectores entre el Maule y el Biobío. Con la idea de recuperar la forma de cultivo del avellano que se da sólo en Chile y Argentina, la familia Montes compró un campo productivo en la zona de Chillán.
“Hoy no existe cultivo de avellano, ya no se da en la zona silvestre. La compra a antiguos recolectores de avellana ya no se da, se ha ido diluyendo. Ya no hay gente que se dedique a recolectar. En el campo trabajamos con un agrónomo y con CONAF. Lo hacemos por un tema de tener avellanas, pero también lo miramos de una forma filantrópica o romántica que es la esencia de Millantú”, cierra Diego Montes.