Entre las muchas implicancias que dejó la histórica “megaelección” del 15 y 16 de mayo, tal vez el hecho más resonante sea la abrumadora presencia de las candidaturas independientes al interior de la Convención Constitucional. Distribuida en varias listas, los independientes -sin postular bajo el amparo de un partido político- sumaron 48 cupos de los 155 convencionales constituyentes elegidos, es decir, el 31 por ciento. Esto es sin contar los 17 escaños reservados para los pueblos originarios.
De ese mundo independiente, muy ligadas a los movimientos sociales que suman una larga trayectoria, anterior al estallido social del 18 de octubre de 2019, provienen aquellos convencionales cuyo eje central -o al menos que forma la base de su propuesta programática- son las temáticas medioambientales. Derechos a la naturaleza, consagración del agua como un bien común inapropiable y transformación del modelo extractivista a uno más sustentable concentran el foco de los contenidos que cuatro constituyentes electos, entrevistados aquí por País Circular, intentarán transferir al texto final de la nueva Constitución.
Cristina Dorador: la bióloga y científica antofagastina que aboga por una Constitución ecológica
Candidata de la lista Movimiento Independientes del Norte, la bióloga Cristina Dorador (41 años) lideró las preferencias de votación en el Distrito 3 (Región de Antofagasta). Nacida en la capital regional, aunque vivió su niñez en Mejillones, Dorador es académica de la Universidad de Antofagasta y tiene una amplia experiencia como científica y especialista en microbiología.
Pero, además, Dorador pertenece a la Sociedad Civil por la Acción Climática (SCAC), y desde la academia y el activismo aboga por transformaciones desde el punto de vista socio ambiental. Una de las propuestas centrales que intentará llevar al texto final atañe a una Constitución ecológica que “ponga en el centro a la naturaleza y que a partir de ahí emane una serie de derechos fundamentales como el derecho humano al agua con seguridad hídrica, y también la disponibilidad del recurso para los sistemas naturales, por sobre los usos productivos.
“Debemos cuestionarnos el modelo económico basado en el extractivismo. Esto no es una crítica a la industria. Sabemos que necesitamos minerales; el tema es la forma. Bien sabemos que nuestro planeta es finito y la sobreexplotación de los recursos genera muchas problemáticas. Antofagasta tiene una de las cifras más altas en cáncer al pulmón, hay muchas zonas mal llamadas “de sacrificio”. Digo mal llamadas porque ese concepto genera mucho estigma, y en realidad debiesen ser llamadas ‘zonas de concentración industrial’”, dice la científica.
Respecto de la minería, actividad productiva muy diseminada por la región que representará en la Convención Constitucional, Dorador dice que es urgente cambiar en la carta magna el carácter de los salares, desde lugares “explotables” a “ecosistemas complejos con mucha biodiversidad”. Es decir, “que no son yacimientos de boro, sino un lugar que tiene un pasado, un patrimonio histórico, donde hay seres vivientes. Nos cerramos muchas veces a decir que esto es idealista y no es así: es evidencia pura”, remarca Dorador.
La constituyente electa por la Región de Antofagasta piensa que, a la luz de la distribución política de los 155 escaños y, concretamente, debido a la derrota de la coalición Chile Vamos, la Convención va a poder realizar las transformaciones que demanda la ciudadanía. “Yo creo que se logrará, hay candidaturas que vienen desde los territorios desde hace mucho tiempo, y eso le da otro cariz a la discusión. La incorporación de los pueblos originarios y su relación con la naturaleza producirá una discusión de alto nivel. Por supuesto que hay que consensuar posturas, pero no hay que dejar de mover los límites. Si no, nos vamos a quedar donde mismo”, cree la experta.
Dorador imagina el funcionamiento de la Convención, en tanto científica, como “una gran conversación interdisciplinaria y pluricultural. Por de pronto, aboga por sesiones abiertas, con transmisión online y, desde luego, con jornadas de discusión en regiones. “Necesitamos mecanismos de participación directa de las personas y, en ese sentido, uno de los sentires más profundos de Chile es la descentralización real. ¿A quién le preguntaron cuando decidieron que sería en Santiago?”, se pregunta la bióloga, para quien el debate constituyente entrará en una lógica distinta a la de otros órganos de representación política como el Congreso.