Juan José Martin: “Promovemos todo bajo una sola bandera que es una Constitución ecocéntrica”
Con la participación del joven convencional de la lista Independientes No Neutrales electo por el distrito 12 iniciamos una nueva sección en País Circular llamada “Cuestionario Constituyente”, en que las y los delegados que formarán parte de la Convención Constitucional responderán 10 preguntas acerca de distintas temáticas ambientales que la nueva Constitución debería incorporar. “Creemos en la complementariedad de los temas, en un enfoque sistémico”, dice Juan José Martin, activista ambiental, presidente de la ong Cverde y primer Negociador Joven de Chile en procesos COP.
Con apenas 25 años, Juan José Martin ya tiene experiencia de sobra en la defensa del medioambiente. Actual presidente de la ong Cverde y a punto de titularse de ingeniero civil en la Universidad Católica, Martin se convirtió en el primer Negociador Joven de Chile en procesos COP, coordinador general de la decimoquinta Conferencia Mundial de Jóvenes por el Cambio Climático (COY15) y fue distinguido con el premio internacional The Diana Awards en el Reino Unido.
Activista por el medioambiente durante toda su vida y habitante de la comuna de La Florida, “Juanjo” Martin, como se hace llamar, postuló a un cupo en la Convención Constitucional dentro de la lista Independientes No Neutrales por el distrito 12, el que incluye a su comuna natal. Fue él el primero en someterse a las preguntas del “Cuestionario Constituyente” de País Circular.
1.- ¿Constitución de conceptos macro y marco amplio, o dejar plasmados aspectos más específicos y detallados?
-Para nosotros como equipo la Constitución no es un tema de darse un gustito, si es larga o corta, poco o más detallada. No hemos hecho el análisis desde ahí, lo hemos estado trabajando desde lo que sentimos que tiene que estar, si tiene que estar en la Constitución misma o es mejor desarrollarlo en leyes. Sin embargo, en términos generales, nuestra propuesta es larga si uno la compara con la Constitución actual, que se queda muy corta en términos de derechos sociales y ambientales. En ningún caso queremos poner cosas porque sí, no hemos querido ser excesivos, porque otras cosas son materia de ley y hay que setear ciertos mínimos para darle flexibilidad al Estado y que tenga capacidad de maniobrar. Es una preocupación y no excederse, porque entre más uno se detalla, más termina restringiendo el futuro y las acciones. Somos un mundo dinámico y en la ciencia ahora se logran cosas que eran impensadas antes. Tampoco hay que escribir una Constitución que por intentar hacerlas todas termine quedando obsoleta muy pronto.
2.- ¿Cuáles son los tres principales temas que busca llevar a la discusión constitucional en materia de desarrollo sostenible y medio ambiente?
-Promovemos todo bajo una sola bandera que es una Constitución ecocéntrica, tenemos una mirada sistémica en que todo está relacionado. Pero si hubiera que desglosarla, tendríamos que hacerlo en los planos ambiental, social y político. En el plano ambiental tenemos que alejarnos de la construcción del Chile que conocemos basado en el extractivismo; en lo social, promover esos derechos sociales, la plurinacionalidad, la nueva institucionalidad ambiental con rango constitucional y carácter autónomo. Importante también tener una defensoría de la naturaleza y una defensoría del pueblo, que pueda resguardar estos derechos. También tener democracia directa y reevaluar la distribución de los poderes del Estado. Queremos promover también un observatorio judicial, ya que el Poder Judicial es súper hermético y poco fiscalizado.
3.- ¿Qué rol tendrá en este ámbito la discusión por los recursos hídricos? ¿Cómo debiera abordarse?
-Es importante hablar de bienes hídricos, más que recursos. La visión ecocéntrica invita a eliminar la palabra “recurso”, ya que es una palabra súper antropocéntrica y utilitarista: le da valor a algo porque es un recurso para algo más. En cambio, un bien reconoce un valor intrínseco. El agua es la base de la vida humana y de los ecosistemas. Vamos a luchar por que el agua sea reconocida como un bien común inapropiable en todas sus formas, y también sean bienes comunes glaciares, ríos, lagos, aguas subterráneas, océanos, humedales. Eso no significa que se les pueda dar un uso normado y responsable, pero nunca propiedad. Todas las formas de vida necesitan agua para desarrollar sus ciclos vitales. El agua es el canal para argumentar el nexo entre lo social y lo ambiental.
“Consideramos importante la propiedad privada, pero en el mismo inciso en que uno la reconoce, uno la supedita a la función social y ambiental de los bienes. Vamos a respetar la propiedad privada, siempre y cuando ésta no vulnere los derechos sociales y ambientales”.
4.- ¿Cómo espera que estos temas queden consagrados en la nueva Constitución? ¿En los principios o en los derechos, por ejemplo?
-La naturaleza tiene que ser sujeto de derechos, los animales también, el derecho del agua como bien común inapropiable, el derecho de salud, incorporar el género, la vivienda, etcétera. En la parte de los principios, reconocer el principio de justicia ambiental, es decir, la justa distribución entre los beneficios y las cargas de los territorios, que viene a eliminar las lógicas de las zonas de sacrificio. El principio de la no regresión ambiental, la justicia intergeneracional, el principio de acción ante la crisis climática tienen que estar. Hay que entender que la responsabilidad de la preservación de los ecosistemas es internacional y excede lo que está dentro del territorio.
5.- Desarrollo ambiental, social y económico: ¿Cómo conjugarlos?
-Se conjugan en la sustentabilidad. Hay mecanismos y propuestas muy estudiadas. Sobre economía circular, a través del arte, la ciencia, la innovación, el conocimiento, el turismo responsable. Hay experiencias distintas al extractivismo, al generar capital en base a la destrucción de los ecosistemas y las comunidades. Así se ha construido en el mundo y sobre todo en Chile: las mineras, la salmonicultura, las termoeléctricas, las forestales han destruido los ecosistemas para generar capital. Hay países completos que dependen del turismo, que dependen de la industria del entretenimento; hay opciones, la ciencia y la tecnología. No todo tiene impacto cero, pero sí significativamente menor que el extractivismo. Quienes toman las decisiones no quieren hacerlo, son esferas políticas, estos temas han sido históricamente cooptados por las clases dominantes. Conservar el statu quo les conviene. Estos cambios nos benefician a todos, menos a ellos; la protección de los ecosistemas los va a bajar de sus palacios.
6.- A su juicio, ¿existe un límite entre la propiedad privada y la protección ambiental? ¿Cómo equilibrar ambos aspectos?
-Por supuesto que existe un límite. Consideramos importante la propiedad privada, pero en el mismo inciso en que uno la reconoce, uno la supedita a la función social y ambiental de los bienes. Vamos a respetar la propiedad privada, siempre y cuando ésta no vulnere los derechos sociales y ambientales. Por ejemplo, si alguien tiene un campo y este tiene un humedal, uno no tiene la propiedad del humedal, porque entra en la categoría de bien común inapropiable. Ese derecho sagrado a la propiedad privada, consagrado en la Constitución actual, tiene que cambiar hacia un nuevo entendimiento.
7.- ¿Se debieran incorporar temáticas como el cambio climático, desarrollo futuro, justicia ambiental, bienes comunes, entre otros? ¿Cómo?
-Hay que incluirlas, tenemos que desacoplarnos de la destrucción comunitaria y ambiental, eliminar esas lógicas de destrucción. No podemos volvernos fanáticos del desarrollo en un planeta finito. Es una reflexión que hay que tener, porque se puede tener un desarrollo infinito basado en la creatividad, en las ideas, en el arte, la poesía, la literatura.
“Es importante hablar de bienes hídricos, más que recursos. La visión ecocéntrica invita a eliminar la palabra “recurso”, ya que es una palabra súper antropocéntrica y utilitarista: le da valor a algo porque es un recurso para algo más. En cambio, un bien reconoce un valor intrínseco”.
8.- El incipiente cambio de rumbo global hacia un desarrollo sostenible, hacia una economía circular en desmedro del modelo lineal. ¿Debiera quedar plasmado en la Constitución? ¿De qué forma?
-Creo que definir un modelo de desarrollo social y democrático va a cimentar las bases de la sociedad humana en Chile, respetando los derechos sociales, no solo mirándose al ombligo. Eso subyacentemente genera un modelo de desarrollo sustentable. A lo mejor explicitar lo de la economía circular en la Constitución sea difícil, pero recoger estas cosas que hemos conversado permite avanzar hacia este desarrollo sustentable, y se va a propiciar una economía circular que impida la economía basada en el extractivismo. El aparato de propuestas nuestras avanzan hacia eso mismo.
9.- ¿Qué rol debieran tener las comunidades, los territorios, en la visión de desarrollo sostenible? ¿Cómo se incorpora esto en el texto?
-Lo tocamos desde los pueblos originarios y la plurinacionalidad. Tiene que ser central la descentralización. Hay una tendencia hacia eso en los gobernadores, pero lo que toca con lo fiscal parece ser aún una deuda. Vemos a las comunidades en la justicia ambiental, en el principio de acceso hacia la participación en la toma de decisiones, porque democratiza los espacios y levanta los velos del secretismo. Es empoderar a la ciudadanía. Necesitamos mejorar los mecanismos democráticos de la Constitución; la ciudadanía no tiene cómo hacer rendir cuenta a las autoridades electas. Es una democracia de caricatura.
10.- Avanzar en estas propuestas requerirá de amplios consensos, ¿Cómo espera que se articulen las diferentes visiones en esta conversación? ¿Está trabajando con otros grupos de constituyentes para presentar propuestas en estas materias, se buscará avanzar en una comisión especial para estos temas?
Sabemos lo que significan los dos tercios. Tenemos la película clara sobre las distintas realidades. No me siento solo en este entendimiento común y la dificultad mayor está dada por el conocimiento de nuestros pares sobre estos temas. No es que estén en contra, sino que no los conocen o no se han cruzado con esta información. Será importante la escucha, y entender que todo está relacionado con un bienestar social y ambiental. No es algo ideológico, sino que tiene sustento científico. Hay que tener un ejercicio de humildad y empatía, y lo más importante es la complementariedad de los temas. Ese entendimiento sistémico es lo que llamamos Constitución ecocéntrica.