Factoría Insomnio: el emprendimiento que promueve las técnicas textiles latinoamericanas
María Patricia Romero creó este emprendimiento en el que imparte talleres de diferentes técnicas textiles tradicionales de las que se empapó a fondo después de titularse como bioquímica. En sus clases -en su casa taller u online- trabaja con distintas materialidades para inculcar el amor no solo por el objeto, sino por la historia y los saberes detrás del objeto, al punto de recuperar técnicas ancestrales que están desapareciendo o que ya están extintas.
Mientras estudiaba bioquímica en la universidad, María Patricia Romero (Icha) se interesó por aprender a tejer. Empezó a buscar en diferentes lugares dónde aprender con ciertas personas. Buscó en museos y leyó muchos libros, para comenzar a interiorizarse en el mundo de la artesanía que no podía aprender en la educación formal. “Estas técnicas no las aprendes yendo a una escuela, sino en general tú tienes que ir al lugar donde está el artesano”, explica Icha.
“Muchas veces son lugares súper alejados y es poco el acceso que uno puede tener a estas personas que saben y que tampoco son profesores: son gente que, en el fondo, cultiva el oficio, pero que tienes que visitarlos para ver si quieren compartir ese conocimiento”, agrega Romero, quien en 2011 creó su emprendimiento Factoría Insomnio en el que hace investigación y difusión de técnicas textiles tradicionales de Latinoamérica.
“El conocimiento y práctica de estas artes y oficios permite que nos reencontremos con nuestra identidad, revaloremos el trabajo artesanal, la producción a escala humana y pensemos nuevas formas de expresión a través del textil”, se señala en la página web del emprendimiento.
Cuando se tituló de bioquímica, Icha se dedicó a investigar más a fondo acerca de las técnicas textiles. Emprendió viajes para conocer a las comunidades de artesanos/as de varios países latinoamericanos como Perú, México, Guatemala, Colombia, Panamá y el sur de Chile. Conoció a trabajadores/s que aplicaban distintas técnicas como la cestería, en telar, el tejido de mostacilla. “Igual después se fue diversificando un poco. Uno empieza con algo súper acotado y luego ve que todo está conectado, que todo se complementa y el conocimiento se fue ampliando”, señala Romero.
“Lo fui acotando al continente, a Latinoamérica, porque le da un sentido de identidad como territorio. Da la idea de un todo y se ve cómo las técnicas se van repitiendo en algunas partes, en algunos casos se hacen con otro sentido y diferentes objetivos y materialidades. Se teje con las materias primas que tienen a su disposición. Eso te habla del entorno que tienen los artesanos. Aprendo no sólo la técnica en sí, sino también de su contexto cultural, histórico, cultural y en el medio ambiente en que viven”, añade María Patricia Romero.
Además, cita la fundadora de Factoría Insomnio, en ese proceso de investigación conoció pueblos cuyos artesanos/as son campesinos/as o indígenas, “pero también ha pasado que he querido investigar objetos textiles que son arqueológicos y cuya técnica está descontinuada y no se ve, y otras han desaparecido completamente”. Otra vertiente del descomunal trabajo de María Patricia, por tanto, ha sido ir al rescate de esas técnicas textiles extintas o en franco camino de desaparición y trabajarlas con comunidades de personas “que deberían haber sido las herederas de ese conocimiento y cuya cadena, por diversas razones, se cortó”.
Todo este aprendizaje acumulado se ha traducido en talleres que viene realizando en el taller de Romero ubicado en la comuna de Providencia en Santiago y algunas en forma remota a través de plataformas de videoconferencia. Los cursos se han celebrado por el centro y sur de Chile: Valparaíso, Viña del Mar, Rancagua, Talca, Pucón, Punta Arenas y en algunos museos como el Museo Chileno de Arte Precolombino y el Museo Violeta Parra; en el caso de México, en Ciudad de México (UNAM y talleres autogestionados), Mérida (Tramantes), San Cristóbal de las Casas (Museo Na Bolom) y Oaxaca (Museo Textil de Oaxaca). “En los talleres trato de dar una visión como de todo lo que encierra esta técnica; en el fondo, de por qué llegamos a este objeto y a esta técnica en particular”, complementa la creadora de Factoría Insomnio.
“Es importante darse cuenta del trabajo que hay detrás de todo esto, lo representativo que es un objeto para una comunidad o una familia; en el fondo se trata de entender la historia de los objetos que uno admira. Saber todo lo que está detrás le da mucho más valor a ese objeto”.
Los cursos disponibles
Según reseña la página web de Factoría Insomnio, durante el 2024 hay cuatro cursos disponibles: Club de Tejido XL en Telar, Club de Tejido, Taller de Fauna en Cestería (los tres en formato presencial) y Taller de Mostacillas – Aros en Red (formato online).
El Club de Tejido XL en Telar consiste en grandes proyectos textiles a largo plazo en que las y los alumnos reciben tutoría continua, con un espacio para un telar para avanzar al ritmo que más les acomode. En este taller se encuentran disponibles dos telares de cuatro pedales, dos telares de peine y dos telares mapuche.
En tanto, en el Club de Tejido se aprecian todos los conocimientos adquiridos por María Patricia Romero a través de sus cursos: tejido en telar (donde destaca el telar mapuche, el chilote, el de cintura); bordado y costura (mexicanos, andinos, confección de huipiles); cestería (de fibras flexibles, de fibras rígidas); mostacillas (enchaquirados mexicanos); tejido en agujas y ganchillo (tejido wayúu, kogui, arhuaco).
Por su parte, el Taller de Fauna en Cestería incorpora técnicas de cestería de fibras rígidas de dos tramas que permiten crear figuras zoomórficas simples y complejas. Se aprende a tejer figuras tradicionales de peces y aves, pero también invita a jugar y a experimentar. Se utilizan materiales que se pueden obtener en la ciudad que luego pueden reemplazarse por fibras naturales o recicladas. Está pensado para personas con o sin conocimiento de base.
Por último, el taller de Mostacillas – Aros en Red permite la obtención de una infinidad de formas para la confección de aros, pulseras y collares. Su objetivo es la fabricación de un par de aros personalizados, donde se aprende de la historia del tejido en mostacillas, y las diferencias entre técnicas y accesorios tradicionales.
“He tenido talleres establecidos en lugares donde la gente va a aprender conmigo las diferentes técnicas, pero también hago clases en museos, centros culturales. Ha sido bien entretenido este tiempo, la gente lo recibe súper bien. Los he visto cambiar su forma de ver la artesanía. Es importante darse cuenta del trabajo que hay detrás de todo esto. Lo representativo que es un objeto para una comunidad o una familia; en el fondo se trata de entender la historia de los objetos que uno admira. Saber todo lo que está detrás le da mucho más valor a ese objeto”, se explaya la emprendedora, quien el sábado pasado fue invitada al evento Fashion Revolution que se hizo en Santiago, donde pudo demostrar el enfoque de sustentabilidad que tiene su emprendimiento.
“El taller que hice el sábado era de arpilleras, para hacer figuras humanas dentro de la arpillera. Para eso se usa mucha reutilización textil; con pedacitos de tela se puede armar una figura humana. Las arpilleras en general comenzaron ahí desde la reutilización de telas y luego fue derivando e igual ahora se usan telas nuevas. Obviamente hay oficios que ocupan materias primas que son, por ejemplo, fibras vegetales. Pero el problema que tiene eso es que la recolección de la fibra no se ha hecho de forma consciente y ha contribuido a la deforestación. También hay hilados reciclados como Ecocitex que hace hilados a partir de ropa de desecho y hay esa posibilidad de trabajar con ese hilado. Y también hay posibilidad de trabajar con Plastic Loop, de emprendimientos de fibras plásticas de tapitas, botellas, y ellas sirven también para hacer cestería”, narra Romero.
“Muchas veces son lugares súper alejados y es poco el acceso que uno puede tener a estas personas que saben y que tampoco son profesores: son gente que, en el fondo, cultiva el oficio, pero que tienes que visitarlos para ver si quieren compartir ese conocimiento”.
Las otras áreas de Factoría Insomnio
Dentro de las actividades que Factoría Insomnio realizaba antes de la pandemia se cuentan las “residencias textiles”. Se trata de tres viajes en que las y los alumnos aprenden técnicas ancestrales latinoamericanas de tejido. Los lugares escogidos fueron Isla Riesco, en la Patagonia chilena; selva y costa Caribe de Colombia; y selva e islas Caribe en Panamá. En algún momento, dice Romero, piensa retomar estas residencias.
Dentro de las técnicas textiles tradicionales consignadas por la página web de Factoría Insomnia, y que María Patricia desarrolla en sus talleres, se encuentra, por ejemplo, el tejido wayúu, una cultura originaria de la zona colombo-venezolana de La Guajira, que fabrican morrales que difieren en materiales, técnicas e iconografía.
“La fabricación de estas bolsas requiere el manejo de diferentes técnicas textiles como el tejido a ganchillo (crochet), cordelería y borlas. Estos conocimientos se transmiten de generación en generación, dividiéndose las tareas entre hombres y mujeres, marcando un hito importante la fabricación de la primera mochila. Los artesanos dejan registro de su imaginario en estos objetos encontrándonos una infinidad de diseños y combinaciones. Ninguna mochila es igual a otra”, cierra la descripción de la web.