En Chile, la huella de carbono más alta es de los hogares con mayores ingresos. Este es uno de los principales resultados del estudio “¿Es Chile un país de justicia climática?”, realizado por el movimiento social Nuestra América Verde en conjunto con la Fundación Friedrich Ebert, donde se midió la huella de carbono según distribución de ingreso en el país. Las concusiones fueron dadas a conocer la semana pasada durante un seminario que tuvo lugar en la Universidad Academia Humanismo Cristiano, en el cual participaron el Subsecretario de Medioambiente, Maximiliano Proaño, el Diputado Jaime Sáez -quien es parte de la Bancada Climática- y Josefina Corres, de la Fundación Ciudadanía Inteligente.

En el evento se mostraron los principales hallazgos del estudio y a partir de ellos se realizó un diálogo que estuvo centrado en la evidencia que entregan esos datos y en la necesidad de avanzar hacia políticas públicas concretas que aborden la justicia climática.

Entre los principales resultados analizados y sobre responsabilidad climática, el decil de mayores ingresos del país emite 5,3 veces más que aquel de menores ingresos. En términos generales, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de los hogares chilenos imputables al consumo de las tres categorías analizadas presentan una diferencia notoria entre el primer y el décimo decil.

Entre los hallazgos se muestra de manera patente la extrema concentración de las emisiones en el transporte. Es así como para esta categoría el decil de mayores ingresos emite 57 veces más que el decil de menores ingresos. En la misma línea, las emisiones asociadas al transporte del decil más rico son mayores a la suma de los seis deciles de menores ingresos. El ítem que marca la diferencia corresponde a la compra de combustible para automóviles privados, que es muchísimo más elevado en los sectores privilegiados de la población.

Por otra parte, si bien corresponde a un porcentaje menor de las emisiones, un ítem que se distribuye de forma aún más desigual corresponde a las emisiones causadas por el transporte aéreo, el cual se realiza de forma mucho más frecuente por parte de la población de mayores recursos, es más, el décimo decil emite más que el 80% de la población en este ítem.

Si se toma como referencia el pionero estudio de OXFAM (2015), los datos arrojados por la investigación nuevamente demuestran el grado de concentración de las emisiones. Es así como, si aquella investigación concluyó que las emisiones del decil más rico eran equivalentes a la suma del 50% más pobre de la población global, los resultados del estudio de Nuestra América Verde arrojan que las emisiones del decil de mayores ingresos es levemente menor a la suma de los cuatro primeros deciles ya que los cuatro deciles de menos ingresos emiten en total 344 KTon CO2eq, mientras que sólo el décimo decil emite 301 KTon CO2eq.

“Los datos del estudio son preocupantes porque marcan niveles de desigualdad importantes en Chile que con la crisis climática se acentúan. Y es aún más preocupante cuando vemos que esta misma semana el proyecto constitucional está generando un retroceso total de avances en materia de institucionalidad ambiental y en ley Marco de Cambio Climático. Es urgente avanzar en materia de justicia climática porque son precisamente los sectores de menores ingresos los más vulnerables a efectos del cambio climático”, sostuvo el Director Ejecutivo de Nuestra América Verde, Pedro Cisterna.

Nuestra América Verde (NAVE) es una iniciativa que busca insertar en el debate político un plan de transformación económica y social que enfrente la emergencia climática con políticas levantadas desde y para América Latina y el Caribe, enfocadas en construir y promover una mayor justicia social y climática en el continente.

Puedes consultar el informe completo en el siguiente enlace: ¿Es Chile un país con justicia climática?