Tres concursos de creación artística con temas medioambientales han sido lanzados los últimos días. Se trata de una competencia de microcuentos sobre las especies que habitan los humedales de Chile, impulsada por el Ministerio del Medio Ambiente (MMA), el Proyecto GEF Humedales Costeros y la Corporación Santiago 2023; y otras de cómics y fotografía relacionados con las medidas de descontaminación atmosférica de la Región Metropolitana de Santiago, organizada por la Seremi del MMA de la RM.

Las tres se enmarcan en los esfuerzos que se están realizando a nivel país, cada vez con mayor énfasis, en torno a la educación ambiental en un sentido amplio, como se define en la ley de Bases Generales del Medio Ambiente (Ley 19.300/ 1994): “proceso permanente de carácter interdisciplinario, destinado a la formación de una ciudadanía que reconozca valores, aclare conceptos y desarrolle habilidades y las actitudes necesarias para una convivencia armónica entre seres humanos, su cultura y su medio biofísico circundante”.

Sobre la necesidad de educar en estos temas, la académica Helen Díaz Páez, quien dirige el Diplomado en Educación Ambiental de la Universidad de Concepción (UdeC), sostiene que “es muy relevante, por la interacción que tenemos con el medio ambiente y por los efectos que estamos viviendo”.

La crisis climática y situaciones ocurridas el último tiempo -como la pandemia, los incendios forestales y los desbordes de ríos de hace unos días- “nos recuerdan que las acciones de los seres humanos sobre el medio ambiente han detonado una serie de cambios en los patrones normales, lo que hace evidente la necesidad de comprender el efecto de nuestras interacciones”, explica Díaz.

Esta situación “nos lleva a algo fundamental, que es cómo entregamos herramientas a la ciudadanía -niños, jóvenes y adultos- que les permitan conectarse con el entorno y entender que cada acción es relevante para la mantención de los ecosistemas, de los ambientes naturales y la salud ambiental”, subraya la docente, quien es doctora en Ciencias Biológicas, con especialidad en Herpetología (estudio de los reptiles).

A su vez, Renato Cabrera, decano (i) de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) atribuye a la educación ambiental “relevancia absoluta”. Agrega que presenta grandes desafíos: “Hasta el momento existen iniciativas concretas de educación ambiental pero se debe generar mayor incentivo para incluirla en distintos niveles e instituciones. Debemos asumir y comprometernos con el hecho que la educación ambiental está consignada en la Ley 19.300 como un instrumento de gestión ambiental”.

Asimismo, coincide con la doctora Díaz en que “los principales énfasis deben ser la comprensión de interacciones entre sociedad y ambiente, la mirada comprensiva de los sistemas y la relación de responsabilidad de los seres humanos en el medio ambiente”.

Emoción y acción

En ese contexto, ¿cómo contribuyen actividades como los concursos convocados por el MMA y la Seremi?

Estas actividades sirven a los propósitos de educación ambiental “pues uno de los objetivos que se debe perseguir es generar cultura respecto al medio ambiente y, en especial, para lograr sostenibilidad”, dice el académico de la UAI. “Para lograr cultura se requiere despertar rutinas emocionales y además generar marcos racionales de reflexión y acción. Concursos o actividades creativas generan condiciones favorables para despertar sensibilidad respecto al tema”, añade Cabrera.

Díaz, en tanto, cree que son instancias muy positivas en sí mismas y, además, porque abarcan un público amplio: “Los cuentos pueden entusiasmar desde los más pequeños hasta los adultos, es muy transversal. En el caso de los cómics, lo encuentro maravilloso, porque es un modo de expresión con el cual se relacionan mucho los jóvenes (…) A través de una historia -cuento o cómic- se puede ir produciendo una interacción, una valoración del medioambiente, así que creo que son mecanismos ideales para ir generando conciencia ambiental”.

En cuanto a la fotografía, cree la académica de la UdeC, tiene un componente que también es muy emocional, algo necesario para sensibilizar en torno -por ejemplo- a los problemas climáticos. “Cuando uno observa una foto de un bosque quemado, con animales que están siendo afectados, te impacta y te hace empatizar. (…) Eso es parte de la educación ambiental, generar una emoción, que se sienta rabia, frustración y necesidad de que eso no siga pasando”.

“Para educar, no te quedas solo en eso, sino que la idea es que además se entreguen elementos que trasciendan la emocionalidad y que se entienda el por qué eso está sucediendo. Entregar antecedentes y elementos para encauzar acciones que tengan un sentido. (…) Si me doy cuenta de cómo afecta, por ejemplo, el uso inadecuado del recurso agua, o la acumulación de basura, etc., entiendo que puedo reducir ese efecto si reutilizo, reciclo, separo… Es decir, genero emocionalidad, trabajo con ella y entrego herramientas”, explica la directora del Diplomado en Educación Ambiental, programa destinado a generar capacidades en profesionales de la educación y de otros ámbitos interesados en el tema.

Ese tipo de capacitaciones son necesarias, considera el decano (i) de la Facultad de Ingeniería y Ciencias UAI pues, “para lograr impacto de la educación en distintos niveles se debe incluir la preparación de docentes y académicos que se encarguen de la educación ambiental”.

“Claramente, en etapas tempranas se requiere inspiración y motivación, y a medida que se avance hacia jóvenes y adultos se debe pasar por generación de capacidades y entrenamiento técnico más avanzado”, comenta Cabrera en relación a la forma de abordar la educación ambiental según los grupos etarios.

Al respecto, la doctora Díaz añade que “las estrategias son diferentes en cada etapa porque la forma de relacionarse con el entorno es distinta y está muy vinculada a las experiencias, a la relación diaria que cada uno tiene con el ambiente natural (…) Los adultos tienen una ‘mochila’ más grande, mientras que los más pequeños aún no tienen muchas de las creencias inadecuadas que se van formando con los años”. Lo anterior, lo explica desde su especialidad de herpetóloga: “Por ejemplo, los niños no nacen con temor a los anfibios, reptiles, sapos y culebras, sino que se va creando de la relación con otras personas y muchas creencias que son falsas”.

“Los niños y niñas están mucho más receptivos y ahí está la habilidad del educador, que tiene que generar una educación con relaciones más interactivas con el entorno, acompañado el aprendizaje, para lograr una mejor educación y mayor conciencia medioambiental. La metodología es clave y, en el caso del juego, es algo transversal”, concluye Díaz Páez.

Detalles de los concursos

El concurso de microcuentos del MMA, GEF Humedales Costeros y Santiago 2023 tiene dos categorías: juvenil, de 13 a 17 años; y adulto, de 18 años en adelante.

La convocatoria usa como inspiración a Fiu, la mascota oficial de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos de Santiago 2023, que representa a un ave Siete Colores que habita humedales del país. El objetivo es incentivar el cuidado y protección de esos ecosistemas, así como relevar su importancia como hábitat de una alta biodiversidad de especies.

Las historias deben tener máximo 100 palabras (no incluye el título) y el tema principal deben ser “las especies que habitan los humedales de Chile, ya sea a través de la historia o con sus personajes”, señalan las bases. El contenido, agrega, puede hacer referencia a especies de aves residentes o migratorias, acuáticas, mamíferos, reptiles, etc., siempre y cuando se trate de especies presentes en humedales. El enfoque de la historia será libre, siempre y cuando aborde el tema principal.

“El Proyecto GEF Humedales Costeros cada año organiza concursos de creaciones artísticas ciudadanas, y esta vez quisimos unirnos para relevar el mensaje de protección de estos ecosistemas en un contexto de la crisis climática, de pérdida de biodiversidad y de contaminación que afecta a nuestro planeta”, sostiene la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas.

Los cuentos deben ser enviados al correo gefhumedales@mma.gob.cl hasta el 13 de septiembre de 2023. Para más información, las bases del concurso están disponibles en gefhumedales.mma.gob.cl/concursofiu

Mientras, en los concursos de cómics y fotografía pueden participar estudiantes de Enseñanza Media de la Región Metropolitana. En ambos, el objetivo es plasmar y educar sobre la importancia de la calidad del aire, promoviendo conductas preventivas y acciones concretas de mitigación de la contaminación atmosférica desde las propias comunidades educativas.

Al respecto, la Seremi del Medio Ambiente RM, Sonia Reyes, expresó: “queremos brindar a las y los jóvenes de la RM un espacio de expresión artística donde puedan plasmar sus sentimientos y pensamientos acerca de la calidad del aire, que les ayude -por una parte- a entender la realidad de la contaminación atmosférica,  y, por otra, a establecer una conexión más profunda con su entorno”.

Las y los estudiantes interesados en participar de estos concursos pueden descargar las bases en el sitio web airerm.mma.gob.cl y postular hasta el 29 de septiembre. Las bases se pueden consulta en el siguiente enlace https://airerm.mma.gob.cl/educacion-ambiental-y-calidad-del-aire/