Ingeniero comercial y magíster en marketing, el chileno Francisco Villegas partió a Barcelona en octubre de 2018 a cursar un doctorado que curiosamente lleva título en inglés: Internacional Doctorate in Entrepreneurship and Management (IDEM). En español adoptó el nombre de Doctorado en Creación y Gestión de Empresas.
Lo atractivo para Villegas era que el doctorado en cuestión, implementado en la Universidad Autónoma de Barcelona, tenía tres líneas principales que engarzaban con la sustentabilidad en las empresas: transformación digital, economía circular y emprendimiento social con foco en países emergentes. Antes de ingresar al doctorado, Villegas ya tenía una idea preconcebida del tema que quería hacer en su tesis doctoral, lo cual fue mutando con la experiencia adquirida en Barcelona y, como se verá, con la asunción del covid-19.
El norte de su investigación, decidido en noviembre de 2019, era diseñar un modelo para incorporar variables de sostenibilidad en pymes de Santiago y la comunidad autónoma de Cataluña, que pudiese ser aplicado en ambos contextos. Sin embargo, la llegada de la pandemia cambió los planes y el tema de tesis hubo de ser replanteado en atención a la crisis sanitaria. Al final de cuentas, la tesis doctoral en desarrollo se titula “Sustainable business strategies in SMEs: Their antecedents and organizational consequences”. En español se traduce a “Estrategias de negocios sostenibles medioambientalmente en las PYMEs: Sus antecedentes y consecuencias”.
“La idea era articular cómo se podía desarrollar la sustentabilidad a nivel de estrategia teniendo en cuenta las limitaciones de recursos de las pymes. Queremos que sea aplicable, no teórico, que no quede en el papel. Dado que tanto en Cataluña como en Santiago la evidencia de sostenibilidad ambiental en materia de pymes sigue siendo baja, lo primero era ver cuáles eran las variables que determinaban esa condición, o si la sustentabilidad tenía alguna dirección dentro de lo que realizaban las pymes. Entonces analizamos variables como la responsabilidad social corporativa, la orientación emprendedora, la orientación al cliente, entre otras, como una primera base de trabajo”, explica Villegas, desde Barcelona.
Esta primera etapa comprendió entrevistas en profundidad a unas 30 pymes en Santiago y otras 20 en Cataluña para entender cómo afectaba el tema de la sustentabilidad en la estructura organizacional de cada empresa. A partir de esos sondeos, Villegas fue comprendiendo una realidad que, desde la distancia, no hubiese podido advertir. “A pesar de que los estados situacionales son diferentes a nivel normativo tanto allá como acá, sí había cosas en común. El marco normativo obviamente afectaba, pero ambos países no sn tan diferentes entre sí. Hay que considerar que España tiene una ley REP, llamada RAP (Responsabilidad Ampliada del Productor), con su propia evolución y con la forma que le da la Unión Europea a cada país. Pero a pesar de que funciona hace nueve años, tampoco es que sea tan efectiva”, dice Villegas.
El ingeniero comercial explica que la Ley REP chilena en desarrollo justamente se inspiró en su par española. “Tienen índole parecida, pero estructuras distintas: una de ella es la gestión de residuos”, acota. Entre las diferencias que nota Villegas destaca que “el sistema de recolección separada de residuos fue previo a la ley, entonces la ley se basó en ello como un pilar clave para ampliar la responsabilidad del productor. La cantidad de puntos de recolección separada de residuos que hay en España es mucho mayor que lo que prevé la REP en Chile (en España es uno cada 200 metros aproximadamente), mientras que en Chile la norma indica que es por cantidad de habitantes (1 por cada 80.000 y en la etapa más intensiva 1 cada 15.000), lo cual hace que la capacidad de acceso tenderá a ser menor en el caso chileno. Si bien se apunta a una recolección puerta a puerta, es bastante compleja”.