Gobierno anuncia cierre de 8 centrales pero deja pendiente cronograma para 20 restantes, y fija en 21 años el plazo para el fin del carbón
El plan establece sacar del sistema 1.047 MW de aquí al año 2024, para luego volver a definir una segunda etapa con las empresas generadoras. El cierre completo del parque a carbón se fijó para el año 2040. Un anuncio que difiere del escenario que había propuesto un estudio del Coordinador Eléctrico Nacional para la mesa de trabajo de descarbonización, que establecía un plan de cierre en 18 años con una fecha de cierre clara para cada una de las 28 termoeléctricas. El anuncio fue valorado por las generadoras, principalmente porque implica un acuerdo voluntario inédito a nivel global y un impulso a las energías limpias, en un escenario que requiere de inversiones importantes en tecnología y transmisión. El ex ministro de Energía, Máximo Pacheco, y las ong’s lanzaron fuertes críticas a un plan que calificaron de poco ambicioso y enfocado solo en las unidades ya obsoletas.
En diciembre de 2018, en el marco del trabajo que realizaba la Mesa de Trabajo para la Descarbonización establecida tras un acuerdo entre el gobierno y las empresas de generación eléctrica con centrales que operan con carbón (ENEL, Engie, AES Gener y Colbún), el Coordinador Eléctrico Nacional presentó un estudio que establecía un escenario claro para la desconexión de estas centrales del sistema, el que se extendía por un período de 18 años, desde 2021 hasta 2039.
Este cronograma se realizó considerando que la vida útil de las unidades a carbón se definió en un horizonte de 40 años, mientras que para su vida útil económica ese horizonte se definió en 25 años. El plan establecido por el Coordinador implicaba el retiro de siete termoeléctricas en los primeros cinco años (911 MW entre 2021 y 2026), y de igual número de unidades entre 2027 y 2031 que en conjunto sumaban 1.072 MW adicionales.
Una figura que dista del anuncio realizado ayer por el Presidente Piñera al presentar el plan de descarbonización de la matriz energética propuesto por el gobierno. En primer lugar, porque si bien sumó una central más a las siete iniciales propuestas por el Coordinador para totalizar 1.047 MW retirados en los primeros cinco años -de un total de 5.541 MW de capacidad instalada actual-, extiende el plazo hasta 2040, es decir, tres años más para el retiro de todas las unidades del sistema versus los 18 años establecidos originalmente en el cronograma elaborado por el Coordinador.
Y en segundo término, porque no se definió un cronograma completo respecto del retiro del resto del parque de generación, como si lo había hecho el Coordinador, estableciendo las fechas de retiro para cada una de las 28 centrales a carbón y petcoke existentes actualmente en Chile. “Cada cinco años, vamos a revisar y analizar cómo continuar con medidas concretas de este plan de descarbonización”, afirmó el Presidente Piñera.
En ese escenario, las reacciones al anuncio del gobierno fueron disímiles. Mientras desde las generadoras celebraron el anuncio, las críticas de las ong´s y de los alcaldes de las comunas que concentran la generación térmica no se hicieron esperar.
Primeras centrales que salen del sistema
En el Parque Cerrillos, donde en diciembre se realizará la COP 25, el Presidente Piñera realizó ayer tres anuncios: una primera etapa de la descarbonización que implica el cierre de ocho centrales a carbón en los próximos cinco años, el fin de la generación termoeléctrica en base a carbón al año 2040, y el compromiso de hacer de Chile un país carbono neutral al año 2050. Todo en el marco de los compromisos de mitigación realizados por Chile en el Acuerdo de París.
“Esto va a ser un aporte muy importante, porque nos va a permitir que en lugar de estar emitiendo 30 millones de CO2 equivalente, estos cambios nos van a permitir hasta el año 2030 reducir a solo 4 millones de toneladas de CO2eq. O sea, estamos haciendo un aporte muy significativo a reducir emisiones de gases de efecto invernadero y también a reducir las emisiones de contaminación local”, afirmó el mandatario.
Así, las centrales que saldrán del parque hasta el año 2024 son cuatro centrales en Tocopilla (U12, U13, U14 y U15), dos en Puchuncaví (Ventanas 1 y 2), una en Iquique (Tarapacá) y una en Coronel (Bocamina 1).
“El anuncio de un plan de retiro voluntario de centrales a carbón representa un proceso inédito en Chile, pues nunca se había acordado el retiro de una central de generación eléctrica. Las características de nuestro parque de centrales a carbón imponen un gran desafío, toda vez que éste es aun relativamente nuevo y aporta un 40% del total de la generación eléctrica en nuestro país”, afirmó la ministra de Energía, Susana Jiménez.
Tras el anuncio del gobierno, desde la industria se destacó el aporte del sector al combate en el cambio climático con las disminución de emisiones de CO2. “Este acuerdo voluntario es una acción concreta para enfrentar la crisis climática. Para llegar a ser carbono neutrales tenemos que impulsar dos grandes caminos. Avanzar en energías renovables, pasando del actual 45% a al menos un 75% en 2030, y segundo, electrificar los procesos industriales, hogares y transporte, alcanzando un sistema de buses públicos 100% eléctrico a ese año”, dijo el presidente ejecutivo de Generadoras de Chile, Claudio Seebach.
“Esto es el resultado de un trabajo de casi un año y medio desde el acuerdo inicial, en el que se comprometió que no iba a haber nuevos desarrollos a carbón en Chile (…) Es un momento histórico, porque es un acuerdo voluntario que es bien inédito. Es primera vez en Latinoamérica, y no sabemos de otros acuerdos voluntarios a nivel global”, agregó Seebach.
En la misma línea, mientras Tomás Keller, gerente general de Colbún, afirmaba que “en el contexto de la COP25 y como este acuerdo lo demuestra, creemos que es importante tomar acciones responsables para reducir los gases de efecto invernadero sin afectar el desarrollo económico y social del país, Ricardo Falú, gerente general de AES Gener, señalaba que este acuerdo con el gobierno “permitirá a Chile cumplir con sus obligaciones y compromisos internacionales”.
“Es un primer paso para -poco a poco- ir sacando de servicio las centrales más contaminantes, más antiguas y que han causado más problemas en el sistema, y así ir transitando hacia una matriz donde las energías renovables van a ser, sin duda, la principal fuente de generación del mundo”
La primera etapa del plan de descarbonización fue celebrada también por la Asociación Chilena de Energías Renovables (ACERA), principalmente porque abre una ruta a un mayor desarrollo y protagonismo de las energías limpias en la matriz. “Esto nos pone a la cabeza de los países en Sudamérica, y nos distingue a nivel mundial. Creo que estamos dentro de los países que tienen mayores compromisos respecto de la descarbonización”, afirmó Carlos Finat, director ejecutivo de ACERA.
Para el presidente del gremio de las renovables, José Ignacio Escobar el plan “no hace más que confirmar el trabajo que ha venido haciendo ACERA en pos del desarrollo de una matriz sostenible y, básicamente, es un primer paso para -poco a poco- ir sacando de servicio las centrales más contaminantes, más antiguas y que han causado más problemas en el sistema y así ir transitando hacia una matriz donde las energías renovables van a ser, sin duda, la principal fuente de generación en el mundo”.
“ERE: Estado de Reserva Estratégica”
Si bien aún se desconocen los detalles específicos del acuerdo firmado entre el gobierno y las empresas generadoras, uno de los puntos que llamó la atención del anuncio realizado por el Presidente Piñera fue que las centrales que dejarán de operar podrán quedar en un estado operativo de “reserva estratégica” por un plazo de cinco años.
“¿Qué significa esto? Que van a poder ser llamadas, si tenemos cualquier problema en materia de generación de energía. Ojalá no tengamos que llamarlas, pero si fuese necesario, un Presidente tiene que preocuparse de asegurar la provisión de energía para el desarrollo de las emprseas, de los hogares y de nuestro país”, afirmó Piñera.
Este fue un punto que resaltó AES Gener en un comunicado respecto de su participación en el acuerdo, y pareciera ser un condicionante para el cese de operaciones. “AES Gener comprometió el cese de operaciones de la Unidad 1 de Ventanas el 1 de noviembre de 2022, y el de la Unidad 2 del mismo complejo termoeléctrico el 1 de mayo de 2024, en el entendido que el gobierno haya para esa fecha establecido el nuevo estado operativo denominado ERE y se cumplan los términos esenciales de lo pactado en el anexo que acompaña el acuerdo”, señaló la empresa.
Junto con ello, agregó que para lograr la descarbonización al año 2040 “es menester la introducción de los cambios regulatorios definidos con la autoridad como parte del acuerdo de descarbonización”, así como la ejecución de inversiones en redes de transmisión y la introducción de nuevas tecnologías que garanticen la seguridad del sistema eléctrico nacional.
“No está a la altura de las orientaciones que debe dar el Presidente de la República, menos siendo sede de la COP, cuando debería dar una señal de liderazgo frente al cambio climático. Esto no es un plan de descarbonización, es ponerle cierre a centrales que están fuera de normas técnicas”
La creación de la figura de “Estado de Reserva Estratégica” fue fuertemente criticada por las ong’s que han impulsado un plan más ambicioso de descarbonización del sector eléctrico. Principalmente, según señaló Terram, porque “esta condición no implica un cierre definitivo, sino que, por el contrario, otorga a los compromisos de descarbonización una cuota de incertidumbre importante, pudiendo revertir los cierres de las centrales y con ello retroceder en el proceso de limpieza de la matriz energética”.
Críticas del ex ministro Pacheco y de las ong’s
Tras conocerse el plan del gobierno para descarbonizar la matriz, las críticas de las ong’s cayeron con dureza. Las principales apuntan a lo poco ambicioso del anuncio y que se enfoca solo en las centrales más antiguas; a que el cierre de dos de las termoeléctricas de Engie en Tocopilla ya había sido comprometido por la empresa el año pasado sin concertarse; y que hace apenas dos semanas la misma empresa inició las operaciones de una termoeléctrica de 375 MW en Mejillones, lo que en la práctica implica mayores emisiones que las que se eliminaban con las dos ya comprometidas previamente.
Otra de las voces críticas fue la del ex ministro de Energía durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet, Máximo Pacheco. El ex titular de la cartera entre 2014 y 2016 sostuvo categóricamente que el anuncio presidencial “no es un plan de descarbonización” sino más bien “un cronograma de cierre de siete plantas a carbón obsoletas que están prontas a terminar su vida útil, y que son conocidas en el sistema eléctrico como las ‘bisabuelas'”.
“La descarbonización de nuestra matriz energética debe hacerse a través de una política pública. No puede ser que este plan lo definan las empresas, como se establece en el anuncio cuando se dice que entre 2025 y 2040 serán las empresas las que definan su cronograma. Esto debe hacerse con una ley y un reglamento que se cumpla”, cuenta Pacheco, para quien la intención del Gobierno de transformar a Chile en un país carbono neutral al 2050 “no tiene medidas ni acciones”.
Al presidente ejecutivo de Generadoras de Chile, Claudio Seebach, no le cayeron bien las palabras de Pacheco. El representante del sector eléctrico llamó a quedarse “con el vaso medio lleno. ¿Qué otro país ha hecho esto a través de un trabajo colaborativo y basado en las posibilidades reales de un país como Chile, que en términos eléctricos no está interconectado con el resto de la región? Alemania, que tiene niveles de carbón similares a Chile, pero que está interconectado con Dinamarca, Noruega, Francia, que tienen otras energías, lograron recién hace un mes un acuerdo en materia de carbón al 2038. Nosotros tenemos que hacer nuestras líneas propias para cambiar las fuentes de la electricidad, eso requiere plazos y tiempos. Es no entender el tremendo desafío tecnológico y económico que hay detrás. No comparto para nada lo que dice el ex ministro Pacheco”.
“Es una vergüenza el anuncio”, afirmó Sara Larraín, directora de Chile Sustentable y quien además participó activamente en la mesa de trabajo para la descarbonización impulsada por el gobierno.
“Nos parece indignante que un Presidente ofrezca un plan de descarbonización donde le dice a la ciudadanía que van a cerrar las centrales más obsoletas y que tienen más de 40 años, y ni siquiera ahora. Y todas las otras 20 centrales, según lo que las empresas propongan. No está a la altura de las orientaciones que debe dar el Presidente de la República, menos siendo sede de la COP, cuando debería dar una señal de liderazgo frente al cambio climático. Esto no es un plan de descarbonización, es ponerle cierre a centrales que están fuera de normas técnicas; no es ambicioso un plan así, nos parece grave”, afirmó con dureza.
Respecto del “Estado de Reserva Estratégica”, Sara Larraín afirmó que “eso significa que los chilenos vamos a tener que seguir pagando ese precio por respaldo, que no sabemos si va a ser el mismo que actualmente se paga por potencia. Es cerrar chatarra y anunciar que podrían ser llamadas a ingresar en emergencia. El anuncio es peor que lo que propuso el Coordinador Eléctrico en la mesa de descarbonización, que sacaba las centrales más antiguas primero, pero después ponía con nombre y apellido cada una de las centrales a cerrar hasta el año 2038, había un cronograma completo”.
Seebach, de Generadoras de Chile, desmiente que vayan a ser las propias empresas las que establezcan el cronograma de cierre entre el 2025 y el 2040. “Eso no es así. Los escenarios en tecnología cambian radicalmente y muy rápido. Con la información existente hoy se estableció un cronograma para los próximos cinco años, donde tú tienes un cierto grado de certeza. Y luego se convoca una nueva mesa con actores similares, donde está el coordinador, el regulador, para evaluar cómo han cambiado las condiciones de mercado. Entonces esa definición no va a ser solo de las empresas, va a ser un nuevo trabajo colaborativo”.
Para Ezio Costa, director ejecutivo de la ong FIMA, los plazos de cierre para las centrales más antiguas son demasiado largos. “Esos cierres deberían ser antes, y por otro lado, no se estableció un plazo para el cierre de las demás. Yo creo que eso es un error, porque lo que está haciendo este plan es consagrar algo que ya se sabía -cerrar las termoeléctricas más antiguas- sin proponer ninguna ambición en el cierre de las siguientes, y sobre todo sin dar ninguna seguridad de que esas cosas van a suceder”, criticó.
Para subsanar ello, a su juicio, el gobierno debiera presentar un proyecto de ley que establezca un cronograma de cierre y fije los plazos a todas las termoeléctricas. “La idea es que esté consagrado en un instrumento legal, de manera que el acuerdo tenga que ser cumplido independiente de cuál sea el gobierno que venga después”, explicó.
Y de cara a la COP25 que se realizará en Chile, agregó Costa, “ese anuncio no es lo suficientemente ambicioso, y no explica cómo nos pone en una trayectoria que es importante de cara a una COP. Si bien el cierre de termoeléctricas tiene un impacto positivo, no es determinante para el transcurso que tenemos que tener como país pensando en los 1,5ºC”.
Preocupación en alcaldes
Para los alcaldes de las comunas donde se cerrarán las centrales a carbón anunciadas por el gobierno, el compromiso es preocupante, aunque por razones disímiles. Para el alcalde de Tocopilla, Luis Moyano, una de las principales inquietudes es qué ocurrirá con los trabajadores de esas plantas y el impacto en el empleo de la comuna.
“Me sorprende que cuatro unidades de las nueve vayan a cerrarlas, hemos tenido una gran cantidad de personas despedidas de forma directa e indirecta de las empresas termoeléctricas. Es una situación extremadamente delicada para Tocopilla”, señala Moyano.
“No veo una posición clara del Gobierno -agregó Moyano-, Tocopilla desde hace rato que se declaró saturado y las termoeléctricas tomaron las medidas, por lo tanto, es necesario que sigamos trabajando. Por cada unidad que se va, se van los trabajadores directos, los del carbón, los del puerto, los vigilantes y los del aseo. Es todo un aparato de gente que va a quedar cesante en Tocopilla. Me parece bien que desaparezcan, me parece bien no usar carbón, pero ¿a cambio de qué? ¿Cuál es la reconversión para la gente que queda cesante? Ese es el problema”.
Para el alcalde de Coronel, Boris Chamorro, el anuncio es insuficiente. “Estas centrales que tienen cerca de 50 años operando en Coronel pensaba que se iban a cerrar el 2020, y me parece muy tardío que sea hasta diciembre de 2023. Tampoco se consideró Bocamina II en este primer cronograma, y los exámenes realizados a niños de la comuna ya muestran metales pesados en su organismo. Es absolutamente insuficiente”, afirmó.