La creación de la figura de “Estado de Reserva Estratégica” fue fuertemente criticada por las ong’s que han impulsado un plan más ambicioso de descarbonización del sector eléctrico. Principalmente, según señaló Terram, porque “esta condición no implica un cierre definitivo, sino que, por el contrario, otorga a los compromisos de descarbonización una cuota de incertidumbre importante, pudiendo revertir los cierres de las centrales y con ello retroceder en el proceso de limpieza de la matriz energética”.
Críticas del ex ministro Pacheco y de las ong’s
Tras conocerse el plan del gobierno para descarbonizar la matriz, las críticas de las ong’s cayeron con dureza. Las principales apuntan a lo poco ambicioso del anuncio y que se enfoca solo en las centrales más antiguas; a que el cierre de dos de las termoeléctricas de Engie en Tocopilla ya había sido comprometido por la empresa el año pasado sin concertarse; y que hace apenas dos semanas la misma empresa inició las operaciones de una termoeléctrica de 375 MW en Mejillones, lo que en la práctica implica mayores emisiones que las que se eliminaban con las dos ya comprometidas previamente.
Otra de las voces críticas fue la del ex ministro de Energía durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet, Máximo Pacheco. El ex titular de la cartera entre 2014 y 2016 sostuvo categóricamente que el anuncio presidencial “no es un plan de descarbonización” sino más bien “un cronograma de cierre de siete plantas a carbón obsoletas que están prontas a terminar su vida útil, y que son conocidas en el sistema eléctrico como las ‘bisabuelas'”.
“La descarbonización de nuestra matriz energética debe hacerse a través de una política pública. No puede ser que este plan lo definan las empresas, como se establece en el anuncio cuando se dice que entre 2025 y 2040 serán las empresas las que definan su cronograma. Esto debe hacerse con una ley y un reglamento que se cumpla”, cuenta Pacheco, para quien la intención del Gobierno de transformar a Chile en un país carbono neutral al 2050 “no tiene medidas ni acciones”.
Al presidente ejecutivo de Generadoras de Chile, Claudio Seebach, no le cayeron bien las palabras de Pacheco. El representante del sector eléctrico llamó a quedarse “con el vaso medio lleno. ¿Qué otro país ha hecho esto a través de un trabajo colaborativo y basado en las posibilidades reales de un país como Chile, que en términos eléctricos no está interconectado con el resto de la región? Alemania, que tiene niveles de carbón similares a Chile, pero que está interconectado con Dinamarca, Noruega, Francia, que tienen otras energías, lograron recién hace un mes un acuerdo en materia de carbón al 2038. Nosotros tenemos que hacer nuestras líneas propias para cambiar las fuentes de la electricidad, eso requiere plazos y tiempos. Es no entender el tremendo desafío tecnológico y económico que hay detrás. No comparto para nada lo que dice el ex ministro Pacheco”.
“Es una vergüenza el anuncio”, afirmó Sara Larraín, directora de Chile Sustentable y quien además participó activamente en la mesa de trabajo para la descarbonización impulsada por el gobierno.
“Nos parece indignante que un Presidente ofrezca un plan de descarbonización donde le dice a la ciudadanía que van a cerrar las centrales más obsoletas y que tienen más de 40 años, y ni siquiera ahora. Y todas las otras 20 centrales, según lo que las empresas propongan. No está a la altura de las orientaciones que debe dar el Presidente de la República, menos siendo sede de la COP, cuando debería dar una señal de liderazgo frente al cambio climático. Esto no es un plan de descarbonización, es ponerle cierre a centrales que están fuera de normas técnicas; no es ambicioso un plan así, nos parece grave”, afirmó con dureza.
Respecto del “Estado de Reserva Estratégica”, Sara Larraín afirmó que “eso significa que los chilenos vamos a tener que seguir pagando ese precio por respaldo, que no sabemos si va a ser el mismo que actualmente se paga por potencia. Es cerrar chatarra y anunciar que podrían ser llamadas a ingresar en emergencia. El anuncio es peor que lo que propuso el Coordinador Eléctrico en la mesa de descarbonización, que sacaba las centrales más antiguas primero, pero después ponía con nombre y apellido cada una de las centrales a cerrar hasta el año 2038, había un cronograma completo”.
Seebach, de Generadoras de Chile, desmiente que vayan a ser las propias empresas las que establezcan el cronograma de cierre entre el 2025 y el 2040. “Eso no es así. Los escenarios en tecnología cambian radicalmente y muy rápido. Con la información existente hoy se estableció un cronograma para los próximos cinco años, donde tú tienes un cierto grado de certeza. Y luego se convoca una nueva mesa con actores similares, donde está el coordinador, el regulador, para evaluar cómo han cambiado las condiciones de mercado. Entonces esa definición no va a ser solo de las empresas, va a ser un nuevo trabajo colaborativo”.
Para Ezio Costa, director ejecutivo de la ong FIMA, los plazos de cierre para las centrales más antiguas son demasiado largos. “Esos cierres deberían ser antes, y por otro lado, no se estableció un plazo para el cierre de las demás. Yo creo que eso es un error, porque lo que está haciendo este plan es consagrar algo que ya se sabía -cerrar las termoeléctricas más antiguas- sin proponer ninguna ambición en el cierre de las siguientes, y sobre todo sin dar ninguna seguridad de que esas cosas van a suceder”, criticó.
Para subsanar ello, a su juicio, el gobierno debiera presentar un proyecto de ley que establezca un cronograma de cierre y fije los plazos a todas las termoeléctricas. “La idea es que esté consagrado en un instrumento legal, de manera que el acuerdo tenga que ser cumplido independiente de cuál sea el gobierno que venga después”, explicó.