Franz Kramer: “Tiene que haber una decisión de industria respecto de cómo se diseñan los envases para que sea más fácil reciclar”
Franz Kramer es gerente comercial y operaciones de Enfaena, una de las mayores empresas de recuperación, gestión y valorización de residuos industriales reciclables en el país. Con operaciones en todo Chile y más de 3 mil toneladas de productos reciclables recuperados cada mes desde los patios de las empresas, es también el principal proveedor de materias primas para la industria del reciclaje. Desde esa experiencia, habla sobre los desafíos de la Ley REP a nivel industrial, del rol que tendrá el diseño de envases y embalajes, de los desafíos logísticos y también de su impacto a nivel domiciliario.
Periodista
Hace cerca de 15 años, Franz Kramer tuvo que tomar una decisión. Por un tiempo, estuvo evaluando aprovechar sus habilidades para la comedia y el entretenimiento para emprender esa ruta junto a su hermano Stefan, pero finalmente optó por la búsqueda de un camino independiente en un mundo que entonces prácticamente no existía pero que lo interesaba de sobremanera: el reciclaje.
Diseñador gráfico industrial con experiencia en el diseño de embalajes, desde 2004 Kramer trabaja buscando soluciones para los residuos de las industrias, y hoy es socio y gerente comercial de Enfaena, la principal gestora de residuos industriales reciclables del país, con decenas de instalaciones de separación y enfardado de residuos en las mismas plantas de las empresas, desde Arica a Punta Arenas.
A sus instalaciones en La Pintana llegan fardos de botellas, plásticos, cartones, pañales desechables, tapas, colgadores y alarmas de ropa, latas y un sinnúmero de productos de descarte y embalajes de decenas de empresas, cada una con su etiqueta señalando de dónde viene y qué tipo de producto es para darle trazabilidad a toda la cadena.
“Cuando partimos con esto en 2004 vimos una oportunidad, porque logramos entender que el residuo era en realidad un subproducto que tenía la capacidad de reintegrarse a una cadena productiva. Son materiales que tienen un valor si son bien manejados y bien administrados”, dice Kramer.
Hoy recuperan cerca de 3 mil toneladas mensuales de productos industriales reciclables, y son uno de los principales actores del mercado. Desde esa experiencia, analiza los desafíos y oportunidades que abre la Ley REP a nivel industrial, pero también en lo que ocurrirá con los residuos domiciliarios. Y si bien todos los residuos tienen un potencial de valorización, dice, aún faltan algunos pasos fundamentales para que todo sea realmente reciclable.
¿A nivel industrial, todo lo recuperable es reciclable?
No todo es reciclable, y eso va en función de los diseños y las decisiones que se toman para desarrollar un envase para un producto determinado. Hay envases, por ejemplo, que no pueden sufrir ningún tipo de apertura o ingreso de oxígeno en el proceso de transporte y almacenamiento, entonces el fabricante toma la decisión de laminar un polipropileno con un poliéster para que actúe como barrera de oxígeno. Ese producto laminado, si lo quisiera llevar a una planta de reciclaje no va a funcionar porque esos dos polímeros se funden a distintas temperaturas.
Es un problema de diseño…
Si, es una decisión de diseño, y tienen que ver con las tecnologías de laminación de polímeros para llegar a envases y embalajes. Ni Chile, ni China ni ningún país del mundo va a comprar ese producto para reciclaje, y la única alternativa para que no termine en un vertedero o relleno sanitario es llevarlo a una planta de waste to energy, pero eso vale diez veces más que llevarlo a una relleno sanitario. Y hay empresas que están dispuestas a ser cero residuos, y otras que no lo están.
“Hoy hay distintos tipos de envases diseñados en función del marketing o de otro tipo de consideraciones que no se han preocupado del impacto de la materialidad de esos envases y embalajes, en función de la capacidad instalada en Chile para reciclar”
¿Cuál es la solución?
Bueno, ahí viene todo un tema: los gerentes, los ingenieros de desarrollo, el área de compras, tienen que tomar decisiones respecto a cómo le darán valor al embalaje para que ese posterior proceso, y la relación con el consumidor, permita que ese producto llegue a la economía circular y sea cien por ciento reciclable. Hoy día hay productos que no están en esa línea.
Tampoco hay una unificación de los productos, por ejemplo, veíamos en el patio de la empresa que hay botellones de agua de PET y otros de polipropileno. ¿Eso dificulta también el proceso de reciclaje?
Si, pero ocurre no solo a nivel de reciclaje industrial, basta ver lo que ocurre en los puntos limpios, donde una persona puede ir con toda la buena intención de reciclar y separar los productos, pero muchas veces no saben bien lo que tienen en la mano, no pueden leer bien los números o no saben relacionarse bien con el punto limpio, y basta que una persona se equivoque y deposite mal un residuo para echar a perder toda la cadena. No tengo la respuesta a lo que hay que hacer, pero sí en esto tienen que haber alianzas y decisiones compartidas. Hoy hay distintos tipos de envases diseñados en función del marketing o de otro tipo de consideraciones que no se han preocupado del impacto de la materialidad de esos envases y embalajes, en función de la capacidad instalada en Chile para reciclar y de la relación del usuario del producto.
Ahora que hacerse cargo de esos residuos va a ser exigible por la Ley REP, desde tu experiencia de trabajo con las grandes empresas, ¿qué nivel de avance existe hoy en esta materia a nivel de reciclaje industria, considerando las metas que se exigirán?
Yo diría que ha ido existiendo un despertar en las empresas, en el sentido de que empezaron a ver que existía un valor en los residuos, no solo desde el punto de vista de venta sino también de indicadores. Las empresas están teniendo más control y responsabilidad respecto de lo que están poniendo en el mercado. Eso da gusto, porque finalmente la Ley REP -a nivel industrial- es una exigencia que se impuso ante un sistema que se viene trabajando hace tiempo ya. Desde hace seis o siete años las empresas se están preocupando de sus residuos. Chile es el tercer país del mundo que más cartón recupera, por ejemplo. La industria se ha formalizado, hay más competencia, y eso ayuda a mejorar y diseñar siempre mejores sistemas de gestión, a la reportabilidad, trazabilidad, transparencia.
¿Te parece correcto que la Ley REP haya decidido no tocar mayormente lo que ya se está haciendo en materia de reciclaje industrial?¿No eran necesarias nuevas exigencias respecto de la forma en que se está haciendo este trabajo?
A mi juicio, los indicadores y las estadísticas industriales son buenas, y la industria sabe lo que tiene en las manos, y por eso licitan sus residuos y su gestión. Cada día hay más competidores en la industria, y al haber valor, hace que esta competencia crezca y que las tasas de recuperación a nivel industrial sean altas. Hoy nosotros recuperamos más de 3 mil toneladas mensuales de residuos sólidos industriales reciclables, que no considera lodos, riles o basura. Solo materiales reciclables y valorizables. Es un volumen súper alto, que nos permite a nosotros abastecer al valorizador y ha permitido dar impulso a importantes proyectos de reciclaje en Chile. Por eso creo que sí es una buena decisión no tocar este sistema. Los indicadores en general son altos, las empresas que están en el tema REP están preocupados y tienen tasas de valorización que ya llegan al 70%, y en algunas empresas hemos llegado a ser cero residuos en planta. Es decir, todo lo que se generó dentro de la planta no va a un relleno sanitario sino que se recupera y se destina a lugares donde se van a reutilizar o reciclar.
“Si la REP funciona como todos esperamos, se van a ver muy beneficiados algunos tipos de empresas de embalajes, pero no hay capacidad para otros productos. La capacidad instalada hoy en Chile no es capaz de abastecer la demanda que pudiera llegar a tener la REP”
¿Cuáles son los principales productos que se retiran hoy para el reciclaje en las industrias?
Hoy el PET es importante, y es un producto fuerte de la REP. También el cartón de embalaje, y los productos de la industria papelera en general. Las latas, los envases de cartón para alimentos y bebidas. Hay un universo grande de envases y embalajes de la REP que hoy están bien fuertes.
Para que la Ley REP funcione, todo esto que hoy se está recolectando necesita un destino, nuevos usos. ¿Cómo ves la industria del reciclaje en Chile como para aprovechar estos subproductos provenientes de los residuos? Esto considerando que ustedes son el principal proveedor de estos materiales
Yo creo que sí lo somos, en términos globales y también por tipo de materiales. Como todos, yo espero que la ley funcione, y va a beneficiar mucho a algunos sistemas de embalaje. Por ejemplo, empresas de fabricación de clamshell o de materiales de embalaje como zunchos requieren de botellas recicladas, y en Chile es tan poco lo que se captura que importan “basura”, que es el mismo PET domiciliario de otros países como Ecuador. Si la REP funciona como todos esperamos, se van a ver muy beneficiados algunos tipos de empresas de embalajes, pero no hay capacidad para otros productos. La capacidad instalada hoy en Chile no es capaz de abastecer la demanda que pudiera llegar a tener la REP.
¿Dónde hay una buena capacidad de respuesta?
En PET y cartón, principalmente. En Chile se recuperan un montón de latas de aluminio, pero no hay capacidad de valorización y entonces se exporta. La REP tienen que considerar la exportación para valorización, y entiendo que así es, porque si ello no ocurre vamos a recolectar productos para luego llevarlos a relleno sanitario.
¿Qué es lo que mayormente se exporta actualmente?
Para afuera se va todo lo que no se puede dejar en Chile por tema de capacidad instalada en grandes volúmenes. Los envases de cartón para alimentos y bebidas, por ejemplo. O el policarbonato, donde si bien hay algunos pequeños proyectos, si se levanta un poco de volumen se necesita exportación. La poliamida, que se usa en envases de congelados, también requiere de la exportación. Otros, como el stretch film, sí se puede reciclar en Chile, pero si le ponen etiquetas o está sucio los costos no dan y se requiere de compradores afuera. Así hay varios, es un problema de capacidad instalada en el país.
¿Qué debieran hacer las empresas para facilitar este trabajo? Esto pensando a nivel industrial, pero también a nivel de reciclaje domiciliario.
Así como siempre se dice que en las licitaciones hay que homologar las propuestas, en este caso digo que se necesita homologar los embalajes. Qué quiere decir eso: que tiene que haber una coordinación a nivel de industria donde la toma de decisiones respecto de envases y embalajes sea en función del usuario, y que estén todas las empresas debidamente organizadas para que esa cadena no se afecte si alguna de las empresas decide cambiar los sistemas de embalaje. Finalmente el gran responsable de esto vamos a ser los consumidores, y vamos a tener que saber manejarnos con los residuos. Quienes mejor nos pueden ayudar en eso son los que ponen en el producto en el mercado, de manera que nos faciliten ese trabajo. Por ejemplo, que todas las embotelladoras se pongan de acuerdo en un tipo de botella PET, en un tipo de tapa y no que algunas sean de polipropileno y otras de polietileno de alta densidad, que estandaricen el tipo de etiquetado y que no usen papel con resistencia a la humedad, que no es reciclable. Entonces, diseñar el producto de manera que la forma en que nos relacionamos con los residuos sea más fácil. Tiene que haber una decisión de industria respecto de como se diseñan los envases en función de que para el usuario sea más fácil de reciclar.
“Hay empresas que deciden cambiar sus sistemas de gestión y logran ser cero residuos, poniendo también exigencias a sus proveedores. Eso hace que se inyecte creatividad a toda la cadena de producción, desde la materia prima hasta el producto final para que este sea lo más recuperable posible”
¿Ves un cambio en ese sentido hoy en las industrias, en qué se nota?
Sí, se nota en las empresas como elemento diferenciador ante su competencia, y también por las nuevas exigencias legales hoy se han autoimpuesto metas muy altas. Clientes nuestros tienen como desafío, como punto número uno de su compañía, ser cero landfill al año 2020. Y eso es una iniciativa personal, se están anticipando a las exigencias de la REP. Hay empresas donde hemos hecho esfuerzos increíbles y no se logran los objetivos porque la contraparte no está alineada con lo que se busca, pero hay otras empresas que deciden cambiar sus sistemas de gestión y logran ser cero residuos, poniendo también exigencias a sus proveedores. Eso hace que se inyecte creatividad a toda la cadena de producción, desde la materia prima hasta el producto final para que este sea lo más recuperable posible.
La trazabilidad de los residuos también será fundamental ¿Cuál es la importancia de implementar esto en el sistema REP?
Es fundamental. Primero, porque nos permite organizar y entregarle una información concreta y certera respecto de cómo se está gestionando el residuo desde el inicio hasta el final del proceso, y eso lo hacemos con un etiquetado, un código y una ID de usuario desde que lo tomamos en la planta pasando por toda la ruta y su destino final, en qué se transformó. Eso permite cumplir la normativa, pero también ayuda a la empresa a tener información de índices de valorización y retroalimentarla para mejorar sus propios procesos -evaluar por qué genera tantos residuos o tanta merma en un área determinada, por ejemplo- y el manejo de residuos en la empresa. La información de trazabilidad le genera oportunidades de mejora al productor.
Ustedes operan en todo Chile hoy, ¿Cuál es la complejidad de operar a esta escala, a nivel nacional, que tendrá la Ley REP?
Lo difícil, y que es un poco lo invisible, es hacer una gestión integral. Que por medio de un gestor, cómo hacemos nosotros, se traiga un camión de desde Coyhaique con ocho o diez tipos de productos facilita la distribución a usuarios finales, porque al final en Santiago está la industria de valorización. Eso permite ampliar la captura, porque la logística en Chile es cara. Hoy yo tengo un desafío con un cliente que es cómo gestionar sus residuos en Punta Arenas, y no dan los costos. La REP, y Chile, está determinada por Santiago y dos o tres regiones más, pero para regiones más aisladas es más complejo.
¿Esto es replicable a escala domiciliaria?
Hay una oportunidad, no tengo claro el modelo porque nosotros somos expertos en temas industriales y en materialidad, porque tenemos que tener la capacidad de vender ese subproducto. Pero tiene que ser a gran escala, y ahí hay un desafío grande en la Ley REP porque el nivel domiciliario es la gran parte de la recuperación y hoy se recicla solo un 8%. Mientras no haya incentivos a la gente, mientras los embalajes no tengan las características técnicas para facilitar el proceso, es complejo. La REP es un sistema que viene de afuera, y cuando uno se compara con Europa son otras capacidades instaladas, otros costos logísticos, otras distancias… No digo que esta REP sea una mala copia, pero hay que tener cuidado con cómo se diseña el sistema y aquí se requiere un traje a la medida, porque hoy no hay capacidad instalada para absorber la REP en un cien por ciento.
“Hemos visto el despertar de muchos pequeños emprendedores que están desarrollando productos que, si bien no son tan masivos, son muy ingeniosos respecto de cómo están viendo la oportunidad de crear valor a partir de los residuos. Hay un mercado interesante en la innovación”
¿Dónde vez hoy los nudos para que esto funcione? A nivel industrial tu tienes toda tu logística de recuperación en la planta, se hace bien a la primera, pero qué pasa a una escala mayor, en la calle.
El tema de la educación es clave, y tanto así que -si tuviera un cargo político- sería partidario de que se incorporara dentro de la malla curricular el saber reciclar. Puede ser una clase, o un ramo. Y la industria tiene que facilitar los procesos para que los usuarios nos relacionemos bien con los productos. Cuando tenemos una suma de productos nos confundimos, y basta que una persona, o diez, hagan mal la pega para que todo el proceso falle si esos residuos se mezclan. Y el tema es quien lo paga, porque estamos hablando de residuos que oscilan entre los $50, los $350 o $500 por kilo, y trasladar eso es caro en términos logísticos, y queremos mover a bajo costo productos que a lo mejor no van a generar un retorno económico, pero sí queremos que sea lo más barato posible. Entonces tiene que haber educación, colaboración entre las empresas para hacer productos que conversen con los usuarios, tiene que haber más capacidad instalada e incentivos para la gente. Pero yo le tengo fe a la REP, porque quiero que funcione.
¿Cómo ves el avance del mercado en términos de reciclaje y valorización, y cómo crees que se va a mover con la Ley REP?
Hemos visto el despertar de muchos pequeños emprendedores que están desarrollando productos que, si bien no son tan masivos, son muy ingeniosos respecto de cómo están viendo la oportunidad de crear valor a partir de los residuos. Hay un mercado interesante en la innovación, no se si a un nivel industrial pero tampoco es a un nivel artesanal, se están dando pequeños espacios de oportunidades de negocios. Siguen siendo commodities, de bajo costo y bajo precio de venta, pero en la REP cuando hay volumen, hay demanda. Y va a haber industria. En Chile, poco a poco, vamos a ir viendo plantas de valorización, y en la medida que haya centros de valorización habrá incentivos. Esto va a dar espacio para la innovación, y veo que las empresas van a ser los principales actores para que la REP prospere. Ellos, los que ponen los productos en el mercado, tienen que ayudarnos a facilitar la relación que tenemos con los residuos.