Especialistas consideran que recuperar la costumbre de usar envases retornables ayudará a avanzar hacia un futuro sostenible
Una parte importante de la nueva ley que prohíbe los plásticos de un solo uso apunta a fomentar el reúso de los empaques, algo que es valorado desde diversas perspectivas. Organizaciones como Fundación Basura, Alianza Basura Cero Chile y Alianza Global para Alternativas a la Incineración (GAIA) consideran que la ley es un avance en la dirección correcta, mientras que desde empresas como Coca-Cola valoran las disposiciones para promover las botellas retornables.
La mayoría de los chilenos de más de 50 años debe recordar de su infancia que para comprar el aceite había que llevar la botella al almacén, y que las botellas de leche vacías se dejaban en la puerta de la casa para que el lechero las cambiara por otras llenas. Se trata solo de un par de ejemplos de una época en la que aún no se masificaban los envases de un solo uso en particular los plásticos.
Recuperar algunas de esas buenas prácticas del pasado es lo que de cierta forma promueve la recién promulgada Ley 21.368, conocida como ley de Plásticos de un Solo Uso. Dicha norma, que por una parte prohíbe la entrega de elementos plásticos de un solo uso no reciclables en lugares de expendio de alimentos y bebidas, por otro lado contiene importantes disposiciones relativas a la promoción y disponibilidad de envases retornables.
“Estamos frente a una ley que busca cambiar un paradigma, dejando atrás la cultura de lo desechable y recuperando lo reutilizable”, señaló Javiera Calisto, directora legal de Oceana -una de las organizaciones que impulsó el proyecto-, cuando la iniciativa legal fue aprobada por el Congreso en mayo pasado.
La ley establece para los comercializadores de bebestibles la obligatoriedad de ofrecer esos productos en botellas retornables y de recibir de los consumidores estos envases. Esto comenzará a regir de manera gradual a partir de los seis meses de la promulgación de la ley. Para entonces, todos los supermercados deberán vender y recibir botellas retornables, mientras que para almacenes y tiendas de conveniencia dicha obligación será exigible al cabo de dos años. Otros detalles respecto a esta y otras disposiciones deberán ser determinados en el reglamento de la ley, cuya elaboración está a cargo del Ministerio de Medio Ambiente, que cuenta para esta labor con 18 meses desde la promulgación de la norma.
Macarena Guajardo, directora ejecutiva de Fundación Basura, hace una evaluación muy positiva de la ley y considera que “nos ayuda a poner énfasis en las estrategias preventivas por sobre las estrategias de gestión -como es el reciclaje- y, en ese sentido, nos ayuda a tratar la situación climática desde la prevención”.
En cuanto a la utilización de envases retornables, Guajardo alude a la experiencia de las personas mayores: “Siempre los escucho comentar cómo durante su infancia existía la retornabilidad en los productos básicos, como en la leche y los aceites (…) Y hoy en día existe en el territorio nacional la posibilidad de comprar en tiendas a granel, que cada día son más masivas”.
“Veo con buenos ojos el hecho de que el sector privado, los almacenes, supermercados y delivery, puedan promover estos usos retornables; sé que va a ser un desafío para muchos de ellos, pero lo ideal es que podamos ir resolviendo esos desafíos de manera conjunta, con respeto y paciencia”, agrega la directiva de Fundación Basura.
En cuanto a los materiales de los envases retornables, Guajardo señala que hay que tener en cuenta que estos “siempre van a tener un impacto ambiental distinto en relación con el territorio en que se encuentran”. Por ejemplo -dice-, quizá el uso de vidrio es ideal en la Región Metropolitana, pero no así en las regiones extremas, donde no es la mejor alternativa debido a que no existe infraestructura de reciclaje. “Por eso es muy bueno considerar que los plásticos reutilizables también son una alternativa, porque al final se trata de potenciar la reutilización más que potenciar un material sobre otro”, explica.
A los pocos días de aprobada la ley, la fundadora de Todos Reciclamos, Marie Chauloux, comentó que uno de los mercados que se había adelantado a la nueva normativa era el de los comercializadores de bebestibles y, al respecto, opinó que había visto con mucha satisfacción “que ya varias marcas de bebidas han implementado con éxito campañas para introducir nuevamente los envases retornables, tal como ocurría en la década de los 90”.
Coca-Cola, por ejemplo, lleva varios años promoviendo el uso de botellas retornables. “Estamos muy entusiasmados con la promoción que hace esta ley respecto de los retornables, porque para Coca-Cola este envase es una prioridad, dada su circularidad. Para poder medir cuan sustentables son estos empaques, encargamos un estudio de su ciclo de vida al DICTUC de la Universidad Católica y TriCiclos, con el objetivo de conocer su huella. Esta medición arrojó que una botella retornable de plástico puede dar hasta 12 vueltas en el mercado y las de vidrio 35, antes de ser retirada del mercado. Pero no solo eso; estas botellas tienen una vida totalmente ‘circular’ y siempre vuelven a nosotros: las vamos a buscar, ya sea para volver a llenarlas o para retirarlas cuando terminan su vida útil, ocasión en que las reciclamos”, explica Paola Calorio, directora de Asuntos Públicos, Sustentabilidad Y Comunicaciones de la compañía en Chile, Bolivia y Paraguay.
“Veo con buenos ojos el hecho de que el sector privado, los almacenes, supermercados y delivery, puedan promover estos usos retornables; sé que va a ser un desafío para muchos de ellos, pero lo ideal es que podamos ir resolviendo esos desafíos de manera conjunta, con respeto y paciencia”.
“La regla y no la excepción”
Desde Alianza Basura Cero Chile y la Alianza Global para Alternativas a la Incineración (GAIA) también valoran la nueva ley como un avance en la dirección correcta, es decir, terminar con los plásticos de un solo uso y, además, felicitan “a las organizaciones de la sociedad civil que impulsaron esta ley hasta hacerla realidad”.
“Su enfoque es preventivo en cuanto evita el uso de los artículos antes de que se transformen en basura. Este enfoque apunta a la resolución del problema de la contaminación por plásticos desde su origen, evitando el uso desechable de este material tan contaminante, y es el enfoque que tiene la estrategia Basura Cero, que promovemos desde las organizaciones socioambientales en todo el mundo. Ahora, esta ley solo aplica a los plásticos que se usan en la venta de comida preparada en establecimientos como restoranes, bares, cafeterías, cocinerías, y por tanto su impacto se reduce a ese espectro de artículos contaminantes: vasos, platos, cubiertos, revolvedores, bombillas y contenedores. Queda mucho por hacer”, señalan representantes de Alianza Basura Cero y GAIA, Alejandra Parra y Magdalena Donoso, respectivamente.
Asimismo, consideran que algunos de los plazos establecidos en la ley son demasiado extensos, y creen que las prohibiciones que se establecen no son suficientes, porque hay muchos artículos plásticos o envueltos en plástico desechable que no están incluidos. “Por ejemplo, el envoltorio de la mayor parte de los productos que se venden en los supermercados. Si bien la mayor parte de estos plásticos deberían ser cubiertos por la ley REP (Ley 20.920), dicha ley no apunta a la reducción del uso de esos elementos sino que a la recuperación de una parte de ellos cuando ya se han transformado en basura”, comentan Parra y Donoso.
“Esta ley solo aplica a los plásticos que se usan en la venta de comida preparada en establecimientos como restoranes, bares, cafeterías, cocinerías, y por tanto su impacto se reduce a ese espectro de artículos contaminantes: vasos, platos, cubiertos, revolvedores, bombillas y contenedores. Queda mucho por hacer”.
Educación y cambio de hábitos
En su artículo 15°, la ley de Plásticos de un Solo Uso establece que “el Ministerio del Medio Ambiente promoverá e implementará programas de educación ambiental dirigidos a la ciudadanía sobre el impacto ecológico de los productos de un solo uso y la importancia de reducir su consumo, y fomentará el uso de productos reutilizables y retornables”.
Este aspecto de la educación es considerado indispensable para lograr un cambio cultural que se traduzca en acciones individuales y sociales respetuosas con el medio ambiente. A juicio de Macarena Guajardo, de Fundación Basura, “la educación ambiental no puede ser algo opcional, debiera ser la base de las educaciones porque se trata de aprender a cohabitar, aprender a subsistir y sobrevivir con el respeto a la naturaleza que nos sostiene; nos hace falta bastante, pero vemos con buenos ojos toda la discusión que nos está trayendo el proceso constituyente con relación a entender la naturaleza como sujeto de derecho, por ejemplo”.
A su vez, desde GAIA y Alianza Basura Cero comentan que “los mensajes de protección del medio ambiente que se entregan de parte de las instituciones públicas y las empresas son casi siempre parciales, ya que evitan abordar los orígenes del problema: el sistema económico capitalista extractivista de producción lineal en el que se sustenta la macroeconomía, que extrae nuestros bienes naturales comunes para transformarlos en bienes de consumo masivo que rápidamente terminan en la basura. (…) Un abordaje transversal, permanente e íntegro en la educación ambiental de las instituciones y empresas, y un mayor financiamiento a la educación ambiental ciudadana, son cuestiones necesarias para el intenso y rápido cambio cultural que necesitamos para reducir los daños irreversibles que estamos causando al planeta”.
“La producción de plástico en el mundo crece de manera exponencial, haciendo imposible abordar la gama de problemáticas que este material genera a través del abordaje reactivo (opuesto al preventivo) del reciclaje o la disposición final del material en rellenos sanitarios. Urge asumir un enfoque preventivo que evite el consumo (y por tanto la producción) de plástico. En ese sentido, el uso de botellas retornables debería ser la regla y no la excepción”
En relación con ese cambio, Guajardo señala que “necesitamos hacer una transición cultural muy profunda; tenemos que todas y todos los actores de nuestra sociedad hacer nuestra parte. A la ciudadanía nos toca empezar a usar envases retornables; así va a tener que ser porque nuestra supervivencia y nuestra calidad de vida dependen de eso”.
Sobre este tema, Paola Calorio de Coca-Cola comenta que es imprescindible que los consumidores se sumen a los esfuerzos que hacen las empresas: “Como compañía empujamos la economía circular desde nuestros empaques, pero necesitamos el apoyo de todas las personas para tener un Chile más limpio, más sustentable y circular. ¿Y cómo?: los ciudadanos tenemos el poder de comprar, elegir y preocuparnos de escoger aquellos productos con mayor reciclabilidad o posibilidad de reúso que sean más sustentables”.
Ese poder de compra de las personas es subrayado también por GAIA y Alianza Basura Cero, que destacan un cambio importante en una cadena de supermercados que, luego de prohibir en algunos de sus locales las botellas retornables, un par de años después firmó un convenio para vender productos a granel en sus instalaciones. Esta modificación, a su juicio, se logró gracias “al cambio en las conductas de las y los consumidores que hoy, y cada día más, prefieren alternativas que prevengan los impactos ambientales del sistema de producción y consumo imperantes en el mundo”.
“Los ciudadanos tenemos el poder de comprar, elegir y preocuparnos de escoger aquellos productos con mayor reciclabilidad o posibilidad de reúso que sean más sustentables”.