Envases compostables surgen como alternativa ante proliferación de plásticos de un solo uso en el delivery
Debido a la cuarentena obligada, los consumidores han debido abastecer sus hogares a partir del servicio a domicilio. Sin embargo, el problema ha sido el uso indiscriminado del plástico para los repartos, por lo que los envases compostables emergen como una posibilidad de mitigar el perjuicio al medioambiente. La Fundación Chile Verde se ha encargado de promover esta clase de envases hechos, entre otros materiales, de ácido poliláctico y pulpa de celulosa. Claro que aún queda mucho trecho por recorrer para masificar este tipo de productos.
El reparto a domicilio se ha convertido en una tabla de supervivencia para los comerciantes que, debido a la cuarentena por el coronavirus, se han visto obligados a cerrar sus tiendas físicas para evitar aglomeraciones. La otra cara de la moneda, sin embargo, está dada por la enorme cantidad de plástico desechable que se genera con la proliferación del servicio delivery.
Eso al menos creen en la Fundación Chile Verde, una entidad que desarrolla estrategias de sustentabilidad a través de la implementación de proyectos sociales, culturales, económicos y medioambientales. Entre las más destacadas figura su línea enfocada en la gestión de residuos orgánicos, en la que los envases compostables cobran gran relevancia.
“No es fácil encontrar cifras exactas, pero el crecimiento del plástico por el delivery es real. Es importante sustituir este tipo de plástico, ya que es muy poco lo que se recicla. El PET Es fácil de reciclar, pero el resto, no. Aquí es donde los envases compostables surgen como una alternativa para la problemática ambiental que está provocando la pandemia a partir del uso indiscriminado del plástico”, resalta Andrea Martinetti, presidente de la Fundación Chile Verde.
A través de una alianza con Ecoitalia, empresa italiana de distribución de insumos y tecnología para procesos de compostabilidad, Chile Verde ha intentado promover este tipo de envases en la industria desde mucho antes de la llegada del COVID-19. Martinetti, eso sí, critica la confusión que se suele dar entre envases biodegradables y envases compostables.
“La compostabilidad es el máximo nivel de biodegradabilidad. Un envase compostable siempre es biodegradable, mientras que al revés es casi nunca cierto. Una bolsa puede permanecer 500 años en el ambiente y no se puede compostar, por lo que su grado de biodegradabilidad es bajo. Es un concepto lineal. En cambio, los envases compostables se convierten en algo positivo: compost. Es otra materia orgánica, para abonar terreno, áreas verdes, vuelven al ciclo de la naturaleza y responde al concepto de economía circular”, agrega Martinetti.
Hace seis meses, Oggi, la marca de heladería italiana instalada en Chile, apostó por estos envases sustentables. El dueño de la heladería, el italiano Roberto Gimmillaro, cuenta que al principio fue una decisión complicada, debido al costo que acarrea cambiar los plásticos por productos compostables. Ahora, con su servicio delivery más activo que nunca, están completamente comprometidos con esta opción.
“Desde que empecé a cambiar las cajas de plástico por compostables, hemos ido cambiando todo; la cucharita, el vasito, todo. Yo ya tenía un stock de plástico comprado, pero cada vez que se acaba un insumo, lo cambiamos por compostable. Para esta empresa que es pequeña cambiar a compostable tiene un costo significativo. Nos ha empujado el sentido social: no ensuciar más el mundo con plástico de un solo uso y el problema que está creando”, dice Gimmillaro.
Oggi tiene dos tipos de cajitas compostables: una con una lámina más delgada, con el fin de transportar el helado en trayectos cortos, y otra más gruesa para despachos de mayor distancia. Al mismo dueño de Oggi le sorprendió la efectividad del envase, por cuanto “pensaba que iba a bajar la calidad en la mantención de la temperatura, pero no es así”. De hecho, la mantención de la temperatura solo bajó media hora. Despachan cerca de su casa matriz en Providencia, pero también han llegado con el helado intacto hasta lugares más remotos como el pueblo de María Pinto.
“Cubrimos un radio bien amplio y ningún cliente se ha lamentado de que el helado haya llegado derretido”, afirma Roberto Gimmillaro.
“La compostabilidad es el máximo nivel de biodegradabilidad. Un envase compostable siempre es biodegradable, mientras que al revés es casi nunca cierto. Una bolsa puede permanecer 500 años en el ambiente y no se puede compostar, por lo que su grado de biodegradabilidad es bajo. Es un concepto lineal”.
Las alianzas de Chile Verde
Gracias a su alianza estratégica con Ecoitalia SpA y Armony Sustentable, Fundación Chile Verde ha asumido el fomento de la compostabilidad a través de las organizaciones y empresas. Todos los productos están certificados OK Compost en Europa bajo la norma UNI-EN 13.432.
A través de este convenio nació el servicio Llave en Mano, que facilitará y acercará la gestión de residuos orgánicos no solo para las compañías, sino también a otro tipo de organizaciones y personas naturales. Entre los envases que se promueven se encuentran el mater-bi (polímero natural derivado del descarte del maíz); ácido poliláctico o PLA (de origen vegetal); pulpa de celulosa; pulpa de bambú y hojas de palma.
La heladería Oggi está funcionando solo con su servicio delivery mientras dure la cuarentena total. Y ha aprovechado la alianza de Chile Verde con Armony para promover la compostabilidad de residuos orgánicos en todo el edificio donde tiene su sucursal. Se trata de un inmueble de 64 departamentos, y la idea es compostar todo lo orgánico que provenga de ahí. “Nosotros producimos cáscara de frutas, por ejemplo, y estamos tratando de involucrar a todo el edificio. Claro que el proyecto quedó parado por la pandemia. No es el momento de hacer reuniones”, dice el dueño de Oggi.
En tanto, María José Galotto, directora del Laboratorio de Envases y Embalajes de la Universidad de Santiago de Chile (LABEN), asegura que “en la situación actual, debido al uso indiscriminado de los plásticos por los delivery en pandemia, quizá lo mejor sería apostar por envases compostables”. Sin embargo, la investigadora española extraña una mirada de futuro a solucionar el tema de la reciclabilidad de los residuos plásticos.
“Una problemática social es que no existe un sistema de recogida selectiva, no existe un tratamiento de estos residuos a lo largo de todo el país. Tenemos que buscar nuevas propuestas de materiales, pero necesitamos propuestas urgentes, transversales y colaborativas donde tienen que unirse la academia, la industria y el Estado”, piensa Galotto, quien sin embargo reconoce el esfuerzo de los diferentes actores en Chile.
“Chile lo está abordando de forma transversal, a través del Pacto por los Plásticos, la Ley REP, el APL de eco-etiquetado que está liderando la SOFOFA. Nosotros como laboratorio estmos participando de todas las instancias”, pero al mismo tiempo “se requiere una mayor conciencia de la sociedad, industria y ministerio para disminuir el uso de plásticos desechables, y fomentar el reciclado de plástico”
Desde LABEN apuestan a generar “instrumentos regulatorios que incentiven el uso de plástico reciclado por parte de la industria, y en el caso de envases de alimentos es el Ministerio de Salud el que debe generar propuestas legislativas para garantizar la inocuidad química de esos envases”, añade la investigadora.
En Chile Verde recogen el guante. Ellos son una de las instituciones integrantes de la mesa para la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos del Ministerio del Medio Ambiente. El flanco débil que advierte el presidente de la fundación es lo difícil y costoso que es hacer una planta de compostaje industrial en la cual se puedan tratar los residuos orgánicos de forma masiva.
“De todas maneras -asegura Andrea Martinetti- el MMA está trabajando bien. Se van a crear más facilidades para los ciudadanos, será más evidente la diferencia de usar plástico o envases compostables, Tenemos que disminuir lo que se va a relleno sanitario y entrar al circulo virtuoso de la economía circular”.
El italiano Roberto Gimmillaro, en tanto, también extraña una mirada más a largo plazo en Chile. Por eso, él mismo se ha encargado de que su inversión en envases compostables valga la pena y tenga efectos en la población. “Yo no sé si las cucharas y los envases compostables la gente lo está compostando o botando a la basura”, plantea. En virtud de ello, Gimmillaro busca el contacto de alguna empresa que pueda recolectar los envases para poder compostarlos. “La idea es darle sentido a la inversión”, añade él.
“Una problemática social es que no existe un sistema de recogida selectiva, no existe un tratamiento de estos residuos a lo largo de todo el país. Tenemos que buscar nuevas propuestas de materiales, pero necesitamos propuestas urgentes, transversales y colaborativas donde tienen que unirse la academia, la industria y el Estado”.
¿Qué sucede en Europa?
En contraste con un Chile que aún no llega al peak de casos por COVID-19, en medio de una gestión gubernamental muy criticada, Europa paulatinamente retoma los cauces normales con las providencias necesarias. María José Galotto, española de origen, dice que en su país también se produjo una explosión indiscriminada de plásticos de un solo uso.
“Lo que pasa es que a raíz del confinamiento se disminuyó la capacidad de reciclaje de las familias, ya no estaban por la opción de reciclar ni de separar. Sucedió que los supermercados empezaron a vender todo envasado para evitar el contacto de la gente con una fruta, una verdura, una cecina. La preocupación ha sido más que nada para evitar contagios, y ha pasado a un plano secundario el tema medioambiental”, explica la académica de la Facultad Tecnológica de la USACH.
En tanto, Andrea Martinetti, de la Fundación Chile Verde, plantea que en Europa en general hay una visión de largo plazo con respecto a este tipo de residuos. Lo que se ha hecho en ese continente, por ejemplo, es eliminar los productos desechables plásticos en 2021, y se sustituyen por envases compostables.
“Ellos están mucho más adelantados. Además poseen plantas de compostaje que acá no existen. No es que en Italia se prohíba el plástico para usar el compostable; es por la facilidad que tiene la materialidad. Acá hacer una planta de compostaje comprende un proceso muy engorroso. Allá en Italia el compostaje industrial permite incluso generar gas metano que se utiliza para que vehículos funcionen”, cierra Martinetti.