Energía y Corfo buscan dar mayor impulso a industria de hidrógeno verde para aprovechar su potencial ante reactivación post Covid-19
La discusión sobre esta nueva tecnología ha alcanzado ya un nivel de madurez en Chile, y hoy se busca dar el salto hacia proyectos piloto que logren salvar el principal dilema que enfrenta: no hay demanda porque no hay oferta desarrollada, y no hay oferta porque los casos de uso no están lo suficientemente desarrollados. Corfo busca acelerar estos procesos impulsando vías de financiamiento público-privadas y el desarrollo de proyectos tempranos, mientras Energía trabaja en los aspectos regulatorios y en llegar a noviembre con la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde lista. Esto no solo por el potencial de Chile y los movimientos que ya empiezan a realizar otros países en esta materia, sino porque es visto como un polo importante de reactivación y generación de empleos que además tiene un gran punto a favor: concita el apoyo transversal de todos los sectores políticos.
Periodista
Tras cinco meses de trabajo, Misión Cavendish puso fin ayer a un ciclo de conversatorios en torno al potencial de Chile en el desarrollo del hidrógeno verde con el objetivo de difundir información, compartir mejores prácticas, conocer experiencias internacionales, resolver las asimetrías de información y promover los proyectos piloto que se están diseñando en esta materia en el país. Una agenda que logró instalar un momentum en torno al potencial que tiene el hidrógeno verde en el desarrollo futuro de Chile, y que hoy es visto como uno de los caminos más prometedores para la reactivación que vendrá en los próximos meses -y probablemente años- tras la crisis global por el Covid-19. Y es, además, una agenda transversal.
Así lo dejó claro ayer el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet. En un crudo análisis del complejo escenario político actual, “en que Chile está muy dividido, con un nivel de polarización que no había visto nunca, de posiciones extremas y una enorme dificultad de los actores para lograr acuerdos”, afirmó que el hidrógeno verde tiene un potencial enorme en resolver muchos de los frentes de desconfianza que hoy existen a nivel nacional.
Esto, dijo, porque puede y debe ser una agenda políticamente transversal, que genere consenso y unidad en torno a una causa común. “Creo que el hidrógeno verde tiene la capacidad enorme de generar espacios de diálogo racional, de escucha y de cooperación. Eso es lo que ha pasado en las mesas técnicas que está desarrollando el ministerio para elaborar la estrategia: volver a poner en valor la técnica, la ciencia, la innovación y el conocimiento en el centro del debate. Que las políticas públicas no estén influidas primordialmente por los aplausos de las redes sociales sino basadas en la evidencia. Y es una enorme oportunidad para las empresas privadas de demostrar que pueden seguir contribuyendo al desarrollo del país”, afirmó.
Y al mismo tiempo, dijo, tiene la capacidad de impulsar el desarrollo económico en el escenario actual. “El hidrógeno puede tener una enorme capacidad de fomentar el crecimiento económico que se ha debilitado, y generar más inversión. Puede también combatir el centralismo, tenemos un enorme potencial en el norte y en Magallanes, y el hidrógeno tiene esa capacidad de desarrollar polos de desarrollo en distintas regiones que generen no solo crecimiento y empleo sino también desarrollo social y oportunidades. También tiene un potencial enorme también de crear una nueva industria que diversifique nuestra economía, la dinamice y la haga menos dependiente de las pocas industrias en que hoy estamos concentrados como país”, afirmó.
Hoy se estima que el hidrógeno verde tiene un mercado internacional potencial estimado en US$2,5 trillones anuales y la capacidad de generar 30 millones de puestos de trabajo a nivel global. Y en Chile, se estima que el país puede alcanzar un mercado de al menos US$8 mil millones anuales en exportaciones, y un mercado interno potencial de 326 mil toneladas y US$746 millones anuales al 2030, además de la creación de valor y capital en el país.
Y no se trata de un potencial de negocios concentrado solamente en las grandes industrias. En Europa, de las 280 compañías que desarrollan tecnologías de hidrógeno, el 60% son pymes, y por cada millón de euros de ingresos en servicios de post venta y nuevos modelos de negocios se generan 15 puestos de trabajo. Por ello, dice Pablo Terrazas, vicepresidente ejecutivo de Corfo, “vemos una gran oportunidad en el hidrógeno verde a través de inversiones en un escenario de reactivación económica post Covid-19, y un rol clave para el sector público en la recuperación (…) En un escenario en Chile -y en el mundo entero- en que el desempleo está aumentando y probablemente va a aumentar más, tenemos que empezar a trabajar desde hoy para solucionar ese problema. Acá tenemos una actividad económica que puede contribuir de muy buena manera a ese objetivo”.
“Hay dos empresas privadas muy interesadas en desarrollar una planta piloto, y por supuesto que Corfo y el Estado tienen que jugar un rol importante facilitando este financiamiento público-privado para poder avanzar en todos los frentes y todas las oportunidades que se nos van presentando. Estamos revisando qué fórmulas de financiamiento público privado podemos encontrar”
Por ello, Corfo ha tomado un rol activo en esta materia, y está buscando acelerar tanto la búsqueda de financiamiento como el desarrollo de programas piloto, mientras el Ministerio de Energía está acelerando el trabajo en la normativa y en el desarrollo de la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, que se espera sea lanzada en noviembre próximo.
Acelerar proyectos y líneas de financiamiento
Corfo ya está desarrollando una serie de proyectos para impulsar el desarrollo de la industria del hidrógeno, es un escenario donde es importantísimo comenzar a generar pilotos temprano para solucionar los problemas de mercado y de coordinación hoy existentes: no hay demanda porque no hay oferta desarrollada, y no hay oferta porque los casos de uso no están lo suficientemente desarrollados.
Hoy existen dos consorcios que están trabajando en el uso del hidrógeno como combustible para grandes camiones mineros, un trabajo que se está desarrollando desde 2018 con una inversión conjunta de más de US$22 millones, de los cuales US$7 millones fueron aportados por Corfo, los que se espera inicien sus pruebas piloto en minas el próximo año.
Según señala Pablo Terrazas, si bien se busca reafirmar este trabajo, que es de sumo interés para acelerar esta industria considerando el poder de demanda de la minería,se busca acelerar este proceso.
“Estamos entrando en una etapa de revisión de estos dos años de avance, y vamos a ir definiendo las condiciones de su continuidad porque son esfuerzos importantes desde el punto de vista económico y del Estado, y necesitamos tener resultados concretos en los tiempos comprometidos. Esperamos un avance más rápido de lo que están trabajando estos consorcios, porque tenemos la urgencia producto de la reactivación que tiene que tener el país, y la esperanza que tenemos en esta industria para el bien de Chile”, afirmó.
En paralelo, Corfo está preparando un llamado por Expresión de Interés (RFI, por sus siglas en inglés) para empresas interesadas en desarrollar proyectos de hidrógeno verde en el país -y sus derivados- en un distrito solar de 11.600 hectáreas en la Región de Atacama. El objetivo es impulsar proyectos demostrativos de escala industrial para reducir riesgos tecnológicos.
“Estamos muy interesados en hacer este testeo de mercado para ver cuáles son las principales empresas que están disponibles para desarrollar este piloto en el país; cómo se comportaría Alemania, Japón, que han anunciado fondos e interés, en materia de reactivación sobre todo, de avanzar en hidrógeno verde. En Alemania hay mucho interés no solo de lo que ellos producen en su zona, sino de cómo se van a abastecer de energía limpia y barata, y por tanto creemos interesante hacer este RFI para ver qué empresas internacionales podrían estar interesadas en desarrollar un piloto”, explicó Terrazas.
Al mismo tiempo, en paralelo al avance en la instalación de esta industria, se buscan también fórmulas de financiamiento público-privado para proyectos piloto. “Hay dos empresas privadas muy interesadas en desarrollar una planta piloto, y por supuesto que Corfo y el Estado tienen que jugar un rol importante facilitando este financiamiento público-privado para poder avanzar en todos los frentes y todas las oportunidades que se nos van presentando. Estamos revisando qué fórmulas de financiamiento público privado podemos encontrar”, agregó.
A esto se suma un próximo llamado para estudios de pre-inversión de proyectos de hidrógeno verde en Chile, gracias a un fondo de €350 mil provenientes de un convenio con la Unión Europea. El objetivo es lanzar el llamado en septiembre u octubre y apunta a consorcios de empresas integradas en toda la cadena de valor del hidrógeno, de tal manera que una vez que se obtengan los indicadores de viabilidad económica del proyecto puedan avanzar rápidamente hacia su construcción.
“Se tratará de adelantar al cronograma de desarrollo de regulación clave. Esto ha sido muy dinámico, hay nuevos proyectos presentados y tenemos que cambiar estas prioridades y tratar de reducir la cantidad de reglamentos. En esa etapa estamos, e idealmente tenemos planificado partir con la elaboración de los reglamentos en septiembre”
Y, finalmente, tendrá un rol preponderante el futuro Instituto de Tecnologías Limpias que se levantará en el norte del país, y para el cual ya están postulando dos consorcios. Se trata de la mayor apuesta pública que se está realizando hoy en materia de desarrollo tecnológico, que contará con una inversión público-privada de US$240 millones para los próximos 10 años.
El objetivo, dice Terrazas, es que esté adjudicado a más tardar a comienzos de agosto, y uno de sus focos principales será la energía solar enfocada en el desarrollo del hidrógeno verde. La idea es desarrollar los campos de prueba para probar las tecnologías en las condiciones difíciles del territorio nacional, las escalas de los proyectos, adelantar espacios de innovación para acelerar la reducción de costos de la producción de hidrógeno verde y su uso, y la creación de competencias y capacidades en Chile. El objetivo es que su implementación sea rápida, para tener resultados lo más rápido posible.
Creación de marco normativo y desarrollo de pilotos
Por su parte, el Ministerio de Energía está trabajando en las mesas técnicas para la elaboración de la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, donde ya se ha avanzado en la priorización de brechas, donde entre principales puntos a resolver aparecen las asimetrías de información y falta de coordinación entre los distintos miembros de la cadena de valor, la incertidumbre del sector privado respecto de potenciales incentivos y subsidios, y la incertidumbre en el desarrollo de proyectos por desconocimiento de tecnología y experiencia operativa; y los aspectos de desarrollo normativo, donde ya se levantaron 96 acciones para disminuir las barreras al desarrollo de proyectos tempranos.
“Se tratará de adelantar al cronograma de desarrollo de regulación clave. Esto ha sido muy dinámico, hay nuevos proyectos presentados y tenemos que cambiar estas prioridades y tratar de reducir la cantidad de reglamentos. En esa etapa estamos, e idealmente tenemos planificado partir con la elaboración de los reglamentos en septiembre”, explicó María de Los Ángeles Valenzuela, a cargo del trabajo regulatorio en materia de hidrógeno en el Ministerio de Energía.
Se espera desarrollar el trabajo regulatorio en tres etapas, la primera de las cuales se enfocará en tres reglamentos: reglamento general de instalaciones de hidrógeno, que sería el marco para toda la cadena de valor; un reglamento para maquinarias, que cubriría los proyectos de minería; y otro de especificaciones de calidad del hidrógeno. Se estima que esta primera etapa tardará cerca de tres años por los tiempos de tramitación asociados a estos procesos.
“Para nosotros es fundamental saber qué proyectos existen para saber si en este minuto debemos cambiar esa priorización. En paralelo, existe la opción de los proyectos especiales a través de la SEC, no porque no hay regulación no se pueden sacar adelante los proyectos”, explicó Valenzuela.
Mientras, los proyectos piloto siguen avanzando. José Ignacio Galindo, CEO Alset Global, empresa que trabaja en uno de los pilotos en la gran minería para impulsar camiones con una mezcla de combustible dual diésel-hidrógeno, explicó que si bien los estudios previos habían señalado un potencial de reemplazo de 62% del diésel para los camiones mineros, “los resultados que hemos obtenido hasta la fecha arrojan un potencial de reemplazo de entre un 70% y un 80% del diésel en la operación de estos camiones, con una eficiencia de un 40%, que es bastante importante para motores diésel”.
“Existen dos opciones: o esperamos a que el proyecto grande sea competitivo para hacerlo, o damos un paso importante antes con un piloto que genere megas en Chile, que genere toneladas en Chile, que nos ayude a ocupar ese hidrógeno para investigación para otros proyectos. Hoy la gran dificultad es esa, cómo hacer que los pilotos que por escala, por el nivel de madurez que tienen todavía algunas tecnologías no están en su punto más competitivo”
Se espera realizar el próximo año el ensamblaje del primer camión minero de alto tonelaje para iniciar las pruebas de campo. “Tenemos proyectado la instalación de módulos de hidrógeno en un primer camión para realizar las pruebas, el 2022 va a ser esencialmente de test y calibración de camiones en las minas, para en 2023 trabajar en un plan industrial de escalamiento”, explicó.
El potencial de impacto de esta tecnología es la transformación a este combustible dual de 1.500 camiones en la minería, con un potencial de reemplazo de diésel de más de 1.300 millones al año y una reducción de emisiones de más de 3,5 millones de toneladas de CO2 por año. Esto va a requerir de 5,5 GW de energía renovable al año que va a resultar e una seguridad energética y estabilidad de precio del combustible.
Hoy uno de los proyectos piloto con mayor potencial, a la espera de financiamiento, es Green Ammonia Project de Enaex, empresa chilena productora de nitrato de amonio utilizado principalmente para tronaduras en la minería. El nitrato de amonio se produce a partir del amoniaco proveniente del gas, del cual Enaex importa 350 mil toneladas anuales.
Según explicó Pablo Wallach, vicepresidente del Área de Transformación digital de Enaex, “nuestro proyecto es fabricar hidrógeno verde a partir de energías renovables, predominantemente solar, y a partir de ese hidrógeno verde producir amoniaco. Si abasteciéramos toda nuestra planta con amoniaco verde, es decir las 350 mil toneladas, significaría una producción en Chile de 63 mil toneladas de hidrógeno, una capacidad instalada de electrolizadores de casi 800 Megas, y un campo solar de casi 1GW”.
La importancia de este proyecto, agregó, es que permitiría reemplazar importaciones y generar una nueva industria, donde el consumo está además asegurado por la planta de Enaex. Ayudaría también al cumplimiento de los compromisos del NDC de Chile, a la descarbonización de la minería y a generar una industria de combustibles y fertilizantes verdes.
El proyecto está terminando hoy su etapa de prefactibilidad y está suficientemente avanzado para avanzar a la fase siguiente en la medida que puedan solucionar el GAP que existe con el piloto. Este considera producir entre 7 mil y 18 mil toneladas de amoniaco, poco menos de un 5% de su consumo total, y entre los 10 y 25 megas de electrolizadores para producir entre 1.000 y 3.200 toneladas de hidrógeno. Y para ello están en búsqueda de financiamiento.
“Tenemos claro que el piloto no es un proyecto en el que vamos a ganar plata, pero si queremos solventar la brecha para poder financiarlo. Sabemos que el proyecto grande tiene que ser competitivo, y eso está perfecto, pero ahí existen dos opciones: o esperamos a que el proyecto grande sea competitivo para hacerlo, o damos un paso importante antes con un piloto que genere megas en Chile, que genere toneladas en Chile, que nos ayude a ocupar ese hidrógeno para investigación para otros proyectos. Hoy la gran dificultad es esa, cómo hacer que los pilotos que por escala, por el nivel de madurez que tienen todavía algunas tecnologías no están en su punto más competitivo”, planteó Wallach.