A cuatro meses de que se realice en Chile la Cumbre Global del Clima COP25, la agenda legislativa ambiental está determinada por la reactivación de una serie de proyectos de ley que desde hace años esperan su concreción, más algunas iniciativas nuevas que se han ido sumando a la discusión. Tanto desde el Ejecutivo como desde el propio Parlamento, hoy se impulsan una serie de leyes que van desde la reforma al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIS) y la tramitación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) hasta normativas de protección de glaciares, de regulación de plásticos, de delito penal ambiental, la ley de cambio climático y la regulación de una serie de tipologías de proyectos de inversión.
¿Es bueno legislar en medio del frenesí pero COP25?¿Pueden aprobarse todos los proyectos hoy en curso?¿Cuáles se debieran priorizar? Para responder a estas preguntas, País Circular convocó a tres expertos en tramitación ambiental de proyectos en el marco del seminario “Desafíos de la agenda legislativa ambiental en el año de la COP25”, que reunió al presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Senado, Guido Girardi; al presidente del Consejo Minero, Joaquín Villarino; y al abogado experto en derecho ambiental y subsecretario del Medio Ambiente Rodrigo Benítez, para analizar la situación actual en una conversación moderada por el ex ministro del Medio Ambiente Pablo Badenier.
Fue Girardi, quien desde la Comisión de Medio Ambiente ha impulsado una fuerte discusión respecto de la legislación ambiental que necesita el país, quien abrió los fuegos y situó el contexto que hoy está marcando el debate.
“Si uno mira en profundidad lo que señala el informe del IPCC, estamos entrando en una situación de colapso. Entonces aquí no hay un tema de si queremos o no queremos; hay un tema de urgencia, de obligación, de responsabilidad. Ese es el desafío, lo más importante es tomar conciencia de la urgencia”, afirmó.
El planeta, dijo, funciona como el cuerpo humano, ambos son sistemas complejos donde pequeños cambios generan tremendas transformaciones y procesos de deterioro: si la temperatura de nuestro cuerpo sube 43ºC, va a entrar en un proceso de hipertermia. Para la Tierra es lo mismo, y hay que asumirlo.
A esto se suman los cambios ya notorios en nuestro país, donde disminuye el caudal de los ríos y las precipitaciones, lo que se agravaría si el incremento de la temperatura planetaria llega a 2ºC. “Chile va a ser uno de los grande países afectados por esto (…) El país tiene que enfrentar eso, y no es un tema optativo, es una responsabilidad”, afirmó Girardi. Por eso, dijo, “Estamos intentando llevar al Congreso un debate que tiene que ver con este contexto”.