De la REP a la Recuperación Resiliente
“Para la ‘recuperación resiliente’ se requieren políticas públicas que vayan más allá de incentivar el reciclaje, y que apunten a minimizar la generación de residuos cuestionando procesos, productos y la eficiencia en el uso de las materias primas”.
Hoy es un buen momento para reflexionar, no sólo se conmemora el Dia Mundial del Reciclaje, sino que además se cumplen cuatro años de la promulgación de la denominada Ley REP, sin embargo, es imposible abstraerse del contexto global de la pandemia y sus implicancias actuales y futuras para nuestro país.
El nuevo escenario nos pondrá un desafío, el de la “recuperación resiliente” como lo propone Eduardo Bitrán, y por lo tanto políticas púbicas como la REP no serán suficientes para generar los cambios a la velocidad se requerirá y con un foco en modelos circulares.
Para la “recuperación resiliente” se requieren políticas públicas que vayan más allá de incentivar el reciclaje, y que apunten a minimizar la generación de residuos cuestionando procesos, productos y la eficiencia en el uso de las materias primas.
Una forma es relacionar la política pública con la “jerarquía de los residuos”, en donde se debe incentivar la reducción de los residuos, luego la reutilización, el reciclaje, la valorización energética y la disposición final como última opción. Dicha jerarquía se encuentra invertida y por lo tanto gran parte de los residuos finalmente son dispuestos en lugares de disposición final o en basurales.
De esta forma, como primer piso se requiere abordar la realidad de los basurales y vertederos ilegales, de lo contario será complejo que la población conecte con los conceptos de minimización y de economía circular. Es urgente la fiscalización y sanciones disuasivas a quienes lucran con ese tipo de sitios, y comprometernos a una meta necesaria: “Chile sin basurales al 2030”.
Otro ejemplo de relevancia, es propender a la reutilización, es decir, alargar la vida útil de los productos mantenido su valor en el sistema y de esta forma desincentivar los productos desechables de baja vida útil. Para lo anterior, es fundamental que los productos tengan posibilidades de reparación y por otra parte incentivar una red de reparación. El apoyar oficios que han desaparecido con el tiempo: zapatero/as, costurero/as, talleres de electrodomésticos, recauchaje de neumáticos, los cuales, bajo normas de calidad adecuadas, deberían aportar al reúso de productos.
También es relevante apuntar a reducir el envío de residuos de forma directa sitios de disposición final, una manera de comenzar a abordar lo anterior es mediante un impuesto a los residuos industriales que pueden ir directo a un relleno sanitario (asimilables a domiciliarios), iniciando con las empresas de mayor tamaño, y de esta forma “emparejar la cancha” y evitar que residuos de gran volumen y en general no mezclados pierdan valor. Sin embargo, instalaciones como los rellenos sanitarios aportan resiliencia, ya que, si bien se debería reducir progresivamente su uso, son necesarios para contar con sitios de disposición seguros en caso de contingencias (terremotos, pandemias, otros) y evitar emergencias sanitarias.
De todas formas, es difícil planificar y generar políticas púbicas con enfoque circular sin realizar mediciones y evaluaciones de campo, un ejemplo es la caracterización de residuos sólidos domiciliarios la cual se ejecutó por última vez en la Región Metropolitana el año 2005, y de esta forma contrastar con la información que hoy se obtiene en base a las declaraciones de los generadores y receptores a través del Registro de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (RETC).
No es posible abordar un modelo circular sin abrir el debate respecto del modelo municipal y en particular el sistema tarifario, el cual no tiende a reducir la generación de basura “mezclada” y aumentar la separación en origen. A nivel mundial sistemas de pago por basura mezclada en cada hogar (Pay As You Throw) han demostrado reducir la generación de residuos y aumentar las tasas de reciclaje. Uno de los grandes riesgos para alcanzar las metas REP de envases y embalajes, sobre el 25%, será la respuesta de los consumidores para efectuar la separación en origen y entrega a los sistemas de recolección, ya que un cambio cultural de gran envergadura es complejo en pocos años. El generar algunos pilotos “Pay As You Throw” en comunas de alta generación per cápita, que son justamente las que tienen más recursos, podría generar importante información para replicar paulatinamente.
Lo anterior, nos lleva a reflexionar respecto de nuestra responsabilidad como ciudadanos en nuestro rol de consumidores conscientes, me parece que es una mirada clave en el desafío de la “recuperación resiliente”. El entender que cada decisión de consumo trae consigo consecuencias, hace necesario exigir a la producción el informar respecto de los productos que compramos y también respecto de los residuos que generaremos producto de nuestras compras. Al alero de la Ley REP hoy avanzan interesantes desafíos como el ecoetiquetado, el diseño circular, los cuales van más allá de mejorar la valorización de residuos, sino que especialmente minimizar la generación, lo cual nos lleva a cuestionar cuanto y que consumimos.
Los desafíos que se vienen definirán el futuro y nuestra adaptación a un modelo circular y resiliente, deberían guiar hacia políticas públicas alienadas con esos desafíos, sin olvidar que nuestro estilo de vida y hábitos de consumo son los que en definitiva generarán los cambios y las respuestas de largo plazo.