Nacida en 2013, Algramo ha tenido dos fases muy marcadas, dice su fundador José Manuel Moller. Al principio fue creada con el fin de crear productos de marca propia para almacenes de barrio basada en envases retornables. La diferencia era que el cliente devolvía un envase de detergente, lavaloza, limpiapisos y suavizante vacío, y se llevaba uno nuevo, tal como una bebida retornable. Paralelamente, Algramo diseñó un prototipo de dispensador que ofrecía alimentos como arroz, lentejas, porotos y garbanzos en las cantidades justas que el cliente requería de acuerdo a lo que pagaba.
Si bien ese modelo sigue vigente en 2.500 almacenes de barrio de la Región Metropolitana, José Miguel Moller decidió cambiar el giro o, en sus palabras, “agregarle una nueva capa” a la empresa. “En 2018 hubo un quiebre y se empieza a acelerar la historia. Llegamos a un punto de equilibrio, ya que la operación se pagaba con la marca propia”, señala. Y constató que el porcentaje de personas que volvía con su envase sobrepasaba el 80 por ciento, lo cual era un gran logro en honor a la conducta que se trataba de intencionar.
Ese año, además, se recortó el horizonte a 2030 para alcanzar las metas pactadas en el Acuerdo de París, por lo que Moller pensó que la red de almacenes de barrio que cubría con su exitoso modelo, aunque llega a beneficiar a 300 mil personas, no era suficiente para tener un impacto global o, por lo menos, más significativo. “En esta crisis ambiental éramos un aporte, pero estábamos lejos de mover la aguja”, ejemplifica el emprendedor.
“Me pregunté cómo podía hacer un cambio en la industria. Y en este cambio de giro, decidí ir a convencer a los mayores productores y consumidores de plástico en el mundo para que se sumaran a un sistema tipo Algramo. Tuve que tecnologizar toda la solución, porque antes era bien análogo, doméstico”, explica Moller, cuya empresa ha obtenido varios reconocimientos a nivel internacional por su protagonismo en la economía circular.
Antes de implementar este “Algramo 2.0”, como lo llama su director ejecutivo, la empresa obtuvo el lugar número 11 a nivel mundial de las Mejores Empresas Para el Mundo (Best For The World), ranking realizado por B Corp (Empresas B), y una de las tres empresas B chilenas mejor evaluadas tras destacar en dos de las cinco categorías de la evaluación (La Mejor Empresa Para el Mundo y la Mejor Empresas para la Comunidad).
Este modelo Algramo de dispensación permite generar un ahorro considerable a las familias ya que la compra se hace sin tantos intermediarios y, por lo tanto, se evita el castigo a la compra en bajas cantidades, cuenta Moller. El sistema actualmente vigente involucra la existencia de una app a través de la cual los clientes cargan su dinero y piden la visita de un triciclo eléctrico que lleva dispensadores a domicilio, y depositan productos de limpieza en envases que tienen un chip similar a cómo funciona la tarjeta BIP del sistema de transporte público en Santiago.