UE abre proyecto para incentivar propiedad intelectual y generar crecimiento verde en Chile
La iniciativa, llamada AL-Invest Verde DPI, es parte de las actividades de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea.
A través de la colaboración que se produce en países en donde la propiedad intelectual está bien protegida, la UE busca avanzar en la lucha contra el cambio climático en América Latina, con énfasis en el Mercosur y Chile. El presupuesto en total es de 2,8 millones de euros para toda la iniciativa.
En Montevideo se lanzó el proyecto “AL-Invest Verde Derechos de Propiedad Intelectual (DPI)”, que, con financiación de la Unión Europea (UE), pretende lograr una gestión eficiente de los derechos de propiedad intelectual para incentivar un crecimiento sostenible en América Latina, con énfasis en las economías de los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y Chile.
El proyecto tiene un presupuesto de 2,8 millones de euros en total, y está destinado a conseguir el desarrollo del patentamiento y el conocimiento de los Derechos de Propiedad Intelectual (DPI) como formas de mejorar la colaboración entre empresas locales, y empresas locales y europeas, con el fin de combatir el cambio climático.
AL-Invest Verde DPI es parte de las actividades de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO por sus siglas en inglés), que trabaja en estrecha colaboración con la Unión Europea, promoviendo sistemas institucionales sólidos de protección de la propiedad intelectual dentro y fuera del conglomerado.
El proyecto propone utilizar la propiedad intelectual para contribuir al perfeccionamiento de un marco propicio en América Latina, que estimule la innovación, facilite el crecimiento sostenible, la creación de empleo, y asegure una participación internacional eficaz de sus actores económicos.
“La propiedad intelectual tiene una importancia esencial para la Unión Europea ya que da incentivos fundamentales a la innovación, y facilitan la transmisión de tecnología y conocimientos, la cual en esta época es resultado de procesos colaborativos, en donde las partes confían entre sí”, explicó en el seminario de inauguración, Paolo Berizzi, embajador de la Unión Europea en Uruguay.
Berizzi explicó que la confianza que genera la protección a la propiedad intelectual es una piedra angular para enfrentar desafíos globales mediante la innovación que se genera a través del intercambio de conocimientos. Uno de esos desafíos, subrayó, “es el compromiso que tenemos como Unión Europea de reducir drásticamente nuestras emisiones de gases invernadero de aquí al 2050. Para ello debemos hacer una transición que necesita de un apoyo, el cual también es externo, y por ello apoyamos esta misma transición en otras partes como América Latina. La protección de la propiedad intelectual es una parte importante de nuestra estrategia industrial, ya que queremos que las empresas compartan sus conocimientos”.
El embajador ejemplificó la necesidad anterior con lo ocurrido durante la pandemia del Covid-19, “en donde aprendimos que las vacunas más eficaces fueron desarrolladas y eficazmente distribuidas en sociedades colaborativas entre sí. La ciencia depende del data share, de la confianza en compartir datos, y gracias a eso logramos lo que logramos, y ahora estamos en una fase bastante más suave de la pandemia”.
Por su parte, el Líder de AL-INVEST Verde DPI, Mariano Riccheri, recalcó que en América Latina “hace cerca de diez años que seguimos hablando de la necesidad de concientizar sobre la propiedad intelectual, patentes, etc. Hoy aparece en los periódicos, pero la tarea sigue ahí. En América Latina la vida no pasa por las grandes ciudades y en el interior el mensaje se puede estar perdiendo un poco. Queremos fortalecer a las pymes que ya están interiorizadas, que son usuarios intensivos de la propiedad intelectual, pero queremos que sepan cómo ocuparlos de mejor manera”.
“Debe ser parte de una estrategia integral de negocios de la empresa. La sola protección no da la garantía de que mañana no haya que tomar medidas adicionales para proteger el activo intangible. Y la propiedad intelectual es fundamental para la colaboración, dentro de un marco normativo que genere confianza entre las partes”, agregó.
El personero encargado del proyecto reconoció la necesidad de explorar otras vías en las que la propiedad intelectual y la innovación puedan apoyar la transición a una economía verde, por ejemplo, usando las marcas para transmitir algo que el público identifique y esté dispuesto a pagar por él.
Por su parte, la directora del Instituto Nacional de Propiedad Industrial, Loreto Bresky, indicó que “en Chile se ha hecho énfasis en el desarrollo sostenible como una política central, lo que debemos hacer es conciliar ese objetivo con la tecnología que necesitamos para acelerar este proceso y contribuir a la descarbonización (de la matriz energética)”.
Bresky agregó que “la data que pueda surgir de las patentes, debe ser entendida por quien necesita esa información. Queremos trabajar en hacer disponible nuestra data, no solo para entrega de informes y boletines técnicos, sino para que pueda ser usada por universidades, terceros, hubs tecnológicos, y quien requiera esa información, para ello debemos adoptar un formato que genera un cambio importante, y que requiere un trabajo de adaptación importante”.