Un nuevo concepto de compra y venta de ropa usada se empieza a imponer en Chile
Por sus ventajas ambientales, económica y sociales, la ropa de segunda mano se ha transformado en una tendencia creciente a nivel mundial. En el país, emprendimientos como Vestuá han incorporado altos niveles de tecnología al negocio, permitiendo un mayor acceso y más garantías al momento de adquirir una prenda. Además, grandes tiendas de retail como Paris se han sumado a este modelo, ofreciendo a sus clientas vender en línea productos que ya no usan. “Tiene mucho sentido que esa ropa siga siendo útil; eso es la moda circular”, comenta Belén Hinojosa, una entusiasta usuaria de este sistema.
“Yo siempre me proponía ir al Parque de los Reyes a vender mi ropa (en la feria de las pulgas), pero nunca iba; creo que eso le pasa a muchas personas, entones tener la opción de que alguien se encargue es muy práctico”. Belén Hinojosa resume así una parte de su experiencia como clienta de Vestuá, una plataforma que permite vender la ropa que ya no se usa de forma muy fácil, ya que se hacen cargo prácticamente de todo: van a buscar las prendas, las revisan, tomas fotos, publican en internet, hacen la transacción y entregan al vendedor su parte del dinero.
Además, en el caso de aquella ropa que no está en buenas condiciones Vestuá se encarga de donarla a instituciones que las necesitan. “Muchas veces uno tiene en el clóset ropa que no ocupa, así que venderla y que lleguen unas lucas está super bien, pero no es solo la retribución económica, también tiene mucho sentido que esa ropa siga siendo útil, por ejemplo, con la donación; eso es la moda circular”, comenta Hinojosa, economista de 28 años.
Esta joven, quien trabaja como analista en una empresa, cuenta que llegó a la página web de Vestuá en busca de ropa de segunda mano para comprar. “Me di cuenta de que estaba gastando mucho en ropa, alguna que casi no usaba, entonces tenía más sentido buscar otras alternativas. Así llegué a la moda circular. Compro ahí desde hace un año y empecé a vender hace unos tres o cuatro meses”. Hasta ahora, Hinojosa ha entregado unas 15 prendas, de las cuales más o menos la mitad fue para donación y el resto para venta; en vez de recibir el dinero, ella prefiere aprovechar otra opción que entrega Vestuá: créditos para comprar en la misma plataforma.
Además de la ventaja económica de este sistema, la economista valora que la moda circular reduce el impacto ambiental de la industria de la ropa. “Desde hace un tiempo estoy tratando de llevar un estilo de vida más armonioso en mi relación con el entorno; soy vegetariana hace cinco años y empecé a cuestionar algunas cosas, como el uso de cuero en prendas de vestir y la misma producción de vestuario; cuando uno se pone a investigar los datos de cuánto contamina la industria de ropa, o las malas condiciones en las que trabajan en fábricas en algunos lugares como China o Bangladesh, entonces la moda circular tiene más sentido, porque ayudas a reducir esos impactos negativos”.
En resumen, agrega, se trata de una forma de vestirse bien siendo sustentable en lo ambiental, económico y social.
“Me di cuenta de que estaba gastando mucho en ropa, alguna que casi no usaba, entonces tenía más sentido buscar otras alternativas. Así llegué a la moda circular. Compro ahí desde hace un año y empecé a vender hace unos tres o cuatro meses”.
Tecnología para llegar lejos
Si bien la compra y venta de ropa usada no es algo nuevo, sí lo es la forma de hacerlo, que permite transformar lo que era algo acotado en un fenómeno masivo, con opciones cada vez más atractivas para los clientes.
Así, de la mano con la conciencia ambiental, la compra y venta de ropa de segunda mano es una tendencia creciente a nivel mundial. Por una parte, permite darle una nueva vida a prendas que están en excelente estado -muchas veces con muy poco uso- y así ahorrar el impacto que la fabricación textil tiene en los recursos naturales, al tiempo que propicia hacer buenos negocios. Gracias a estos beneficios, este tipo de moda circular comienza a crecer con fuerza también en Chile.
La tienda online Vestuá ha sido, precisamente, una de las impulsoras de esta tendencia en el país.
Para Belén Hinojosa, cuando se trata del proceso de compra esta plataforma tiene al menos tres grandes ventajas en relación a las clásicas tiendas de ropa americana. Primero, que se puede acceder por internet, “algo que facilita las cosas en la vida que llevamos, pandemia incluida”; segundo, que tiene una trazabilidad porque la prenda pasó por un filtro y te dan la información real de las condiciones en que se encuentra, “mientras que en las tiendas físicas a veces no se ve bien o se te pasó un detalle”; y tercero, la facilidad para devolver o cambiar una prenda, “algo que no siempre se puede hacer en otros lados”.
Los atributos que ella describe son justamente los objetivos que mueven a Vestuá, según cuentan sus creadores, Santiago Valdés y Joaquín Zavala. “Hacemos que reutilizar ropa sea muy fácil, nos hacemos cargo de todo el proceso para nuestras vendedoras (…) Nuestro objetivo es darle mayor vida a la ropa, así que si no se puede vender también se puede donar”.
“Y en el caso de las compradoras, pueden acceder a productos que están inspeccionados, que están en súper buen estado, de excelentes marcas, donde ahorras hasta un 70%, y se pueden comprar desde cualquier parte de Chile”, añaden los jóvenes emprendedores.
En cuanto al impacto ambiental positivo de su negocio, Valdés y Zavala han ido tomando cada vez más conciencia de que la moda circular es una forma importante de cuidar el planeta. “La ropa es un problema enorme, se están fabricando cerca de 150 mil millones de prendas al año, una locura; y un porcentaje importante de eso termina incinerado; es decir, se requiere un cambio de modelo”.
“Parte del problema es que las prendas se usan entre siete y diez veces y después quedan en un rincón del clóset o se botan. Entonces, reutilizar es definitivamente una alternativa para hacer mucho más viable la industria textil, que es la segunda más contaminante del mundo”, comenta Valdés.
Agrega que, sobre la base de diversos estudios, han calculado que en los ocho años de existencia de la empresa han ahorrado emisiones de CO2 equivalentes a sacar de circulación 20 millones de autos por un día, y han evitado el consumo de agua equivalente a 25 piscinas olímpicas (2.500 metros cúbicos cada una).
A su vez, la encargada del departamento de Marketing de Vestuá, Simona Pérez, hace ver que la ropa usada que llega en fardos desde otros países, por barco, genera una gran huella de carbono, mientras que el retiro que ellos realizan en Santiago, junto a los envíos, provocan una contaminación mínima comparativamente. “Es un valor agregado muy importante; al darle una nueva vida a la ropa de las chilenas estamos generando la real moda circular”.
Los fundadores de Vestuá han visto un gran cambio en la percepción de los consumidores en relación a la ropa de segunda mano, que “hace un tiempo estaba estigmatizada, en cambio ahora es algo cool, atractivo, amigable con el ambiente. La gente se ha dado cuenta que ese estigma no tenía razón de ser, porque la ropa puede estar en muy buen estado, es más barata y ecológica”.
En este sentido, están muy satisfechos de acercar esta alternativa a las personas, facilitando y masificando el proceso. Para lograrlo, han invertido en tecnología de punta “que hace toda la diferencia”. “En la revisión de la ropa tenemos un algoritmo especial para ver si el producto se puede vender o no, lo mismo para las fotos; tenemos una tienda que está optimizada para hacer ventas online a todo Chile, y todo eso permite que hoy sea factible comprar productos usados en línea”, comenta Zavala.
Otro factor que está contribuyendo al fomento de la moda circular es que las tiendas de retail también se están sumando. De hecho, Vestuá tiene colaboración con varias empresas, a las cuales aportan con su tecnología y experiencia para hacerlo viable. “El retail tradicional vio que esta categoría es un buen negocio, no solamente desde el punto de vista sostenible, sino también del negocio”, agrega el emprendedor.
“Parte del problema es que las prendas se usan entre siete y diez veces y después quedan en un rincón del clóset o se botan. Entonces, reutilizar es definitivamente una alternativa para hacer mucho más viable la industria textil”.
Monetizar el clóset
Una de las empresas con la que tienen alianza es Paris, cuyas clientas pueden vender su ropa usada a través de Vestuá, con todas las facilidades que eso significa.
Pamela Escobar Pozo, gerenta de nuevos negocios de Cencosud, cuenta que la colaboración con Vestuá comenzó en octubre de 2021 y están muy contentos con los resultados. “En un año tenemos más de 150 mil productos enviados por los clientes a que se vendan; en ese proceso hay productos que se van a venta y otros a reciclaje o donación, pero es muchísimo”, relata entusiasmada.
La representante de Paris explica que, “si bien el cliente no se va a hacer rico con esto, entre tener una prenda guardada en tu casa y ganarte unas lucas por eso, no hay donde perderse. La gente se está dando cuenta que tiene plata detenida que puede monetizar”. Y las cifras en este sentido no son menores: “En menos de un año llevábamos casi 200 millones de pesos en ganancias para las personas que estaban vendiendo su ropa. Por eso en otros países es una industria que está más adelantada; las cifras de mercado son bastante grandes y acá está tomando fuerza”.
Sobre este punto, Escobar explica que desde hace tiempo venían observando distintas opciones de moda circular relacionadas con aumentar la sustentabilidad de Paris, en línea “con nuestro valor de conciencia celeste, que ha sido un valor de la empresa para impulsar todo lo que tiene que ver con consumo responsable, reciclaje, etc.” Agrega que constantemente tenían campañas puntuales vinculadas a darle una utilidad a la ropa que la gente tenía guardada y ya no usaba. “Avanzamos bastante con esas iniciativas, pero no habíamos encontrado un camino que nos permitiera presentarles a nuestros clientes una nueva manera, que también los entusiasmara con este cambio de comportamiento, de actitud, porque finalmente uno propone, pero es el cliente quien decide”.
Fue así como empezaron a monitorear esta tendencia mundial, hasta que decidieron probar en Chile. “Dijimos por qué no proponer un nuevo modelo de negocios, con distintos servicios y ofertas para los clientes, que sea una alternativa súper atractiva; y partimos con un piloto”.
Vieron que funcionada y decidieron “seguir empujando la oferta de productos de segunda mano para que los clientes compren, tanto en tiendas como en paris.cl, y luego abrimos este servicio nuevo para que las personas pudieran, a través de los servicios online, vender sus prendas usadas que estuvieran en buen estado”. Fue así como iniciaron hace un año la colaboración con Vestuá, que se hace cargo de la logística.
Escobar señala que han ido haciendo mejoras, capitalizando y construyendo este nuevo modelo, y que uno de los desafíos ahora es comunicar más, que más personas se enteren y prueben. “Varios estudios internacionales arrojan que -en general- el promedio a nivel mundial es que la gente ocupa solo el 30% de su clóset, el resto lo tiene estacionado (…), lo que tiene un impacto ambiental por los recursos, agua, energía, etc., que se usan en la producción de cada prenda”.
La especialista de Paris subraya que, debido a esos antecedentes, para ellos era importante pasar desde las iniciativas puntuales a un modelo de negocio: “Cuando se logra armar un modelo que se auto sustenta, donde gana el cliente, gana el partner (…) nosotros logramos tener un negocio sustentable que no hay que subsidiar eternamente; todos ganan y promovemos algo beneficioso para toda la sociedad. Tiene que ser competitivo para que se mantenga en el tiempo y llegue a niveles importantes para lograr reducir el consumo de lo nuevo”.
Consultada sobre la forma en que este nuevo modelo dialoga con el negocio tradicional de Paris, de venta de ropa nueva, Escobar destaca que son totalmente compatibles y complementarios. “Donde hay ropa nueva también puede haber ropa de segunda mano, en la tienda física y en la web, aprovechando capacidad instalada y potenciando alianzas con otros actores. Tomamos la decisión de posicionar esto y hacerlo crecer, porque nos interesa y porque la sostenibilidad es un valor de Paris; entonces, si logramos hacer un negocio sostenible, ¡qué mejor!”.
“Cuando se logra armar un modelo que se autosustenta, donde gana el cliente, gana el partner (…) nosotros logramos tener un negocio sustentable que no hay que subsidiar eternamente; todos ganan y promovemos algo beneficioso para toda la sociedad”.