La rápida propagación y la facilidad de contagio del virus que causa el Covid-19 se han visto potenciadas por las condiciones en las que vive y se desplaza buena parte de la población del país, elevando la cantidad de enfermos en las comunas más pobres. Es por esto que, a la par de las medidas sanitarias, es necesario hacerse cargo de la situación del transporte, vivienda y espacios públicos. Así lo entendió el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU) y elaboró un documento con una serie de recomendaciones de emergencia, que comenzó a distribuir esta semana, con el objetivo de que los tomadores de decisiones las apliquen y así contribuir a que el virus no se siga propagando.
“Se trata de medidas tácticas, de muy bajo costo, de fácil implementación y que pueden aliviar la presión que existe hoy en día y la vulnerabilidad que tienen las ciudades frente a la pandemia”, explica Sergio Baeriswyl, presidente del CNDU, órgano asesor presidencial integrado por representantes del mundo público, privado, académico, gremial y de la sociedad civil.
“Nuestra idea es proporcionar algo así como un kit de emergencia para las autoridades, para que tomen decisiones en la ciudad y que eso permita controlar que no se siga extendiendo la pandemia; o al menos mejorar las condiciones de dignidad para sobrellevarla”, agrega Baeriswyl, arquitecto y doctor en Urbanismo.
En el documento del CNDU, que ha sido enviado a más de 3.500 tomadores de decisiones, se hace una invitación a lograr una Ciudad Saludable, con lo cual “se apunta al reconocimiento de la salud física y mental como un tema urbano y un compromiso político y social, especialmente relevante en las circunstancias que viven las ciudades frente a la actual pandemia”, según señala el texto. Para lograr ese objetivo se consignan 46 medidas que pueden ser adoptadas en el marco de la emergencia, y 17 de ellas pueden ser aplicadas de forma inmediata, pues no requieren cambios legales o reglamentarios y son de relativo bajo costo y gran efectividad.
¿Cuál fue la situación que el Consejo identificó para hacer estas recomendaciones?
Como CNDU hicimos un levantamiento lo más temprano posible, con la información que había y los problemas que se estaban detectando, y nos dimos cuenta de que una parte importante de lo que estaba agravando la pandemia es aquello que habíamos señalado como prioridad a través de la Agenda Social Urbana, entregada en mayo al gobierno: problemas del déficit habitacional, inequidad en el acceso a los servicios urbanos, los campamentos y el hacinamiento.
Esa debilidad de la política habitacional chilena, y de las ciudades en general, se transformó con la pandemia en un vector de vulnerabilidad. Las personas que están más propensas a contagiarse son, precisamente, aquellas que viven en campamentos o se encuentran hacinadas o están de allegadas por no tener una vivienda.
Para esos problemas de déficit habitacional estructural propusimos en la Agenda Social Urbana 12 medidas, algunas que implican modificaciones legales o hacer planes estratégicos. Es decir, tienen soluciones cuya implementación es lenta, no resuelven la urgencia.