La batalla por evitar la extinción de las escasas especies de flora endémica que aún quedan en la isla San Ambrosio
Las islas Desventuradas son hoy un parque marino de 300 mil kilómetros cuadrados, donde se resguardan ricos ecosistemas oceánicos que bullen de especies y vida. Sin embargo, sobre tierra la situación es distinta. Un equipo científico, el primero en 70 años, llegó hasta la isla San Ambrosio para examinar el estado de sus ecosistemas y para constatar una segura extinción de especies vegetales. Sin embargo, las noticias fueron esperanzadoras: aún quedan algunos individuos escondidos en sus riscos, por lo que recolectaron semillas e información para empezar a planificar una futura restauración ecológica de la isla.
Periodista
En agosto de 2016, se creó oficialmente el Parque Marino Nazca-Desventuradas en Chile con una superficie de 300 mil kilómetros cuadrados en torno a las islas San Félix y San Ambrosio, transformándose en el área marina protegida más grande del Pacífico Sudeste. Una declaratoria que se sustentó en la gran riqueza de su vida submarina, donde estudios realizados en la zona detectaron los índices de endemismo de especies más altos registrados en el mar, con un 72% de las especies de peces exclusivos de estas islas. Un mar que bulle de vida y que se encuentra en estado excepcional de conservación.
Sin embargo, en la superficie la situación es muy distinta. Aunque están ubicadas a 850 kilómetros del continente, las Islas Desventuradas no lograron escapar a la introducción de especies exóticas invasoras que diezmaron sus especies vegetales. Cabras, conejos y ratones llevaron la flora de la Isla San Ambrosio hasta la extinción. O eso creían al menos los pescadores de langosta del Archipiélago Juan Fernández que se instalan en esta zona a realizar capturas durante varios meses del año, pero una investigación científica que llegó hasta las Desventuradas en septiembre trajo buenas noticias.
La ong Island Conservation llevaba casi media década intentando realizar una expedición científica a la isla San Ambrosio. La última, se había registrado hace cerca de 70 años, y existía una gran carencia de información respecto del estado de sus ecosistemas. La declaratoria de las islas como Parque Marino, y el apoyo de la Armada, finalmente abrieron un camino.
Christian López, además de gerente de operaciones de Island Conservation en Chile, es originario de la isla Robinson Crusoe, en el Archipiélago de Juan Fernández. Y por lo mismo, entiende y comparte la culpa de los pescadores respecto de la situación en San Ambrosio. Allí mantienen una casa donde se establecen por cuatro o cinco meses para pescar langostas, e introdujeron animales a la isla para alimentarse durante esos meses.
“Para la comunidad es complejo, porque fuimos nosotros los que introdujimos las especies exóticas invasoras en estas islas hace 80 o 100 años, cuando llegaron los primeros pescadores de langostas. Hay un cierto sentimiento de culpa de los pescadores, respecto de que fueron nuestras generaciones pasadas las que metieron estas especies en la isla hace 40 o 60 años”, dice López.
Por ello, los actuales pescadores de las islas San Félix y San Ambrosio le propusieron a Island Conservation ir a la isla a ver si quedaban o no especies vegetales. Aún cuando normalmente se mantienen junto a la costa y no suben las complejas laderas hacia la parte alta de la isla, sabían que la situación ecológica era un desastre y varias de las plantas ya las daban por extintas. Una situación muy distinta a la que existía anteriormente.
Bosques en San Ambrosio
Hasta el año 1869, en que arribó a las islas Desventuradas la corbeta Chacabuco, no se sabía nada de las vegetación de las islas. En ese viaje se recolectaron siete especies en San Ambrosio y una en San Félix, las que fueron analizadas por el célebre naturalista Rodulfo Amando Philippi. Expediciones posteriores establecieron que en San Ambrosio existían 19 especies -un árbol, seis arbustos y doce herbáceas-, prácticamente todas endémicas. El árbol es la “Thamnoseris lacerata”, que puede alcanzar cinco metros de altura, con troncos de hasta treinta centímetros de diámetro y se encontraba de forma abundante en las planicies superiores de San Ambrosio.
La situación hoy es radicalmente distinta. “La isla está bastante degradada, por el desgaste ambiental que provocaron los mamíferos introducidos durante el siglo XX. Los bosques que antes cubrieron la isla, proveyendo hábitat para docenas de especies de invertebrados endémicos y estabilizando el suelo para que puedan nidificar miles de aves marinas, ya no están”, dice Madeleine Pott, jefa científica de la expedición.
¿Cuál es el impacto de esto? Pott afirma que “San Ambrosio depende fuertemente de las pocas lluvias que caen en la isla y de neblina que acumula alrededor de la isla. Pero, para que la tierra capte bien estos fuentes de agua, requiere de plantas: hierbas, arbustos, y árboles para infiltrar la humedad en la tierra. Actualmente, la isla esta despojada de su rica flora original y se está poniendo más árida”.
En 2016, y en base al nivel de endemismo de las plantas, y las amenazas presentes en las islas Desventuradas por las especies exóticas invasoras que habían sido introducidas, Island Conservation sometió una lista de plantas al Reglamento para Clasificación de Especies según Estado de Conservación que actualiza cada año el Ministerio del Medio Ambiente: ocho fueron clasificadas “en peligro crítico” y cuatro como “en peligro”.
Mientras, los pescadores habían comenzado a hacer su trabajo para revertir la situación en que habían puesto al ecosistema.
“Sabíamos por los pescadores que los conejos se habían eliminado hace unos cinco o siete años atrás, y también sabíamos que había al menos un individuo de chivos, porque los mismos pescadores nos habían contado que el año anterior habían disparado y habían matado cinco de los seis que quedaban”, dice Christian López.
También querían saber como estaba la población de aves marinas en este escenario. Las expectativas realmente no eran las mejores.
12 días de expedición
Con este escenario en mente, la expedición científica de 10 personas de Island Conservation llegaron a la isla San Ambrosio con el apoyo de la Armada. Durante 12 días caminaron 10 horas diarias, recorriendo cinco veces la isla, bajando en rapel por los acantilados, buscando rastros de las especies vegetales, y también de los mamíferos exóticos que aún pudieran vivir allí. En especial la única cabra que, según los pescadores, aún quedaba en la isla.
“Queríamos ver si encontrábamos esa cabra, o certificar si se había muerto porque los pescadores nos habían dicho que le habían disparado. Buscamos por todos lados y no encontramos chivos, no encontramos conejos -habrían muerto de hambre porque se comieron todo-, y queríamos descartar también si había ratones. Desplegamos trampas y no encontramos ratones. Nos queda ahora una conversación con los pescadores en Robinson, para en conjunto tomar la decisión si la declaramos como libre de mamíferos invasores”, dice López.
“Por la literatura y por la información de los pescadores sabíamos que había conejos -hoy extintos- y cabras, pero nadie más tenía información cierta sobre posibles roedores, gatos o perros. Lo bueno es que al no encontrar a estas últimas tres especies sabemos que las practicas actuales de los pescadores no permiten el ingreso de estos animales, pero hay que seguir pendientes de las buenas prácticas de bioseguridad para que estos—y otros—animales nunca llegan a la isla. Al no encontrar cabras, tenemos la esperanza que la isla, por fin, va empezar a recuperar su bosque original”, agrega Madeleine Pott.
¿Cómo les fue con las especies vegetales? Encontraron cinco especies endémicas de la isla de forma segura, mientras otras están en proceso de identificación: Chenopodium sancti-ambrosii, Lepidium horstii, Sanctambrosiamanicata (todas en peligro crítico), Frankenia vidaliiy Thamnoseris lacerata(ambas en peligro). Algunas de ellas ya se creían extintas. De algunas especies encontraron hasta cinco individuos. De otras, solo uno. Casi todos en los riscos que rodean la isla, porque la planicie superior ya está completamente erosionada. Descolgándose por cuerdas, lograron extraer algunas semillas que se trajeron de vuelta al continente.
“Las plantas están ubicadas en lugares expuestos y sumamente arriesgados. Con tan solo un golpe fuerte de viento o un insecto exótico introducido en la isla podría extirpar a toda la población de la especie. Nunca se sabe. Por eso, en caso que cualquier cosa suceda a los individuos de plantas que encontró el equipo, estamos colaborando con la INIA para proteger a las semillas recolectadas. Queremos proteger este tesoro de la herencia natural de Chile. Mas allá de resguardar la herencia natural, estamos en el proceso de definir con nuestros socios lo que se va desarrollar con estas semillas”, dice Pott.
Respecto de las aves, las fardelas blancas que habitan la isla, encontraron una población mucho más saludable de lo que pensaban. “La noticia fue bastante positiva, encontramos una estimación de 500 mil parejas reproduciéndose, pero es un dato bien preliminar porque hicimos algunas medidas de toma de datos que están aún en análisis. Pero nos fue bastante bien en esa línea”, afirma López.
Hoy el objetivo del equipo de la expedición es analizar a fondo los resultados obtenidos con el trabajo de campo en la isla, y a futuro comenzar a planificar un plan de restauración ecológica a largo plazo para la isla San Ambrosio. “La esperanza es que se pueda desarrollar un plan de restauración para la isla que pueda prevenir la extinción de especies únicas, y que permita a las poblaciones de plantas y animales recuperarse y retomar su forma anterior”, dice Pott.