Vanessa Pérez, líder adjunta de Clima de WWF: “Si Chile quiere pasar a la historia en la COP debe ser el primer país que actualiza su NDC”
De visita en Chile, la mexicana Vanessa Pérez, líder adjunta de Clima y Energía de WWF Internacional, describió los temas que la organización planteará en la COP25 que se realizará en diciembre en Santiago. Desde la entidad conservacionista creen que el éxito de la Cumbre se medirá por los mandatos que pueda establecer nuestro país para aumentar las ambiciones del resto de las naciones, y ahí juega un papel clave el diálogo que pueda sostener con socios como India, China o la Unión Europea. Además, Pérez cuenta los positivos efectos que puede tener en Chile la promulgación de una ley marco de cambio climático. México la tiene hace nueve años, con altos y bajos, dice ella.
Para que Chile no se quede en el mero hecho de presidir la COP25 no solo se debe conformar con cerrar los temas pendientes de la COP24 de Katowice en Polonia. Eso al menos cree la líder adjunta de Clima y Energía de WWF Internacional, Vanessa Pérez, quien apunta que nuestro país tiene la gran oportunidad de adquirir un liderazgo si logra entregar las directrices para la entrada en vigencia de las reglas del Acuerdo de París, con el fin de mantener la temperatura del planeta a no más de 2°C, y aspirar a una meta cercana a los 1,5°.
De acuerdo a Pérez, quien se encuentra de visita en Santiago, la mayor organización conservacionista independiente en el mundo planteará los temas que le preocupan de cara a la Cumbre del Clima que se realizará en diciembre en nuestro país. Y dice que, en ese sentido, Chile tiene el deber de aumentar la ambición de su NDC, e instar a los países aliados a seguir esa línea.
¿En qué contexto a nivel global nos espera la realización de la COP?
Es un momento coyuntural lo que le toca a Chile liderar. Es un año y un poco más antes de que entre en vigor el Acuerdo de París, en lo que refiere a no aumentar más de 2ºC la temperatura del planeta, y teniendo una meta aspiracional de 1,5ºC. Los compromisos actuales en la mesa nos llevan a 3ºC o 4ºC, y entonces es una crisis planetaria grande, que podemos resumirla en una crisis de ambición.
¿Qué rol le compete a Chile en esta COP25?
Lo que le toca a Chile es hacer un vínculo entre lo que pasa afuera y las oportunidades que existen. Hay expectativas muy grandes en términos mundiales, en la sociedad civil y en diferentes actores sobre el papel que juegue Chile en la COP. La primera es que Chile debe mostrar el NDC (Contribución Nacional Determinada, por sus siglas en inglés) más ambicioso que pueda tener y cumplir su papel nacional. No soy experta en el NDC chileno, puedo comentar poco, pero hay varias propuestas de la WWF resumidas en 15 puntos que muestran cómo se puede aumentar la ambición. Chile puede integrar muchas de esas soluciones: redes inteligentes, eficiencia energética, restauración.
¿Cuáles serían algunas de esas medidas propuestas?
Chile debería buscar países amigos que le ayuden a jugar un papel importante a nivel internacional. Lo primero sería dar cierre a algunos temas pendientes de la COP de Polonia, en especial, al artículo 6, que atañe mucho a Chile, que son los instrumentos de mercado. Lo segundo es terminar el libro de reglas y lo tercero, hacer un avance en el tema de pérdidas y daños. Pero si Chile solo hace eso, hará una buena presidencia y no pasará a la historia. Polonia se sintió muy exitosa, dado su contexto nacional de políticas de carbono, pero no pasó a la historia, no dio un paso sustantivo.
“Chile debería ser el primero en poner sus NDC en el anexo voluntario. Y sería muy bueno que trabaje con aliados que puedan instalar sus NDC antes de tiempo. Por ejemplo, la Unión Europea, China e India, que son importantes en términos de emisiones, pero también en países como Fiji, que son claves en términos de adaptación. Chile debe mostrar una señal de que el mundo se está moviendo a una narrativa y acción de ambición”
¿Y qué tiene que suceder entonces?
Para que Chile tome un liderazgo y haga un aporte para empezar con el pie derecho el acuerdo de París debe considerar varios puntos. Primero, lograr que haya un mandato de efectos agregados, es decir, en qué lugar estamos con los NDC actuales. Lo segundo sería crear un anexo voluntario para países pioneros, o sea, para aquellos que quieran presentar sus NDC antes de la COP del año entrante. Chile debería ser el primero en poner sus NDC en el anexo voluntario. Y como decía, sería muy bueno que Chile trabaje con aliados, que puedan instalar sus NDC antes de tiempo. Por ejemplo, la Unión Europea, China e India, que son importantes en términos de emisiones, pero también en países como Fiji, que son claves en términos de adaptación. Chile debe mostrar una señal de que el mundo se está moviendo a una narrativa y acción de ambición.
¿Qué otras propuestas tiene en carpeta la WWF?
Ojalá Chile pudiera lanzar un mecanismo tanto formal como informal para aumentar dicha ambición. Idealmente lanzar un diálogo de alto nivel de jefes de Estado, por ejemplo, con Colombia, para tener diálogos recurrentes sobre cómo aumentar la ambición, con el NDC en línea con los 1,5ºC. También es importante cómo se vinculan los NDC con los actores no estatales post 2020.
¿Cómo valoras el hecho de que Chile haya definido por ley la carbono neutralidad al año 2050?
Es una meta bien planteada, es el futuro que queremos ver pero no solo en Chile. La meta es que el 2050 sea carbono neutral en el mundo. Es hasta cierto punto una propuesta un tanto pionera, porque normalmente se espera menos de los países de ingresos medios. Sin embargo, más allá de 2050, tenemos que plantear nuestra meta al 2030 que entrará en el Acuerdo de París. Siento que los anuncios para 2050 destrabaron el diálogo, ayudó a los países a tener un horizonte muy claro, pero quizás falta tener un plan hacia más atrás.
¿Cuánto complica el diálogo que haya gobiernos que permanentemente fomentan el negacionismo al cambio climático como Estados Unidos y Brasil?
Yo creo que pasó algo que nadie esperaba. Todos esperaban que se generara un efecto dominó por las posturas de Brasil y Estados Unidos. Por supuesto que el aporte neto de estos países al acuerdo es importante, pero su influencia hacia otros países no ha sido la que esperábamos afortunadamente. La mayoría de las naciones han dicho: ‘esa es tu política interna, pero yo sigo convencido de esto otro’. Ha pasado, en cambio, que estas posturas han dado una fortaleza a los actores no estatales de esos gobiernos. En Estados Unidos hay una coalición de cinco mil organizaciones -donde hay empresas grandes- que se ha hecho más activa. Ahora, hay que seguir presionando a esos países y aumentar la ambición de otros.
“El gran error que cometimos (con la ley de cambio climático de México) fue no incluir metas obligatorias, sino aspiracionales. Y el otro gran error fue no ponerle dientes a la ley (…) Lo que Chile debe aprender es que en su ley marco no deje huecos para que sea interpretable según las voluntades políticas ni los gobiernos de turno. De todos modos, me parece muy sano que estén pensando en una ley, porque ayuda a aglutinar, a conversar los temas difíciles”
México cuenta desde hace nueve años con una ley de cambio climático. ¿Cómo podría beneficiarse Chile de tener una propia, y que sea promulgada antes de la COP?
Jugó un papel fundamental para organizar las expectativas. Diseñamos algunas cosas bien y otras mal. En términos de estructura, fue una ley exitosa: necesitaba haber un registro de emisiones, una comisión intersecretarial, una definición clara de adaptación. Nos organizó como país. El gran error que cometimos fue no incluir metas obligatorias, sino aspiracionales. Y el otro gran error fue no ponerle dientes a la ley. Quiero decir que le dimos atribuciones a ciertas dependencias, pero sin dinero. Y también le dimos atribuciones a dependencias que no tenían esas atribuciones reales. Otro craso error fue no tener una comisión de evaluación de la política climática que fuera independiente. Lo que pasó fue que el mismo gobierno se evaluaba a sí mismo, lo cual es terrible. Lo que Chile debe aprender es que en su ley marco no deje huecos para que sea interpretable según las voluntades políticas ni los gobiernos de turno. De todos modos, me parece muy sano que estén pensando en una ley, porque ayuda a aglutinar, a conversar los temas difíciles. A las ong’s nos permitió tener una voz conjunta, en vez de codearnos, y me parece fundamental promulgarla pronto.
¿Pero qué avances logró México en adaptación y mitigación con la aplicación de una ley?
Sirvió pensar en escenarios climáticos para optimizar los sistemas de áreas naturales protegidas. Si no pensamos en las especies y qué ambientes necesitarán, esos sistemas pueden quedar obsoletos. También logró que el sector privado reconociera la importancia de la infraestructura verde, esa mentalidad ha cambiado de raíz. También logró avances importantes en el sistema de comercio de emisiones. Eso fue una batalla con el sector privado. Con la ley, luego surgieron leyes secundarias para incluir incentivos y promover las energías renovables, surgieron certificados de energías limpias. Y el gobierno no ponía dinero: solo establecía las metas y el sector privado se organizaba para poner los precios.
¿Qué ejemplos podría rescatar Chile en cuanto a las medidas de adaptación que intencionó la ley mexicana?
Empezamos a cambiarles las funciones a la Secretaría Marina y a los militares. Les cambiamos el chip, de la prevención a la remediación. Ese fue un avance muy importante, tuvimos a la Secretaría Marina y a la Secretaría de Defensa muy de nuestro lado. Se crearon dos fondos: el Fondo para la Prevención de Desastres Naturales (FOPREDEN) y el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN). Antes el FOPREDEN tenía un 10% de lo que tenía el FONDEN, que es el de remediación. Y logramos que la mayor parte de los recursos esté en el fondo de prevención más que en el de remediación. También la ley jugó un rol en todo el sistema de ecosistemas costeros, que juega un rol de barrera. Tenemos la urgencia de pensar en inteligente, en cómo se conjuga la infraestructura verde con la gris. Hay que pensar que ni Chile ni México recibirán los mayores recursos en adaptación porque no son los países más pobres. Sin embargo, hay una mayor apertura del Green Climate Fund de asignar mayores recursos en adaptación a este tipo de países.