¿Puede Chile convertirse en un país pionero en alinear la inversión de fondos de pensiones con los Objetivos de Desarrollo Sostenible?
Según un reciente estudio de la Dirección de Cooperación para el Desarrollo de la OCDE, nuestro país está actualmente en un posición en que podría hacerlo, pero se debe hacer más en términos de regulación, de la mano con otros miembros de la OCDE, para garantizar efectos neutrales de riesgo de ganancias que se basen en la cooperación internacional. “Sería de beneficio global desarrollar un entorno de seguridad internacional para facilitar una oportunidad social tan inminente”, afirma el documento. También se destaca el rol de Codelco en impulsar la producción sostenible de cobre, esfuerzo que “merece repetición, ya que podría abrir el debate y la reflexión sobre la creación de un estándar internacional a través del cual medir el impacto de las inversiones compatibles con los ODS”.
Periodista
“Chile se encuentra actualmente en una posición en la que podría ser pionero en inversiones alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a través del ahorro de fondos de pensiones”. Así lo afirma al menos un estudio de la Dirección de Cooperación para el Desarrollo de la OCDE, publicado recientemente como un estudio piloto sobre Chile para explorar los desafíos financieros que enfrenta un país que se encuentra en transición de la lista DAC (Comité de Asistencia al Desarrollo, por sus siglas en inglés) de receptores de asistencia oficial para el desarrollo. Es decir, el paso de un país de ingresos medios altos a una categoría de países de ingresos altos.
Bajo el título “Estudio de finanzas de transición en Chile”, el documento analiza la evolución del país desde su ingreso a la OCDE en 2010, la elevación de su estatus a uno de país de ingresos altos en 2011, y el cumplimiento de las condiciones pata dejar de ser elegible como país sujeto a la asistencia oficial para el desarrollo en 2017, momento en que dejó de recibir financiamiento internacional para apoyar su crecimiento.
En este se destaca el crecimiento de Chile en las últimas décadas gracias a su sólido desempeño macroeconómico que favorece las inversiones, la austeridad fiscal y a sus estabilidad democrática, lo que sin embargo mantiene importantes desafíos, principalmente en las áreas sociales (desigualdades) y económicas (diversificación).
“De hecho, Chile tiene altas desigualdades que recientemente han inspirado protestas callejeras en todo el país. Entre los miembros de la OCDE, Chile ocupa el segundo lugar en desigualdades de ingresos, e incluso si bien la situación ha mejorado en los últimos años (…) las desigualdades siguen siendo altas y el ritmo de su reducción es insuficiente para responder a las expectativas de los ciudadanos”, señala el documento.
En ese escenario, mediante una metodología de “ABC” (Assessing, Benchmarking and Counselling), analiza la evolución del país en los últimos años y entrega una serie de recomendaciones. Y es precisamente en el acápite de Counselling (asesoramiento) donde propone impulsar la movilización de recursos internos a través de -entre otras alternativas- el uso de fondos de pensiones para inversiones sostenibles.
Incentivar la inversión en proyectos compatibles con los ODS
Mantener el sitial de Chile en el de los países de altos ingresos es el comienzo de otra fase de transición que podría ser igualmente desafiante: mantener la productividad, garantizar un crecimiento inclusivo y reducir las desigualdades. “Abordar esos desafíos requiere nuevas formas de financiación y asociaciones con los países pares de la OCDE”, señala el documento.
La preparación de esta transición, agrega, podría requerir de asistencia internacional para adoptar soluciones financieras innovadoras (financiamiento combinado, garantías, etc.) y crear nuevos mercados y asociaciones. “A menudo, las dimensiones ‘blandas’ de la cooperación (capacidad) de desarrollo se subestiman en comparación con las ‘duras’ (financiamiento). La transición -lo más importante- debe garantizar que ambos legados sobrevivan. En este sentido, facilitar la creación de un nuevo mercado de inversión de impacto bien organizado y transparente podría ayudar a cambiar los billones necesarios para financiar los ODS”, afirma el paper de la OCDE.
En esa línea, el documento señala que el mercado de capitales chileno “es uno de los más profundos y líquidos de América Latina”, y que equivale a una capitalización de mercado de aproximadamente U$D 190 mil millones (al mismo nivel que Noruega y un poco más grande que Turquía) o 106% de su PIB. “Esto se debe principalmente a su gran y maduro sistema de pensiones privadas con casi 40 años de actividad”, añade.
“Actualmente, no existe ningún incentivo o legislación para motivar al menos una parte de los fondos de ahorro de la cartera (de las AFP) para que se dirijan a iniciativas compatibles con los ODS e inversiones sostenibles (…) Vale la pena preguntarse si se pueden crear carteras de inversión rentables etiquetadas con ODS, sin deteriorar el perfil de riesgo-retorno”.
Tras explicar la forma en que se estructura el sistema de pensiones chileno a través de la cotización obligatoria de una décima parte de su salario, y la posibilidad de elegir entre cinco carteras de inversión con riesgos y rendimientos ditintos, agrega que las AFP invierten estos fondos hasta la jubilación del empleado. A esto se suman las carteras de ahorro voluntario o APV, las que pueden ser porporcionadas no solo por las AFP sino también por otras instituciones como bancos, compañías de seguros, administradores de fondos de inversión y compañías de administración de fondos mutuos.
“Buscando maximizar los rendimientos con el perfil de riesgo más bajo -agrega el documento de la OCDE-, no existe legislación para incentivar la inversión en proyectos compatibles con los ODS. Actualmente, no existe ningún incentivo o legislación para motivar al menos una parte de los fondos de ahorro de la cartera para que se dirijan a iniciativas compatibles con estos e inversiones sostenibles. La ley exige que los fondos de pensiones maximicen los beneficios de inversión al riesgo más bajo para que los pensionistas garanticen retornos adecuados de sus ahorros al momento de la jubilación”.
Por ello, agrega, crear estándares comunes para medir el impacto social podría fomentar el establecimiento de fondos de inversión rentables y compatibles con los ODS. “Vale la pena preguntarse si se pueden crear carteras de inversión rentables etiquetadas con ODS, sin deteriorar el perfil de riesgo-retorno”.
“De hecho -señala el informe- , muchas inversiones relacionadas con los ODS también pueden ser rentables en privado. El principal desafío es el establecimiento de una metodología estándar o internacionalmente reconocida para medir el impacto en este sentido, cómo medir la compatibilidad con los ODS. Esto permitiría a los inversores y gerentes etiquetar sus carteras con una etiqueta ODS, permitiendo a los consumidores elegir alternativas de cartera de impacto si lo desean”.
“En resumen -concluye en análisis-, Chile se encuentra actualmente en una posición en la que podría ser pionero en inversiones alineadas con los ODS a través del ahorro de fondos de pensiones. Se debe hacer más en términos de regulación, de la mano con otros miembros de la OCDE, para garantizar efectos neutrales de riesgo de ganancias que se basen en la cooperación internacional y los intercambios de conocimiento entre pares. Sería de beneficio global desarrollar un entorno de seguridad internacional para facilitar una oportunidad social tan inminente”.
Importancia de inversión sostenible: mercado de US$300 mil millones
El análisis de la OCDE agrega que si bien no existe una definición formal para “inversión sostenible”, esta se asocia comúnmente con la inversión que genera beneficios tanto empresariales como sociales, donde los beneficios sociales se refieren, por ejemplo, a energías, industrias y microempresas sostenibles y compatibles con los ODS.
Asociado inicialmente con inversiones realizadas por ong’s o pequeñas fundaciones, poco a poco este nicho evolucionó impulsado -entre otros- por la conciencia sobre el cambio climático, la agenda ODS, la demanda de energías renovables, la contaminación de los océanos y la pérdida de biodiversidad, entre otros, lo que ha ido cambiando el comportamiento de los inversionistas.
“Surgió un nuevo tipo de inversionista, preocupado por el desarrollo social y sostenible mientras buscaba beneficios tanto privados como ambientales. Esta nueva generación fue más estructurada, compuesta por gerentes de cartera y consumidores responsables, principalmente asociados con el mercado de capital privado. Impulsado por esta nueva demanda, la oferta respondió y evolucionó. Muchas empresas lanzaron instrumentos de seguridad compatibles con los ODS, integrando procesos sostenibles para certificar o etiquetar sus objetivos sociales”.
“Actualmente Codelco -responsable del 11% del suministro mundial de cobre- está realizando una evaluación de ecoetiquetado o huella para garantizar que su producción de cobre sea 100% sostenible. Esta iniciativa involucra la cadena de producción completa de cátodos de cobre (…) Hasta la fecha, el 10% de la producción de Codelco está ecoetiquetada. Incluso si este cobre se produce a precios más altos, la demanda de los fabricantes internacionales está aumentando”
Hoy se estima que el mercado de inversión sostenible de capital privado supera los US$300 mil millones -aún muy por debajo de los US$ 2,9 billones de capital privado global-, pero según los autores del documento hoy nos acercaos a un mercado de inversión sostenible nuevo y más extenso, que va mucho más allá del capital privado. Este involucra, afirman, a actores más grandes y muchas instituciones financieras importantes como bancos, compañías de seguros y fondos de pensiones.
“Su magnitud podría ser tan significativa como el mercado financiero mundial. Muchos bancos, por ejemplo, están lanzando sus propios productos de ahorro de cartera que afirman ser compatibles con los ODS. Sin embargo, los consumidores y el mercado en sí podrían perderse rápidamente debido a las múltiples iniciativas y las diferentes medidas que están evolucionando para presentar el impacto social de estos productos financieros. Si el impacto social no se evalúa objetivamente, el mercado podría perder credibilidad y su potencial podría no realizarse. La comunidad de desarrollo debe participar para poner orden y proporcionar normas y métodos para este nuevo y masivo mercado de inversión sostenible. El potencial de dicho mercado es enorme; estos ahorros privados podrían satisfacer las necesidades de financiamiento de los ODS”, concluye el documento.
El liderazgo de Codelco en producción sostenible
En materia de desafíos económicos, el estudio de la OCDE destaca que Chile se ubica entre las 20 principales economías por atraer inversión extranjera directa (IED), beneficiándose no solo de condiciones macroeconómicas estables, sino también de una infraestructura relativamente bien desarrollada y de apertura comercial. Esto le ha permitido a la economía, además, diversificarse cada vez más para volcarse hacia los servicios por sobre la predominancia de la minería. Hoy, afirman, “Chile se define mejor como una economía de servicios”.
No obstante ello, la minería sigue teniendo un rol altamente relevante. Chile es el mayor productor de cobre del mundo y representa un tercio del suministro mundial de cobre. Y en un escenario donde la Inversión Extranjera Directa (IED) es alta, “también es necesario garantizar la dimensión de calidad de al inversión extranjera”, señala el informe.
“Algunos esfuerzos para aumentar la huella de desarrollo en Chile han sido continuos, lo que podría ser imitado o inspirar iniciativas similares por otras inversiones mineras de IED. Algunos esfuerzos ya realizados por la empresa minera nacional Codelco merecen repetición, ya que podrían abrir el debate y la reflexión sobre la creación de un estándar internacional a través del cual medir el impacto de las inversiones compatibles con los ODS”, afirma el documento.
Esto, afirman, porque “actualmente Codelco -responsable del 11% del suministro mundial de cobre- está realizando una evaluación de ecoetiquetado o huella para garantizar que su producción de cobre sea 100% sostenible. Esta iniciativa involucra la cadena de producción completa de cátodos de cobre, desde agua hasta celulosa, tratamiento de residuos y más. Hasta la fecha, el 10% de la producción de Codelco está ecoetiquetada. Incluso si este cobre se produce a precios más altos, la demanda de los fabricantes internacionales está aumentando”.
Entre otras reflexiones, el “Estudio de finanzas de transición en Chile” el informe recuerda que desde 2010 Chile es miembro de pleno derecho de la OCDE, y como tal, puede beneficiarse de las numerosas oportunidades de organización y aprendizaje entre pares de esta para avanzar en sus objetivos de desarrollo.
“Sorprendentemente, parece que los ministerios y las autoridades políticas chilenas (aparte de los intermediarios tradicionales ubicados en el Ministerio de Finanzas) no recurren sistemáticamente a la OCDE como interlocutor entre pares para compartir ideas y discutir reformas de políticas. Sería de beneficio mutuo (para Chile y sus compañeros miembros de la OCDE) revitalizar un intercambio activo y regular de información y experiencias”, señalan sus autores.