Inédito estudio de Medio Ambiente revela por primera vez los actores clave, oportunidades y brechas para la economía circular en Chile
“Mapeo de actores e impacto potencial de la economía circular en Chile”, se titula el primer estudio que define brechas y potencialidades de la economía circular en nuestro país. El documento encargado por el Ministerio del Medio Ambiente identifica por primera vez a los actores relevantes en este tema, con el fin de elaborar una hoja de ruta para avanzar hacia la economía circular. El informe propuso 32 entidades para constituir un comité público-privado que trazará las líneas al respecto, en el que destaca una importante participación del sector público (en total seis ministerios). “El 59% de los actores identificados pertenece al sector privado; faltan servicios públicos para sacar adelante lineamientos”, dice la jefa del proyecto, Bernardita Mancilla. Hoy las pymes están jugando un rol clave en empujar este proceso.
“Hay muchos actores haciendo economía circular en Chile”, dice Bernardita Mancilla, jefa del proyecto de consultoría “Mapeo de actores e impacto potencial de la economía circular en Chile”, encargado por el Ministerio del Medio Ambiente (MMA) y ejecutado por Rubik Sustentabilidad. Este estudio, el primero realizado en Chile para identificar y caracterizar a los actores vinculados a economía circular en el país, establece además una primera aproximación a las brechas y oportunidades que tiene Chile en esta materia, y servirá como insumo base para formular una hoja de ruta que guiará el avance del país hacia la economía circular en los próximos años.
¿De que se trata la economía circular? Según el mismo informe, es la “filosofía del diseño y de organización de sistemas inspirada en los seres vivos, y que emula los ciclos de la naturaleza en que los desechos de una especie se convierten en el alimento de otra, y así sucesivamente en un sistema cíclico de autosuficiencia”. Es decir, reincorporar los residuos de los productos, una vez terminada su vida útil, al proceso de producción.
A través de una metodología mixta de trabajo, el inédito estudio permitió identificó a 282 actores vinculados a economía circular en nuestro país, y su potencial impacto en los distintos segmentos de la sociedad. De estos, el 59% pertenece al sector privado, seguido del sector soporte con un 15%(se refiere a organizaciones que realizan funciones de asesoría o consultoría).
El informe cataloga como “baja” la participación del sector educación (6%), de la sociedad civil organizada y de las entidades sin fines de lucro (7%). En esa misma línea, la participación del sector público equivale a un residual 5%, por lo que el informe clama por “más servicios públicos involucrados para el crecimiento del sector de la economía circular en Chile”.
Del 59% del sector privado, destaca el aporte invaluable de las pequeñas y medianas empresas (pymes) en ese cuadro, ya que corresponden al 45% de ese universo. “Es el tipo de empresas con más presencia en la economía circular. Así, a pesar de que individualmente cada una de estas empresas posee un bajo poder de mercado, en conjunto suman casi la mitad de las iniciativas privadas en el área, siendo una masa crítica importante a ser considerada en la toma de decisiones”, cita el informe. Las grandes corporaciones nacionales representan el 21% en el sector privado, mientras que las multinacionales lo hacen en un 18%.
“Esto obedece a una tendencia que se ve a nivel internacional. Las pymes tienen una capacidad de reacción mucho más rápida que las grandes corporaciones, y están inmersas en una innovación constante. Necesitan encontrar nuevos modelos de negocios que les permitan generar mayor valor. Están mucho más pendientes de los modelos de economía circular, de la reutilización, la reparación, la servitización, a diferencia de las grandes corporaciones que tienen que pasar por un proceso más lento para producir los cambios”, explica Mancilla.
La implementación de la Ley REP aparece como uno de los factores que incidirán en la transición exitosa hacia la economía circular. “Su puesta en marcha implica movilizar recursos, esfuerzos, ideas, nuevas posibilidades de negocios y generar conciencia, tanto a nivel institucional – regulatorio como a nivel empresarial, de consumidores, ong’s, del sector educativo y academia”, cita el estudio.
Actores de “alto interés e influencia”
Respecto al número de actores detectados, Bernardita mancilla aclara que en el levantamiento de información es imposible abarcar a todos los actores involucrados, ya que los tiempos y recursos para una licitación de este tipo son acotados.
“Nos gustaría haber mapeado a todos, pero la metodología es efectiva hasta cierto punto: hay algunos actores que quizás están haciendo economía circular pero no aparecen, y quizás otros que no sabían que estaban haciendo economía circular sí fueron mapeados. El estudio no se enfocó en determinar si estaban bien aplicados los principios de la economía circular, sino mapear lo que está en el rango”, aclara la encargada del estudio.
En ese universo de actores identificados, el informe detectó a 35 actores que tienen “alto interés y alta influencia” en lo que respecta a economía circular, donde “alto interés” obedece a la relación de los actores con este tema, y “alta influencia” al nivel de relevancia de ese actor en el país.
En esos 35 actores, la consulta destacó a País Circular como el único medio de comunicación que obtiene los máximos puntajes en ambas materias, siendo el más influyente en economía circular dentro del rubro.
El resto de los actores estratégicos que tienen puntaje máximo en interés e influencia son Acción Empresas, Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, Algramo, Biofactoría/Aguas Andinas, CMPC, Comberplast, CORFO, DICTUC, Diplomado en Ecodiseño, Fridays For Future, Fundación Basura, Fundación Empresarial Eurochile, Fundación Plastic Ocean Chile, Gonzalo Muñoz, Juanita Ringeling, Luz Ebensperger, Ministerio del Medio Ambiente, Municipalidad de Providencia, Neptuno Pumps, Petar Ostojic, Recupac, SODIMAC, TriCiclos, Unilever y ANIR.
Otras organizaciones que se encuentran cerca del puntaje máximo son Arauco, Coca Cola Chile, ENEL, Fundación Chile, Almacenes París, Aza Acero Sostenible, Solubag, Chilealimentos y Programa Reciclo Orgánico.
Con respecto a la cadena de valor de la producción total (producción, consumo, post-consumo y disposición final), el estudio determinó los actores mapeados se encuentran principalmente en tratamiento de residuos (12%), consumos/utilización (11%), producción o reelaboración a partir de un subproducto (10%) y recolección y/o gestión de residuos (10%).
Oportunidades para avanzar hacia la economía circular
Una vez identificados los actores relevantes, el estudio procedió a evaluar el impacto potencial que tendría la aplicación de la economía circular en Chile. Para ello, Bernardita Mancilla, como jefa del proyecto, convocó a un panel de expertos para elaborar un análisis FODA y así detectar las principales fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas en pos de hacer la transición hacia la economía circular.
Si bien el reporte asume que “la economía circular en Chile aún es incipiente y más bien se vincula a sostenibilidad y medioambiente”, el análisis FODA identificó 50 fortalezas del país que favorecerían la implementación de la economía circular. Dentro de ellas, 16 tienen relación con el ámbito institucional-regulatorio.
La mesa de trabajo identificó a la implementación de la Ley REP como uno de los factores que incidirán en la transición exitosa hacia la economía circular. “Su puesta en marcha implica movilizar recursos, esfuerzos, ideas, nuevas posibilidades de negocios y generar conciencia, tanto a nivel institucional – regulatorio como a nivel empresarial, de consumidores, ong’s, del sector educativo y academia”, cita el estudio.
“Chile cuenta con un gran número de emprendimientos, que ha permitido posicionar al país como un early adopter, es decir, Chile es considerado un mercado que es capaz de adoptar nuevos productos en desarrollo, ayudando a dar pautas para implementarlo, mejorarlo y hacerlo masivo”
Sin embargo, el workshop con el panel de expertos también destacó el aporte de las ordenanzas municipales que, por ejemplo, prohibieron el uso de las bolsas plásticas en el comercio. Son estas, dice el informe, iniciativas que partieron desde el ámbito local-comunal, y no al revés.
Otro elemento relevado fue la opción de Chile de erigirse como anfitrión de la COP25, lo que permitirá, según dicen los consultados, acelerar el tránsito hacia la economía circular al posicionar este tema en la cumbre.
Con respecto a las fortalezas clasificadas como “empresariales”, el estudio menciona que las grandes empresas han asumido un compromiso mayor, porque han ido abandonando progresivamente el concepto de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) para dar paso a un “paradigma de desarrollo sostenible”.
También se resalta el trabajo colaborativo consolidado por los Acuerdos de Producción Limpia (APL) y del rol de CORFO con sus cuatro líneas de trabajo en materia de innovación: Entorno para Innovar, Renuévate (Fondo Súmate a la Economía Circular), Desarrolla Innovación (Fondo Innova) y Consolida y Expande. La adopción de energías renovables también se valora como un factor que incide en un avance hacia una economía circular.
La realización de la COP25 también emergió entre los consultados como una “oportunidad” dentro del análisis FODA para visibilizar la economía circular en un contexto de emergencia climática.
“Se reconoce que transitar hacia una economía circular tiene la oportunidad de que el país pueda desarrollar y aprovechar sus especificidades locales. Chile es un país con una gran diversidad de ecosistemas, que permite pensar el desarrollo económico circular desde lo local, es decir, tener un posicionamiento de la óptica territorial, sumada a la sectorial (minería, agua, madera, etc.) que genere distintas soluciones según la ubicación/región”, indica el informe.
También relativo a las oportunidades, la investigación asegura que para potenciar la economía circular, Chile tiene la posibilidad de contribuir al surgimiento de una nueva industria, en especial, el desarrollo del sector no extractivo, tales como servicio, manufactura y tecnologías digitales. El informe señala que la economía circular podría representar “un trampolín” para que estas áreas tengan mayor “visibilización y participación en el PIB”. Cita, por ejemplo, la opción de “crear ecomateriales sostenibles a partir de la madera y otros recursos renovables por parte de las empresas”. También se señaló que la economía circular “viabiliza la transferencia tecnológica” y, con ello, habría “una oportunidad para el país de avanzar en esta dirección”.
Y en el ámbito empresarial, una de las fortalezas identificadas es la estabilidad macroeconómica del país, que permitiría dar espacios a una transición hacia la economía circular. Además, Chile se reconoce como un mercado pequeño, pero desarrollado, lo que otorga facilidad para pilotear y testear bienes y servicios para su posterior exportación a mercados de mayor tamaño.
“Esto último se vincula particularmente con el importante desarrollo de un ecosistema de emprendimientos de innovación en Chile, donde muchos de ellos incorporan una lógica de economía circular. Chile cuenta con un gran número de emprendimientos, que ha permitido posicionar al país como un early adopter, es decir, Chile es considerado un mercado que es capaz de adoptar nuevos productos en desarrollo, ayudando a dar pautas para implementarlo, mejorarlo y hacerlo masivo”, señala el informe.
“La constitución de una hoja de ruta significa una estrategia, pero no se sabe si esto va a migrar hacia una ley de economía circular (…) Lo importante es sacar adelante esa estrategia y luego generar el marco normativo que aúne a los actores de la sociedad. Eso permite generar recursos y poner correctos incentivos para que se retroalimente el modelo. Lo importante es ir sentando las bases y ser referentes en la región”.
Barreras: centralismo, baja inversión en I+D y resistencia al cambio
En cuanto a las debilidades que arrojó el FODA, una de las principales surgidas tiene que ver con Santiago como epicentro de la mayoría de las iniciativas vinculadas a economía circular. Existe, agrega el estudio, una brecha importante entre lo que ocurre en la capital versus el resto de las regiones, “en términos de infraestructura y servicios para asumir los desafíos de entrar en una economía circular”. Cita el caso de la disparidad numérica entre puntos de reciclaje en regiones y en la Región Metropolitana.
También se indicó como debilidad la extensión geográfica del país y la baja inversión de I+D en el sector privado. Habría además una “resistencia al cambio” y “poca colaboración” entre los diferentes actores ligados a economía circular.
En tanto, entre las amenazas, las cuatro mesas de trabajo incluyeron en este grupo al riesgo de importar experiencias internacionales de economía circular sin considerar el contexto propio de nuestro país. “Chile mira mucho lo que hace Europa y en general copia modelos de programas”, critica el informe, de acuerdo al diagnóstico de los consultados.
Exclusivamente en el ámbito empresarial una amenaza identificada refiere al concepto de “greenwashing”, es decir, el uso con fines de marketing del término para fines comerciales y no necesariamente sustentables. Otra amenaza citada es que Chile es un “país extractivo y exportador de productos de poco valor agregado, además de un mercado relativamente concentrado”.
En esa línea, el documento también tilda como amenaza los numerosos tratados de libre comercio suscritos por Chile, en tanto “disponibiliza una oferta de productos a precios bajos que limita la competencia de productos locales eventualmente más sustentables, lo cual promueve una cultura de consumo desechable poco alineada con los objetivos de la economía circular”.
De acuerdo a la jefa del estudio, Bernardita Mancilla, el informe constituye un primer paso lógico para la hoja de ruta y entrega los insumos para operar. “No plantea desafíos para el corto y mediano plazo, no es el foco, lo principal es dar una pincelada de los impacto de la economía circular en Chile, hacia dónde queremos ir”, dice ella.
Otro elemento clave del estudio es la propuesta de actores integrantes para un comité público-privado que trazará las líneas de la hoja de ruta para avanzar hacia la economía circular. El texto hace un alcance: hay muchos más actores del sector público y falta representatividad de las regiones.
En total, fueron 32 actores los propuestos por el informe, entre los que destacan cinco ministerios más aparte de Medio Ambiente: Educación, Transporte, Economía, Salud y Hacienda. Del sector privado destaca la SOFOFA, la CPC, Acción Empresas y la Fundación Chile. Y de la sociedad civil figuran Greenpeace, Plastic Ocean, WWF, FIMA y AdC Circular, entre otras entidades.
Lo importante aquí, agrega Mancilla, es que “la constitución de una hoja de ruta significa una estrategia, pero no se sabe si esto va a migrar hacia una ley de economía circular. Es difícil decir si estamos lejos o cerca de aquello. Lo importante es sacar adelante esa estrategia y luego generar el marco normativo que aúne a los actores de la sociedad. Eso permite generar recursos y poner correctos incentivos para que se retroalimente el modelo. Lo importante es ir sentando las bases y ser referentes en la región”.