Marina Hermosilla: “Abordar la agenda social sin incorporar adecuadamente los temas ambientales no será sostenible a largo plazo”
Para la directora ejecutiva de CLG Chile, es necesario que la agenda ambiental que se venía desarrollando hasta ahora vuelva a subir su volumen para ponerse a la par de la agenda social, entendiendo que ambas son necesarias para un desarrollo sostenible del país. A su juicio, avanzar hacia una economía descarbonizada no es solo una oportunidad económica para el país, sino que además permite potenciar las variables sociales y ambientales. Marina Hermosilla dice que las empresas siguen avanzando en este compromiso, aunque más internamente en el marco del estado de reflexión en que se encuentran, porque existe la convicción de que es necesario. “Es imposible, después que toda esta convulsión pase, hacer como que no sabemos lo que ya sabemos”, afirma.
Periodista
A casi un mes del estallido social en Chile, Marina Hermosilla analiza el nuevo escenario del país para comenzar a delinear cómo recobrar el impulso hacia el desarrollo sostenible en un país que hoy está recién redefiniendo cuáles serán sus prioridades para los próximos años. Y durante la entrevista, la directora ejecutiva de “Líderes empresariales por la acción Climática” (CLG Chile), organización que busca promover la acción climática y el avance hacia una economía baja en carbono y que hoy agrupa a 22 grandes empresas del país, volverá varias veces sobre una cita que, cree, grafica lo que hoy está ocurriendo: “No hay empresas exitosas en una sociedad que fracasa”.
También insistirá en la necesidad de subir el volumen de la agenda ambiental en un momento en que la agenda social es la que está con el volumen al máximo, porque, dice, es imposible el éxito de una sin la otra.
¿Cómo impactará -por ejemplo- en el impulso hacia la sostenibilidad que traía Chile en el marco de la realización de la COP25 en Santiago? Para ella, la renuncia a realizar la cumbre climática “era una decisión dolorosa pero necesaria”, ya que “el país no está en condiciones de asegurar la integridad física de las visitas, y por lo tanto no podíamos recibir 22 mil personas. Una fotografía de una COP siendo resguardada por militares con el logo de las Naciones Unidas era impresentable, es una imagen que no podíamos tener. Y por lo tanto, desgraciadamente, es una decisión que había que tomar”.
¿Afectará esto el compromiso país con la agenda climática que se venía desarrollando?
Mi impresión es que eso no implica que haya menos compromiso con la agenda climática del gobierno, y tampoco de parte del sector privado. En lo que teníamos hasta ahora, el momentum que había generado la COP había logrado instalar en el sector privado, de manera bastante transversal, la cuestión climática. Ya no era un tema de los líderes empresariales climáticos, sino que ya estaba permeando a todo el sector empresarial. Hoy si bien el tema social se ha tomado la agenda, por las circunstancias actuales y la efervescencia y convulsión social que tenemos, y por lo tanto el volumen del tema ambiental se ha bajado, yo diría que el entendimiento de la importancia, y de lo que hay que hacer en materia ambiental, no se pierde. Es imposible, después que toda esta convulsión pase, hacer como que no sabemos lo que ya sabemos. Por lo tanto, la agenda tiene que retomarse, y creemos que se va a retomar.
Aún así existen ciertas dudas de que eso ocurra, que es posible que ese momentum se haya perdido
Sí, ese momentum se perdió, eso es un hecho. Pero la conciencia del problema está, y entonces ahí es donde el modelo de desarrollo sostenible para Chile -cuando hoy lo social se ha tomado la agenda- debe incorporar el asunto ambiental de manera equilibrada, y entre ellos el climático es el más urgente, el que permea todos los otros. Ese mensaje, de equilibrio necesario para un desarrollo sostenible, tiene que incorporar en la agenda lo ambiental, lo social y lo económico. Tenemos que ir lográndolo a medida que la situación se vaya estabilizando. Hoy día, de alguna manera vemos que los temas sociales, al tomarse la agenda, han ido posicionando los cambios necesarios. Están apareciendo poco a poco los acuerdos que permiten que la legislación que estuvo parada por muchos años, y para la cual no hubo acuerdo, hoy se están alcanzando. De alguna manera podemos ver que el camino, desde el punto de vista de las demandas, se va delineando. Lo que necesitamos es que se resuelva es el orden público, porque mientras ello no ocurra nada de lo otro va a funcionar.
¿Por qué es importante que esos temas vuelvan a la agenda?
Los temas ambientales tienen que volver -y especialmente la agenda climática- a tener el volumen necesario para estar a la altura de las demandas sociales, de manera que la agenda de desarrollo sostenible de Chile incorpore estas variables de manera adecuada. Cuando decimos una agenda 2050 de carbono neutralidad, esa es una estrategia que atraviesa todos los sectores económicos, y donde la agenda social y la agenda climática muchas veces no solo se topan, se potencian. Lo sabemos muy bien, el cambio climático afecta mucho más fuertemente a los más vulnerables, y en ese sentido abordar una agenda social sin incorporar adecuadamente los temas ambientales no va a ser sostenible en el largo plazo.
Mantener una NDC ambiciosa
Hasta hace poco la agenda ambiental era el número uno en la lista de muchas empresas, hoy es probable que no lo sea, que las prioridades se pongan en otras áreas ¿Cómo se avanza hoy en los temas ambientales, en subirles el volumen, sabiendo que finalmente son las empresas las que empujan este cambio?
Claro, cuando se te esté quemando la casa no te puedes preocupar de si está bien aislada. Pero yo diría que hoy la agenda climática está fuera de la agenda pública, pero no de las empresas. Las empresas que habían incorporado esto en sus decisiones, en sus estrategias de negocios, no lo dejan de hacer de un día para otro, porque son estrategias a largo plazo. Cuando desarrollas una estrategia mirando el futuro, mirando hacia una carbono neutralidad, eso no cambia porque los temas sociales se tomen la agenda pública, porque cambien las prioridades de la agenda pública inmediata.
“Cuando te das cuenta que puede ser una oportunidad para tu empresas el ser uno de los primeros en ser parte de la cadena de suministros del siglo XXI, porque tu estrategia de negocios se alineó con la carbono neutralidad, no vas a dejar de hacerlo. Y dado que la estrategia de carbono neutralidad 2050 está profundamente alineada con una estrategia social para Chile, tiene todo el sentido del mundo continuar haciéndolo”
¿Puede esto modificar esto la ambición que se estaba impulsando en las discusiones hasta antes de la crisis, en las políticas públicas?¿En instrumentos como la Ley de Cambio Climático o el NDC de Chile, por ejemplo?
Eso es lo interesante. Tal vez incluso es aún más razonable hacerlo más ambicioso, porque hoy los modelos nos dicen que la carbono neutralidad para Chile es costo eficiente. Para el país en su totalidad. Eso quiere decir que si implementamos todas las medidas que hay que implementar para ser carbono neutrales, nuestro suma y resta solo desde el punto de vista de la evaluación privada de proyectos, ni siquiera considerando la evaluación social -como externalidades positivas en reducción de contaminantes y efectos en la salud-, es costo eficiente para el país. Ahora, ¿Qué hay que hacer para que eso suceda? Hay que reducir las barreras que dicen relación con entrada de tecnologías, acceso a información, el acceso a crédito, etc. Pero para Chile, mientras más rápido seamos capaces de transformar nuestro aparato productivo hacia una cadena de suministros bajo en carbono, podemos posicionarnos antes como país para ser parte de esa cadena de suministro bajo en carbono. Por lo tanto, para Chile es una oportunidad de desarrollo sostenible que puede significar un salto de mayor productividad y un desarrollo sostenible que incorpore nuevamente las tres variables: ambiental, económica y social.
Aún así, y vuelvo al punto, ¿cree que este impulso se mantenga en las empresas en el escenario actual?
Yo te diría que una vez que uno sabe algo, ya no puede hacer como que no lo sabía. Cuando te das cuenta que puede ser una oportunidad para tu empresas el ser uno de los primeros en ser parte de la cadena de suministros del siglo XXI, porque tu estrategia de negocios se alineó con la carbono neutralidad, no vas a dejar de hacerlo. Y dado que la estrategia de carbono neutralidad 2050 está profundamente alineada con una estrategia social para Chile, tiene todo el sentido del mundo continuar haciéndolo. Yo te diría que ninguna de las empresas que hoy lo ha entendido así está echando pie atrás. Por lo tanto, en la medida que uno logra incorporar las demandas sociales en la estrategia de negocios, debidamente alineada con una carbononeutralidad futura, eso es una carta ganadora.
¿Es necesario impulsar una NDC ambiciosa entonces?
La NDC ambiciosa es una oportunidad para Chile, e incluso hacerlo más rápido puede ser una mayor oportunidad de alcanzar el desarrollo sostenible más rápido, porque hoy día hay una urgencia por satisfacer las demandas sociales, y eso puede ser también un incentivo para apurar tu estrategia de negocios de sostenibilidad. Por ejemplo, en el caso de las paltas, donde vimos hace pocos meses atrás que una industria completa se vio amenazada porque sus consumidores no están dispuestos a seguir comprándole a un productor -en este caso a Chile- que no tiene adecuadamente resueltos sus impactos sociales y ambientales, y que en este caso son prácticamente el mismo problema: ciudadanos que alegan que su suministro de agua está siendo afectado por al extracción de agua de las paltas. Entonces, se abordan simultáneamente las dos cosas: la vulnerabilidad de esa industria por no tener abordados adecuadamente sus impactos sociales y ambientales que pone en riesgo la imagen país, y la sostenibilidad futura de esa industria. Esta es una demanda global de los consumidores del siglo XXI. Si las empresas no son capaces de alinearse con lo que los consumidores del futuro quieren, entonces su sostenibilidad futura se ve en riesgo.
Desarrollo sostenible en la discusión constitucional
¿Cómo se puede aprovechar el actual momento constitucional para incorporar aspectos del desarrollo sostenible en la discusión?
Yo creo que las demandas sociales hoy día precisamente son cómo tener un modelo de desarrollo para Chile que sea sostenible en el largo plazo. Y claro, la sostenibilidad social es lo que está hoy con el máximo volumen, pero detrás de esto hay sostenibilidad ambiental y climática también, porque los impactos del cambio climático afectan más a los más vulnerables. Por lo tanto, un modelo de desarrollo futuro que incorpore lo social, ambiental y económico de forma adecuadamente equilibrada sin duda es una oportunidad para la nueva Constitución. La Constitución define cómo se distribuye el poder en un país, como se toman las decisiones dentro de una comunidad país. Y por lo tanto hoy, por ejemplo en el recurso agua, que es tan importante, un recurso básico para la subsistencia, y en su manejo tiene impactos sociales y ambientales, tenemos quorum extremadamente altos para modificar su manejo. Eso nos imposibilita hacernos cargo de muchas de las demandas de las comunidades hoy en día. Cómo no va a ser importante que en la Constitución, que es donde se define cómo se administra y distribuye el poder, se establezcan los quórum necesarios o la forma de cambiar el uso de los recursos naturales que son vitales para la sobrevivencia de las personas.
¿Es una posibilidad para cambios que incorporen los factores ambientales en la discusión?
Sin duda la modificación de la Constitución, o un proceso constitucional, es una oportunidad para entender que el modelo de desarrollo de Chile tiene que tener -y así lo demanda la ciudadanía- un equilibrio entre los factores sociales y ambientales. Y económicos, sin duda. Sin recursos no se pueden hacer las cosas, pero no a costa del bienestar social y de los recursos naturales para nosotros y las generaciones futuras. De nuevo, esto de que no hay negocios exitosos en sociedades fracasadas implica que -hoy más que nunca- el sector privado está consciente de ello y dispuesto a aportar lo que le corresponde para poder seguir desarrollando negocios de manera exitosa, en este espacio país en que es necesario que todos sintamos que tenemos las mismas oportunidades, y los mismos derechos.
“No va a haber delegaciones de empresarios a Madrid, no están las condiciones para eso, hay que empatizar con las demandas sociales y uno no puede estar generando un despliegue de gente a Europa que podría ser contraproducente. Hoy las empresas están empatizando con las demandas sociales, pero el sector privado sigue alineado con la estrategia de cambio climático y carbono neutralidad de Chile al 2050”
¿Cree que los líderes empresariales, la industria, están entendiendo esto? Hoy en esta discusión, que está compleja, que será difícil de resolver, aún no se ve una participación muy activa de los líderes empresariales
Yo diría que hoy el sector privado está en un proceso profundo de reflexión, y eso es muy bueno porque nos permite poner las cosas sobre la mesa, sincerarlas y discutirlas, y nos abre una oportunidad de establecer un nuevo trato. A mí no me cabe duda que de este proceso de demandas sociales vamos a salir todos fortalecidos, en la medida que seamos capaces de abordar el orden público. Si eso no sucede, nada de lo otro puede suceder. Hoy tanto los sectores empresariales como otros, pero tal vez el sector empresaria más que nunca, está haciendo su proceso de reflexión interna, y hemos visto como líderes empresariales están llamando a hacerse cargo de esto, y es por eso que finalmente los representantes políticos pueden llegar a acuerdos en el Congreso a los que no se había podido llegar en discusiones de años. No es solo porque los políticos hoy estén dispuestos a aceptar cosas que antes no estuvieron dispuestos, sino porque su electorado está dispuesto a abrir espacios de conversación y de convergencia que no estaban abiertos. Y creo que ahí ha habido una cierta miopía de parte de sectores que no fueron capaces de darse cuenta de las reales necesidades de la población.
En ese proceso, ¿Qué está dispuesta hoy la empresa a aceptar que antes no estaba dispuesta, hacia dónde se está moviendo esa reflexión?
Creo que cuando tu te das cuenta que para hacer un negocio rentable tienes que incorporar las necesidades sociales y ambientales, tu modelo de negocios entero cambia. Y ese es el proceso de darse cuenta que hoy está sucediendo, y por lo tanto cuando tu modelo de negocio cambia -y cada una de las empresas está haciendo lo mismo- estás cambiando la base productiva. Estás dispuesto a pagar mejores sueldos, a invertir en capital humano, a invertir en hacerte cargo de tus impactos ambientales. Las empresas que ya están dándose cuenta de esto están mirando cual es su consumidor del siglo XXI, a quién tienen que apuntar y a quién tienen que satisfacer. Hoy más de la mitad de la población del mundo tiene menos de 30 años, y ese es el poder adquisitivo que en cinco o diez años va a estar eligiendo que productos comprar. Esa mirada de futuro… Cuando miras con ese prisma estás dispuesto a cambiar tu modelo de negocio para que sea sostenible.
El nuevo escenario de la COP25
Las empresas fueron sostenedoras importantes de la COP25, ¿Cuál es el escenario hoy, cuál es el rol que va a tener la COP25 en Chile finalmente, pensando que era una plataforma ideal para mostrar avances del país en distintas materias y eso ya no existe?
Bueno, entendiendo que era una decisión que había que tomar, nos perdimos una tremenda oportunidad país. No solo en el hecho de que no va a ser aquí, y por tanto todas esas conversaciones y relaciones que se podrían haber dado en Chile, tanto en términos de la sociedad civil como del sector empresarial, ya no se van a dar, sino que también nos perdimos una gran oportunidad porque en términos de imagen país no solo no ganamos, sino que salimos perdiendo. Y eso es lo que tenemos que ser capaces de rescatar, en la medida que podamos instalar este nuevo estadio de convivencia social y de hacer negocios. Como imagen país, todavía podemos salir jugando de aquí, en la medida que seamos capaces de restaurar el orden público.
Chile había instalado un liderazgo en materia climática, ¿Es recuperable?
De todo lo que hemos perdido por no tener la COP acá, la agenda climática global no ha cambiado. Para la agenda global, esto es un detalle. Pero es una pena, porque el de Chile era un liderazgo que era mirado por muchos. Se decía ‘si Chile no puede, entonces quién’, por lo tanto si Chile puede hacerlo, podemos. En ese sentido, perdimos la capacidad de generar momentum a otros también. Pero las negociaciones para las cuales esta COP se crea van a ocurrir igual, por lo tanto lo que hay que sacar aquí, que básicamente es el Artículo 6 y cómo establecer los mercados a nivel global que permitan que la transición hacia una economía baja en carbono sea costo eficiente y socialmente beneficiosa, es absolutamente imprescindibles. Y es necesario que siga, y hasta antes de que empezara todo esto en Chile las negociaciones habían avanzado aparentemente por buen camino. Y eso debería seguir.
¿Qué pasará con todo lo que se había hecho en Chile precisamente para aprovechar ese momentum al que se refiere, con la agenda empresarial, con los proyectos?
Yo te diría que prácticamente todo sigue, pero con más bajo perfil. No va a haber delegaciones de empresarios a Madrid, no están las condiciones para eso, hay que empatizar con las demandas sociales y uno no puede estar generando un despliegue de gente a Europa que podría ser contraproducente. Hoy las empresas están empatizando con las demandas sociales, pero el sector privado sigue alineado con la estrategia de cambio climático y carbono neutralidad de Chile al 2050. Nosotros estamos organizando una declaración, que estamos firmando todas las empresas del CLG, y estamos invitando a otras empresas a sumarse, pero la vamos a entregar en la COP, y es un proceso que aún no hemos terminado.
“Tenemos que empezar a revisitar los cimientos, las bases, y algo que está surgiendo de manera súper espontánea son las conversaciones. En algunos casos le llaman cabildos, o conversatorios, llamémosle como le llamemos. Cuando volvemos a ser ciudadanos, a preocuparnos del otro y a conversar con el otro, empezamos a tener presente cuáles son sus problemas y cómo puedo contribuir a solucionar esos problemas”.
¿Qué se puede adelantar de ese documento?
Lo que te puedo decir es que hay un respaldo bastante transversal a la estrategia de carbononeutralidad de Chile, y a la NDC 2030. El tema es que veamos cómo lo hacemos, y que además de ser costo efectivo tiene que tener beneficios sociales y ambientales. Buscar hoy día la forma de cómo lograr que eso suceda con mayor cantidad de beneficios sociales y ambientales es el desafío. La NDC dice la meta, no dice el cómo. Eso está en los modelos que se corrieron para poder establecer esa meta.
¿Eso se conoce?
Si, lo está dando a conocer el gobierno en rondas de conversación. Nosotros ya la tuvimos con la ministra Schmidt y el ministro Jobet, y ese despliegue continúa para su difusión. Hoy más que nunca es importante que apuremos la transición hacia una economía baja en carbono y que esos beneficios los capture Chile. Es más importante que nunca. Para satisfacer la demandas sociales necesitamos que el país crezca, y que además lo haga de una manera en que estemos todos sentados a la mesa. Y por lo tanto, más que nunca avanzar hacia la carbono neutralidad es una oportunidad para instalar el desarrollo sostenible en este país de manera permanente.
¿Ese ‘cómo hacerlo’ que está planteando el gobierno requerirá ajustes?
No está definido aún el cómo, lo que muestra el ministerio es que los modelos muestran que es posible y que es costo eficiente. Pero para eso es necesario que sucedan algunas cosas, que haya regulación, que se bajen ciertas barreras, que se abran fuentes de financiamiento, que se definan incentivos y desincentivos a ciertas tecnologías o procesos. Es necesario que las empresas alineen sus estrategias de negocios con la carbono neutralidad, incorporando las variables sociales. Para que todo eso suceda tenemos que trabajar.
Hoy aparece la Agenda 2030, los ODS, como una de las estrategias a revisitar en el escenario actual. ¿Debiera dársele un nuevo impulso en el país, que rol puede jugar en la búsqueda de soluciones?
Varios de los objetivos de la Agenda 2030 que nosotros creíamos que estaban check, no lo están. Por lo tanto, tenemos que trabajarlos, y esto nos obliga a revisitar los ODS de las Naciones Unidas y volver a mirar cada uno de los 17 objetivos. A lo mejor algunos que dábamos por sentado, no lo están. Es una buena forma de revisar si todas nuestras estrategias de negocios desde el sector privado están alineadas, pero también el sector público, las universidades, todo lo que tiene que ver con educación. Cómo estamos transmitiendo la importancia de los valores en una sociedad, creo que ahí hay un tremendo cuestionamiento también a la agenda pública. Cómo volvemos a ser ciudadanos y no consumidores. Somos todos consumidores, pero no solo eso -o no principalmente-, primero somos ciudadanos. Esa diferencia es fundamental, sobre todo cuando no todos tienen acceso a los bienes de consumo de la misma manera, si se te desdibujan los otros valores se genera un descontento social súper grande.
¿Cómo se reconstruye hoy la confianza en que Chile puede avanzar hacia un desarrollo sostenible? Estábamos convencidos de ello, de avanzar hacia la economía circular, a repensar el modelo de desarrollo. Y que lo íbamos a hacer.
Sí, era genuino nuestro autoconvencimiento. Mira, obviamente no tengo la receta, pero yo creo que todavía somos capaces de hacerlo, pero parte de la solución pasa por establecer vínculos más cotidianos y permanentes entre los distintos estamentos de la sociedad. En la universidad, entre los profesores y los alumnos; en las empresas, entre los ejecutivos y los empleados. Es necesario que haya una mayor fluidez de las conversaciones, porque comparto que estábamos convencidos que podíamos hacerlo, que llegábamos al desarrollo sostenible, que teníamos trabajo que hacer en lo ambiental, pero no nos habíamos dado cuenta que dentro de nuestro mismo entorno había gente que no llegaba a fin de mes con el sueldo. Que había una vulnerabilidad en la calidad de vida en un grupo de personas que ponía todo el sistema en riesgo, entonces de alguna manera teníamos una estructura levantada sobre palitos de helado. Tenemos que empezar entonces a revisitar los cimientos, las bases, y algo que está surgiendo de manera súper espontánea son las conversaciones. En algunos casos le llaman cabildos, o conversatorios, llamémosle como le llamemos. Cuando volvemos a ser ciudadanos, a preocuparnos del otro y a conversar con el otro, empezamos a tener presente cuáles son sus problemas y cómo puedo contribuir a solucionar esos problemas. Cómo habremos estado de ciegos que no nos dábamos cuenta de esta enorme cantidad de gente que sale a las calles a marchar por tener mejores condiciones, en que país vivíamos que no nos dimos cuenta que era tanta gente. Es impactante leer entrevista tras entrevista que nadie lo vió venir. Bueno, eso no puede pasar. Si la gente conversara con el otro más seguido, de manera franca; si estableciéramos menos barreras entre los distintos estamentos, se podrían producir más esas conversaciones. Gran parte de la solución pasa por tener estar más con el otro. Desde el sector privado hago un mea culpa en el sentido de decir si no hay negocios exitosos en sociedades fracasadas, parte de la responsabilidad de las empresas es hacerse cargo de que la sociedad sea exitosa, en la medida que es capaz de garantizar las necesidades mínimas de todos su habitantes.