Manuel Pulgar: “Muy pronto se establecerá que el mundo ha entrado en un nuevo sistema económico, con la consideración climática como uno de sus elementos centrales”
El ex ministro de Ambiente de Perú y líder de la Práctica Global de Clima & Energía de WWF abrió ayer la 5ª Semana del Clima de la Fundación Konrad Adenauer y el Programa EKLA, que reunirá hasta el 8 de octubre a expositores nacionales y extranjeros en torno a los desafíos sociales, económicos y científicos derivados del cambio climático. Pulgar habló sobre los avances de la agenda climática a nivel global y las perspectivas respecto de la Cumbre Global del Clima COP26 que se inicia el próximo mes en Glasgow. “Estamos dando pasos en la dirección correcta, probablemente debemos acelerar la velocidad y la urgencia de cada uno de estos pasos”, afirmó.
En el Museo de Artes Visuales, se inauguró ayer la 5ª Semana del Clima organizada por la Fundación Konrad Adenauer en conjunto con el Programa EKLA, y que desde el año 2017 se ha transformado en un importante espacio de divulgación sobre la crisis climática y las iniciativas que existen para mitigarla. Este año la cita se realiza bajo el lema “Hacia una transición Verde”, y reúne a destacados expositores nacionales y extranjeros en torno a los desafíos sociales, económicos y científicos derivados del cambio climático en una serie de charlas, seminarios, conferencias y documentales que se prolongarán hasta el viernes 8 de octubre.
La cita fue abierta ayer con una charla magistral realizada por Manuel Pulgar Vidal, ex ministro de Ambiente de Perú y líder de la Práctica Global de Clima & Energía de WWF Internacional, sobre los avances de la agenda climática a nivel global y las perspectivas respecto de la Cumbre Global del Clima COP26 que se inicia el próximo mes en Glasgow. “Sabemos que no estamos todavía en trayectoria de los objetivos climáticos, pero no debemos perder la esperanza y no debemos detener los esfuerzos para avanzar responsablemente en la agenda climática. La responsabilidad climática tiene un componente fundamentalmente ético y estamos en una década clave, pero que a su vez nos abre una ventana de oportunidad”, afirmó al abrir su exposición.
Según señaló Pulgar, a propósito del tema principal de la Semana del Clima, hablar de transición implica hablar de un proceso en curso, donde -aseguró- proceso, donde la consideración climática en las decisiones empieza asumir cada vez más una relevancia y ha alcanzado cierto nivel de maduración. Y si bien para muchos probablemente no es suficiente, dijo, sí muestra tendencias que están abriendo importantes oportunidades.
Esto hace que el proceso se vea con optimismo, planteó: “Estamos dando pasos en la dirección correcta, probablemente debemos acelerar la velocidad y la urgencia de cada uno de estos pasos, pero si seguimos en esta dirección correcta vamos a poder cumplir con las metas que nos hemos planteado.
En esa línea, recordó las palabras del ex presidente de Francia Francoise Hollande en la COP22 de Marrakesh, y tras el anuncio del ex presidente de Estados Unidos Donald Trump respecto del retiro de ese país del Acuerdo de París: que dicho acuerdo es un proceso irreversible e indetenible.
“Eso es absolutamente cierto -afirmó-; de hecho es un proceso que va a sufrir accidentes en el camino, dificultades políticas, negacionismo -como siempre existirá- pero eso no significa que no sea un acuerdo suficientemente bien armado e inteligentemente para darnos las pistas de cómo debemos seguir accionando para lograr su propósito. Pero lo más importante es que si bien es cierto es un proceso político, desde su maduración ha logrado y generado que se instalen fuertemente en las consideraciones económicas”.
Esto porque hoy el cambio climático ha dejado de ser un tema ambiental, sectorial, aislado, para convertirse en un tema fundamentalmente de desarrollo económico. “Cuando hoy día se habla de economía, no se deja de hablar de clima. Y estoy plenamente convencido que muy pronto se establecerá de manera formal que el mundo ha entrado en un nuevo sistema económico, donde la consideración climática es uno de sus elementos centrales”, dijo. Por ello, agregó, los países deben actuar en base a las consideraciones económicas que tendría no hacerlo. Solo en América Latina, según cálculos de la Cepal, la pérdida de PIB por la no responsabilidad climática bordearía el 25% de aquí a 2050, agregó, frente a los beneficios de la carbono neutralidad que se calculan en miles de millones de dólares.
Por lo tanto, dijo, hoy el debate climático empezó a formar parte de la consideración económica y empieza a determinar los elementos que se deben llevar a cabo para plantear las estrategias de crecimiento con consideraciones climáticas. Esta incorporación de lo climático a lo económico, agregó, tiene un efecto social y consumidores cada vez más atentos y más demandantes frente a estas consideraciones, e incluso procesos productivos que empiezan a tomar metas claras para orientarse hacia la carbono neutralidad.
“Tenemos un proceso que viene madurando, este proceso empieza a tener efectos positivos en la manera en que se comportan los agentes económicos, y esto a su vez tiene -y debe tener- un efecto social donde la equidad es también un elemento central. Y esto obliga a tener nuevas consideraciones. Hoy se habla de la importancia que tienen los conceptos de credibilidad, calidad, integridad y concreción. Hoy no se está discutiendo cual es el compromiso de los actores, sean estados, empresa privada o grupos sociales, sino que tanto estos compromisos se sustentan”.
“Hoy se empieza a discutir un nuevo concepto: naturaleza positiva. Lo que necesitamos, tal como en clima es alcanzar las emisiones netas cero de carbono (net zero), tenemos que ser nature positive al año 2050. Ese es un concepto al que aun se le está dotando de contenido, pero que empieza a convertirse en el otro lado de la misma moneda dentro de esta convergencia”
“Ese es un elemento muy importante -afirmó-; muchas empresas dicen voy a ser carbono neutral, carbono positivo, o voy a tener emisiones netas de carbono a tal fecha. Pero la pregunta es que tan creíble deben ser, y que significan cada uno de estos compromisos”.
Esto implica dotar a estos conceptos de contenido, así como la reducción absoluta de emisiones en toda la cadena de valor, agregó. Y al mismo tiempo, que estos compromisos estén fundamentados en ciencia, se encuentren validados, sean reportados y que existan mecanismos para su verificación independiente.
En cuanto a la calidad de las intervenciones, surgen conceptos como las soluciones basadas en la naturaleza, que constituye una gran oportunidad para países del sur, que en muchos casos tienen como principal fuente de emisión la deforestación y el cambio de uso del suelo. “Pero tenemos que asegurar que esta solución basada en la naturaleza cumple con rigurosidad los tres grandes valores que el concepto incorpora: que esté claramente orientado a enfrentar un reto social, que puede ser climático, seguridad hídrica o alimentaria, reducción de riesgo de desastres, entre otros; pero a su vez que la intervención en la naturaleza sea sostenible y genere un beneficio neto positivo en la biodiversidad, y una integridad en los ecosistemas; y finalmente que haya un claro análisis de cobeneficio y a su vez consideraciones sociales”
Hoy, insistió Manuel Pulgar, el proceso climático está madurando y estamos viviendo un momento de convergencia de porpósito, o de visión. “Yo aprecio mucho que ya no haya ninguna duda en lo que es la visión colectiva sobre cambio climático. Todos sabemos que de aquí a final de siglo no debemos incrementar la temperatura en más de 1,5ºC; sabemos que para ello debemos obtener la carbono neutralidad y la resiliencia al 2050, y para ello incrementar la ambición en al menos un 50% al 2030”
Pero cuando hablamos de biodiversidad y naturaleza, agregó, aún existen dudas sobre como establecer una métrica adecuada que permita tener una meta alcanzable para revertir la otra gran crisis de la humanidad: la pérdida de ecosistemas, la degradación de hábitats y la pérdida de especies. “Hoy se empieza a discutir un nuevo concepto: naturaleza positiva. Lo que necesitamos, tal como en clima es alcanzar las emisiones netas cero de carbono (net zero), tenemos que ser nature positive al año 2050. Ese es un concepto al que aun se le está dotando de contenido, pero que empieza a convertirse en el otro lado de la misma moneda dentro de esta convergencia”.
Otra convergencia importante, dijo, se da en relación a lo que la ciencia nos provee como modelos. “Empezamos a ver cómo no solamente estamos construyendo una visión común, sino también como los espacios científicos empiezan a desarrollar estrategias que a su vez se concretan en información sobre cómo podemos encaminar la crisis climática y la crisis sobre la naturaleza con los mismos esfuerzos y las mismas acciones”, afirmó.
Si bien el proceso para enfrentar la crisis climática, afirmó Manuel Pulgar, sigue siendo fundamentalmente político -dificultado por la geopolítica a nivel global-, eso no ha limitado que el mundo pueda ponerse de acuerdo a partir del Acuerdo de París en establecer una visión y acciones colectivas.
“Miren la resiliencia que el Acuerdo de París ha tenido. Después de celebrar a nivel global su concreción, vimos un proceso claro de negacionismo. El retiro, primero como amenaza y luego como concreción, de los Estados Unidos; el negacionismo de algunos países, incluso en América Latina; y a su vez el rechazo y las dificultades que dentro del proceso político muchos países intentaban plantear. Sin embargo, esa situación que se ha dado hasta hace un año ha cambiado, y el Acuerdo de París ha mantenido su resiliencia y ha sido capaz de seguir orientando nuestras acciones”, afirmó Pulgar.
“Todo este proceso político -agregó- se encuentra hoy en un momento decisivo. Estamos ad portas de la COP26 en Glasgow, y se espera que esta cita sea capaz de dar un nuevo impulso a la ambición climática. Se ha identificado que esta COP es de ambición climática, no una reunión donde se pretenda alcanzar algún acuerdo nuevo, sino lo que se busca es seguir implementando el Acuerdo de París. Y cómo es la primera cumbre en el primer año de la ‘década decisiva´, que podamos tener la seguridad de que en estos 10 años vamos a poder poner al mundo en la trayectoria que hemos planteado de emisiones netas cero, y de un incremento de la temperatura no mayor de 1,5ºC”.
Para ello, serán clave un conjunto de elementos que deben incrementar su ambición: que se cumpla con los aspectos de la negociación, pero también escalando la agenda de actores no estatales; fortaleciendo la agenda de financiamiento climático, promover la convergencia entre clima, naturaleza, salud y economía; y concretar acciones de una mejor recuperación post pandemia, entre otros elementos.