Llamado transversal a reactivación sostenible ante crisis por coronavirus suma ya más de 1.300 firmantes adhiriendo a la propuesta
Instituciones y representantes de empresas, ong´s, la academia, el sector público, emprendedores, fundaciones, organizaciones ciudadanas, ciudadanos… En apenas unos pocos días, este llamado a la acción ha ido sumando cientos de voces que buscan impulsar una salida económica a la pandemia que esté alineada con las soluciones necesarias para enfrentar una emergencia de más largo aliento: la crisis climática. Las inversiones que se hagan hoy de la mano de los paquetes de reactivación, dicen sus impulsores, definirán si avanzamos hacia la carbono neutralidad y la disminución de gases de efecto invernadero -lo que debe ocurrir esta década-, o nos quedamos atrapados en la tecnología basada en la quema de combustibles fósiles. Por eso, afirman, la situación actual -sin dejar de reconocer el momento trágico que enfrentamos- representa al mismo tiempo una oportunidad única.
Periodista
El pasado jueves, un grupo de personas y organizaciones realizó un llamado público a la acción que llama a “superar la pandemia construyendo juntos un país más sostenible y resiliente”, con una convocatoria abierta a sumarse a través del sitio web reactivaciónsostenible.cl para ayudar a impulsar este propósito. Y en menos de cinco días -hasta la mañana de ayer-, lo que partió inicialmente con unas 60 organizaciones sumaba ya 389 instituciones y 944 personas -más de 1.300 firmas- adhiriendo a este llamado.
La idea surgió de un grupo diverso de actores, entre ellos Maisa Rojas, directora del CR2 y líder del Comité Científico de la COP25; Marina Hermosilla, directora de CLG Chile; Nicola Borregaard, directora de Espacio Público; Jeanette Von Wolfersdorff, directora ejecutiva de Fundación Observatorio Fiscal; Valentina Durán, directora del Centro de Derecho Ambiental de la Facultad de Derecho de la U. de Chile; Claudio Seebach, presidente ejecutivo de Generadoras de Chile; Marcelo Mena, ex ministro del Medio Ambiente, y Gonzalo Muñoz, fundador de TriCiclos y Champion Climático de la COP25, quien finalmente dio forma final al texto que fue trabajado en conjunto, y en base al cual se convocó los días previos a una serie de instituciones y personalidades a adherir con su firma a la propuesta que finalmente se conoció la semana pasada.
Finalmente, dice Claudio Seebach, se logró convocar a un grupo de actores “que somos bien diversos, pero también tenemos agendas de mucha comunión. Estamos alineando entre todos una visión compartida respecto de dónde apuntar la inversión y la mirada social de corto plazo, porque hay que abordar de manera urgente la creación de empleo, y una mirada climática de largo plazo. Ahí tenemos un terreno común, pero cada organización que firma está haciendo acción climática desde su línea de acción”, dice Seebach.
“El texto básicamente busca instalar el para qué -agrega-, hacia dónde tenemos que ir o qué alinear para salir mejor parados de esto, y prepararnos para la gran batalla de la crisis climática que se viene detrás. Como grupo no pretendemos proponer acción, queremos inspirar acción que esté alineada con esta visión”.
En lo esencial, el documento plantea que si bien el mundo enfrenta hoy la crisis sanitaria más grande de la historia reciente, esto ocurre en un contexto en que ya se venían enfrentando a nivel global los impactos del cambio climático y que, en el caso de Chile, “se añade la crisis social que estalló en octubre de 2019, la que está lejos de ser resuelta y que la pandemia sólo puede profundizar”.
Y ante una magnitud sin precedentes de la respuesta económica que están desplegando los países para enfrentar tanto la emergencia sanitaria como para reactivar la economía post-crisis, afirman que “esta es la oportunidad de alcanzar una recuperación económica bajo un enfoque de desarrollo sostenible y resiliente”. Y para ello, agregan, resulta fundamental vincular las agendas económica, social y ambiental privilegiando la inversión en innovación, en ciudades resilientes, educación inclusiva adecuada al siglo XXI, empleos dignos, movilidad social y estímulo a pequeñas y medianas empresas, entre otros.
“El texto básicamente busca instalar el para qué -agrega-, hacia dónde tenemos que ir o qué alinear para salir mejor parados de esto, y prepararnos para la gran batalla de la crisis climática que se viene detrás. Como grupo no pretendemos proponer acción, queremos inspirar acción que esté alineada con esta visión”
“Existe una preocupación a nivel mundial, dado que esta pandemia es de alcance global, de que las medidas que se tomen una vez que pase la pandemia estén alineadas con los compromisos climáticos. Este llamado debiera convocar muy transversalmente a nuestra sociedad, que todos pensemos que la manera de salir de esto es resolviendo los problemas de empleo y de desigualdad, al mismo tiempo que pensando en resolver los problemas de cambio climático”, plantea Maisa Rojas.
“Ante la magnitud de la crisis que se viene -dice-, se está hablando de una movilización de 20 trillones de dólares a nivel mundial. Es una cantidad enorme de dinero y de inversiones que se van a hacer, y si se hacen mal simplemente perdemos la oportunidad de alcanzar la carbono neutralidad. Por eso es que este es el momento”
Recuperación de la economía: Restart vs Reset
“Proponemos un camino de triple ganancia impulsando, entre otros ámbitos, la eficiencia energética y las energías limpias, incluyendo el hidrógeno verde y el reemplazo de combustibles fósiles, el desarrollo de infraestructura más resiliente e inclusiva, la construcción y calefacción sostenibles, y la agricultura regenerativa. Todas estas son acciones que, además de robustecer la recuperación, pueden poner a nuestro país a la vanguardia de la economía global”, plantea la declaración.
Para Gonzalo Muñoz, en un escenario en que muchas actividades productivas han tenido que parar durante un tiempo, mientras otras definitivamente han tenido que cerrar -incluso algunas de ellas de forma permanente- hay una necesidad de estimular la recuperación. Y esa recuperación, plantea, “puede ser un simple restart de nuestra economía, o puede ser un reset de nuestra economía”.
Esto último implica, agrega, que se pueden “encender” aquellas actividades que tienen el potencial de contribuir a la ceración de empleos en el corto plazo, de crecimiento económico, de disminución de contaminantes locales y de mejores condiciones de vida de las personas, y al mismo tiempo contribuir a la disminución de gases de efecto invernadero.
“Esas actividades existen, hay una serie de ellas, y al mismo tiempo existe la posibilidad -cómo está ocurriendo en muchos países- de aprovechar las tasas de interés que están bajas para que aceleremos transiciones tecnológicas que nos van a llevar de forma mucho más rápida hacia un mundo carbononeutral y resiliente que necesitamos. Al mismo tiempo, existe incluso la posibilidad de que los planes de recuperación que los gobiernos están generando para apoyar a las empresas tengan de una u otra forma algún grado de condicionalidad, donde se le facilite el trabajo al sistema cuando todos reman en el mismo sentido, hacia la carbono neutralidad”, agrega.
“Ante la magnitud de la crisis que se viene, se está hablando de una movilización de 20 trillones de dólares a nivel mundial. Es una cantidad enorme de dinero y de inversiones que se van a hacer, y si se hacen mal simplemente perdemos la oportunidad de alcanzar la carbono neutralidad. Por eso es que este es el momento”
Para Maisa Rojas, es fundamental que cuando se realicen los rescates financieros para resolver esta crisis no se hipoteque la posibilidad de resolver también el cambio climático, lo que necesariamente implica cambios estructurales, principalmente en lo que respecta a la matriz energética.
“No podemos seguir produciendo nuestra energía quemando combustibles fósiles, no nos podemos seguir transportando quemando combustibles fósiles. Y eso tiene que ocurrir en esta década. Si para salir de esta crisis económica causada por la pandemia decido invertir en muchos autos, camiones, buses que queman combustibles fósiles, o abrir nuevas plantas a carbón, estoy haciendo inversiones que van a perdurar por muchos años y que no me van a permitir la carbono neutralidad en la que tenemos que embarcarnos esta década. Eso es lo más importante: que tomemos medidas que no nos hipotequen la posibilidad de hacer esa transformación”, afirma.
“No es hablar de nada irreal -complementa Gonzalo Muñoz-, son cosas que están pasando en distintas partes del mundo y que son perfectamente factibles de implementar. El no hacer eso puede llegar a condicionar durante mucho tiempo el que sigamos atrapados con tecnologías y fuentes energéticas que son del pasado. Estamos justo en el momento en que se pueden acelerar ciertos cambios, y algunos de ellos ya los estamos viendo. Tenemos que aprovechar esas circunstancias para no quedarnos atrapados en tecnologías que están obsoletas, y avanzar rápidamente hacia aquellas que nos ayudarán a pasar más rápido hacia la carbono neutralidad”.
Avanzar hacia una situación de triple ganancia
Hacer este cambio dejando atrás a los combustibles fósiles, dice Claudio Seebach, reemplazando sus usos -que implican el 57% del consumo final de energía del país- por electricidad “es una oportunidad de desarrollo sostenible gigante para el país”.
“Acabamos de terminar un estudio -agrega- que demuestra que la carbono neutralidad es un buen negocio, pero si le complementas los beneficios en calidad del aire por menor uso de diésel, por el menor uso de leña, y además una agenda de reinversión en acondicionamiento térmico de viviendas, tienes una triple ganancia radical. Ese es el tipo de ideas que han ido surgiendo, cada uno en su línea, pero en lo esencial hay una visión compartida en cómo implementar esto donde cada uno ponga desde su agenda, desde su visión, su aporte para una reactivación sostenible”.
Para avanzar en ello, dice Maisa Rojas, Chile tiene ya una ruta bien planificada, ya que en marzo adoptó el compromiso de la carbono neutralidad al 2050, y posteriormente presentó ante la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU una propuesta de compromiso en su NDC, con metas bastante concretas.
“Incluso en la mitad de la pandemia, cuando haya que tomar decisiones, es importante permitirnos tener una señal de que hay una cantidad relevante de organizaciones y personas -que ha ido creciendo- que están preocupadas de que aprovechemos esta oportunidad para que, a la salida de la pandemia, construyamos una sociedad más justa, más sustentable, que ayude a avanzar hacia la carbono neutralidad, que sea respetuosa de la calidad de vida de las personas y la calidad de vida de los ecosistemas”
“Chile ha avanzado en ese trabajo. Lo que este llamado plantea es que no claudiquemos en esos esfuerzos, no pensemos que porque ahora tenemos esta crisis quizás no es el momento de ir avanzando ambiciosamente en nuestra agenda climática. Por el contrario, hay que tomar la oportunidad para quizás hacerla más ambiciosa, para adelantar algunas medidas. Ese es el llamado, a diseñar las medidas de la reactivación de manera que nos sirvan para enfrentar la crisis económica, la crisis social y la crisis climática al mismo tiempo. Una situación de triple ganancia”, afirma.
Para Gonzalo Muñoz, también existe una lógica evidente de encender una luz sobre la oportunidad que representa la situación actual, sin dejar de reconocer que estamos viviendo un momento trágico donde la prioridad evidentemente está puesta en salvar vidas, mejorar la calidad de la salud de las personas, rescatar empleos y actividades productivas.
“Sin embargo, al mismo tiempo también podemos poner un foco en el desarrollo sostenible, porque esa agenda no ha dejado de estar ahí, y por el contrario está pandemia la transforma -en muchos aspectos- en una agenda aún más relevante y aún más urgente”, señala.
Y esta pandemia, agrega, además de la crisis sanitaria y su urgencia evidente por la salud de las personas, nos ha llevado también a cuestionarnos nuestros hábitos. Más allá del teletrabajo, por ejemplo, a preguntarnos cuántos de nuestros traslados habituales pasaron a ser evidentemente innecesarios, a tomar una decisión respecto de si volveremos a ellos tras darnos cuenta que, potencialmente, no se necesitan.
“La pandemia al mismo tiempo nos ha mostrado cuánto podemos innovar, o cosas que nos parecían imposibles -como los niveles de cuarentena que estamos viviendo-, y nos abre a atravernos, o al menos a cuestionar cada vez más cuando alguien nos dice que algo es imposible. Eso que se empieza a llamar nueva. Normalidad, esa capacidad de ver escenarios posibles, es algo que nos estamos dando cuenta que al final radica muchas veces en nuestra voluntad”, dice Muñoz.
Por eso, agrega, “lo que evidentemente busca esta carta es que exista una voz de amplios sectores de la sociedad, lo más transversal posible, haciendo ver que incluso en la mitad de la pandemia, cuando haya que tomar decisiones -algunas de ellas podrán ser hoy, la próxima semana o en los próximos meses-, es importante permitirnos tener una señal de que hay una cantidad relevante de organizaciones y personas, que ha ido creciendo, que están preocupadas de que aprovechemos esta oportunidad para que, a la salida de la pandemia, construyamos una sociedad más justa, más sustentable, que ayude a avanzar hacia la carbono neutralidad, que sea respetuosa de la calidad de vida de las personas y la calidad de vida de los ecosistemas”.