La compleja primera semana de Chile en la presidencia de la COP25
Igual de tortuoso que organizar la COP25 en Chile ha sido la primera semana de la Cumbre Climática en Madrid. La ausencia de líderes políticos, las duras recriminaciones por parte de jóvenes y representantes de los pueblos originarios que ha sufrido la titular de Medio Ambiente, sumado a algunos errores no forzados que ha cometido en sus intervenciones, ponen una luz de alerta sobre cómo desde la presidencia se va a encarar la segunda semana de la COP, la instancia decisiva en este tipo de citas.
Periodista
En los pasillos del segundo piso del IFEMA de Madrid, donde se mueven los hilos de las negociaciones climáticas, no hay dudas al respecto: la primera semana no hubo avances sustantivos. En días marcados por la mediática llegada de la ambientalista sueca Greta Thunberg, y la ausencia evidente de líderes políticos de peso que “ordenen y orienten” la discusión, la cumbre se ha teñido de una cierta incertidumbre respecto a los avances concretos que se pueden lograr en la capital española.
La demanda por una mayor ambición ha sido el foco de las negociaciones técnicas de los “órganos subsidiarios” durante los primeros días. La idea, dicen los negociadores, es “amarrar” borradores o propuestas para la segunda semana donde se desarrolla el segmento de alto nivel o ministerial, en el cual se cierran los acuerdos y los compromisos.
Es precisamente en esta área- que si bien no es el objetivo fundamental de la cumbre- donde la presidencia chilena de la COP25, en manos de la ministra del Medio Ambiente Carolina Schmidt, ha puesto sus fichas. Ya en su discurso inaugural, la ministra Schimdt recordó a los jefes de Estado y Gobierno, así como a los ministros presentes, que “es tiempo de actuar, es una necesidad, es una exigencia moral, social y económica. Los compromisos adquiridos en 2015 por los países no son suficientes, han de adoptarse compromisos más ambiciosos”.
La apuesta desde la presidencia de la COP25 es poder cerrar esta cumbre con más de 100 países coprometidos en una gran “Alianza por una Mayor Ambición Climática”, en la cual los países -incluído Chile- presenten planes de reducción más agresivos, y más empresas y estados se comprometan con la meta de la carbono neutralidad al año 2050 de cara a la COP26 de Glasgow, instancia dónde los países firmantes del Acuerdo de París deben rendir cuentas de sus NDCs, que en su mayoría han sido consideradas como insuficientes hasta ahora.
Para los expertos, está apuesta tiene sentido -pese a que los países que se han sumado a la Alianza no son grandes emisores- en el marco de que fracase el objetivo principal de esta cumbre: el desarrollo del Libro de Reglas del Artículo 6, el santo grial de las negociaciones para regular los mercados de emisiones. Así, dicen fuentes ligadas al proceso de la negociación, “habría algo que mostrar”.
Los primeros 7 días
Luego de posar en la foto oficial de la inauguración de la COP25 junto a la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC), Patricia Espinosa; y al secretario general de Naciones Unidas, António Guterrez; flanqueda también por el presidente de España, Pedro Sánchez; y la ministra para la Transición Ecologica, Teresa Ribera, la ministra Schimdt no ha tenido una semana cómoda para poder desplegarse tranquilamente en el IFEMA.
La delicada situación política de Chile le ha jugado en contra y la ha expuesto a duras recriminaciones y “funas” en sus intervenciones públicas, en los distintos eventos donde ha participado. Estudiantes tapándose los ojos, jóvenes protestando afuera del reciento ferial y representantes de pueblos indígenas han emplazado en duros términos a la titular del Medio Ambiente.
La decisión de reabrir el debate de las condiciones de “especial vulnerabilidad” que sufre el continente africano cayó como un balde de agua fría en las delegaciones de los países latinos presentes en COP, ya que todos entendían que este era una tema zanjado. Algunos de los negociadores presentes en la sala calificaron en privado como “innecesario” y como un “error no forzado” por parte de la presidencia tocar este tema en el inicio de las negociaciones, donde precisamente se están estableciendo las primeras confianzas dentro de una región que siempre actúa en bloque en estas materias tan sensibles.
A esto se suma la molestia de los países latinoamericanos por las declaraciones de la ministra Schmidt en los primeros días de la cumbre, donde abrió la posibilidad para que los países africanos se declaren “más vulnerables” que los de América Latina.
La decisión de reabrir el debate de las condiciones de “especial vulnerabilidad” que sufre el continente africano cayó como un balde de agua fría en las delegaciones de los países latinos presentes en COP, ya que todos entendían que este era una tema zanjado. Algunos de los negociadores presentes en la sala calificaron en privado como “innecesario” y como un “error no forzado” por parte de la presidencia tocar este tema en el inicio de las negociaciones, donde precisamente se están estableciendo las primeras confianzas dentro de una región que siempre actúa en bloque en estas materias tan sensibles.
Al día siguiente de este episodio, el secretario general de CUT, Nolberto Díaz, emplazó en una conferencia de prensa -realizada en conjunto a sus pares de la Unión General de Trabajadores (UGT) y las Comisiones Obreras (CCOO) de España- a que Chile dejara la Presidencia de la COP25, ya que según arguyó el sidicalista “es una contradicción que un gobierno que no puede cuidar de las personas presida la COP”.
Para terminar la semana, la ministra se reunió en privado con la ex Presidenta Michelle Bachelet, quien está en la cumbre en su condición de alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU. Entre la prensa chilena acreditada en la COP causó mucha extrañeza que la reunión no fuera puesta en pauta, y solo se pudo acceder a un par de fotos que enviaron desde la oficina de comunicaciones de la presidencia de la COP25.
Lo que viene en la semana decisiva, y la arremetida de Europa
La situación de la primera semana, dicen los negociadores, “ha abierto el apetito” de la Comunidad Europea en orden a tomar un mayor protagonismo en las negociaciones y en los eventos paralelos durante la segunda semana de la cumbre.
La Unión Europea, cuyas emisiones de CO2 representan en la actualidad en torno al 9% del total mundial, es reconocida por la comunidad internacional como uno de los motores de la acción, el financiamiento y la ambición climática.
Así, para la segunda semana, y junto con el arribo del vicepresidente ejecutivo para el Pacto Verde Europeo y líder de la delegación europea, Frans Timmermans, la UE tiene planificado múltiples side events en su pabellón. Por ejemplo, el día 10, en la zona azul, tendrá lugar un debate sobre financiación para una transición ecológica organizado por el Ministerio de Economía de España y la Comisión Europea. A las 15.00 horas de ese mismo día se celebrará la actividad “Ampliar la acción climática a través de la economía circular y las soluciones basadas en la naturaleza”, coorganizada por la Comisión en conjunto con la Fundación Empresarial Eurochile.
A este despliegue de la UE se suma el protagonismo que podría tomar la dueña de casa, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, quien es reconocida como una profesional con mucha experiencia en la arena climática, y quien esta semana ha estado en un segundo plano, afectada también por el proceso político que está viviendo su coalición política en la conformación de un nuevo gobierno.
En este escenario, a partir de este lunes se empieza a vivir la “semana decisiva” en donde todos los ojos estarán sobre equipos negociadores y los ministros quienes deberán por un lado cerrar antes del viernes los acuerdos, el artículo 6 y una mayor ambición climática, y por otro satisfacer las expectativas de las ongs, y de una ciudadania que demanda una mayor urgencia en la acción climática.