Esta semana se dio a conocer el Tercer Informe del Estado del Medio Ambiente en Chile (IEMA), publicado por el Ministerio del Medio Ambiente cada cuatro años desde la creación de esta institución y que busca dar cuenta de la situación del país en ámbitos como la biodiversidad, el agua, la gestión de los residuos, el estado de los suelos y los impactos del cambio climático, entre otros, así como de los avances en materia de políticas públicas, institucionalidad y normativa para hacer frente a los principales desafíos ambientales existentes en nuestro territorio. Compuesto de 17 capítulos y más de 340 indicadores ambientales, levantados desde distintos servicios públicos con el apoyo de la academia y distintos actores de la sociedad, es una de las mejores radiografías de los avances y retrocesos del país en materia ambiental.
Entre los indicadores presentes se da cuenta, por ejemplo, que la oferta total de energía primaria del país -a 2018- proviene de combustibles fósiles; que se estima que la población del país alcanzará su peak en 2045, con casi 20,3 millones de habitantes, para luego empezar a decrecer de forma paulatina y llegar a 17,3 millones en 2100; que en 2018 los vehículos motorizados alcanzaron la cifra de 5.460.302 unidades en Chile, la que se duplicó en 15 años desde los 2.234.776 vehículos que había en 2003; o que la cantidad de materias primas requeridas para producir los bienes utilizados por la economía nacional alcanzó en 2018 a las 840 millones de toneladas, el mayor valor desde 2010.
También que los “empleos verdes” en Chile, entendidos como aquellos relacionados con la provisión de bienes y servicios ambientales que contribuyen a la realización de actividades de protección ambiental y de uso sustentable de recursos, llegaron en 2018 a los 7.506 puestos de trabajo, un 78% de ellos ocupados por mujeres y poco más de dos tercios del total de esos empleos asociados al sector energía.
Todo ello forma parte de las llamadas “fuerzas motrices”, que se refieren a las principales fuerzas socioeconómicas que ejercen presiones o influencias sobre el estado del medio ambiente y cuyos efectos -sumados al impacto del cambio climático, también quedan reflejados en este Informe del Estado del Medio Ambiente 2020 en la forma de preocupantes indicadores respecto de los ecosistemas, particularmente en materia de recursos hídricos y de conservación de la biodiversidad.
En lo que respecta a las aguas continentales del país, da cuenta cómo la variación climática de los últimos años -disminución de lluvias y aumento de temperatura- ha originado una megasequía que desde hace más de una década ha efectado principalmente a la zona comprendida entre Coquimbo y la Araucanía, lo que “sumado a la falta de eficiencia en el uso del agua, se han combinado para dar pie a la escasez hídrica existente en el país”.
Hoy la disponibilidad de agua existente a nivel nacional muestra una reducción en los principales cuerpos de aguas dulce superficiales y subterráneos, señala el IEMA. “En las macrozonas norte y centro, entre los años 1950 y 2015 las precipitaciones y la escorrentía han disminuido en promedio 35% y 6% respectivamente en comparación con el balance hídrico anterior, producto del cambio climático en los valles centrales. En la macrozona sur las estimaciones señalan una reducción de la precipitación en 15% y de la escorrentía en 9% como resultado de las menores precipitaciones”, lo que ha llevado a una inversión superior a los $132 mil millones entre 2010 y 2019 por parte de la ONEMI.
Agua: todos los principales ríos con caudales bajo el histórico
Chile posee 101 cuencas hidrográficas que incluyen 1.251 ríos, cuyas aguas superficiales y subterráneas abarcan alrededor de 756.102 km2 del territorio. De ellos, la Dirección General de Aguas (DGA) monitorea el caudal de 19 de las principales cuencas del país mediante estaciones fluviométricas, reportando el estado de situación a través de los boletines hidrológicos mensuales. Y según señala el informe, “todos los ríos monitoreados tienen en 2019 caudales inferiores a su promedio histórico, y entre los ríos Choapa y Maule la mayoría bajo su mínimo histórico”.