Con el objetivo de socializar la ciencia y la evidencia científica para que sobre esa base se tomen las decisiones para enfrentar el cambio climático, la semana pasada se realizó desde Chile la Segunda Conferencia Regional sobre el IPCC, denominada “Cambio Climático: conocimiento y soluciones hacia la COP26”. La actividad, que contó con la participación de más de 42 panelistas de 15 países, fue realizada en concordancia con el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), con la colaboración de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), y organizada por Fundación MERI, entidad dependiente de Filantropía Cortés Solari (FCS).
“Esperamos poder consolidar y profundizar esta amplia participación de los países de la región, sobre todo, ser un espacio para conocer el desarrollo científico de las demás naciones y, ojalá, replicar buenas prácticas”, explicó la gerente general de FCS, la economista Patricia Morales.
¿Cuál es el objetivo de estas conferencias regionales y por qué es relevante este diálogo con una mirada desde Latinoamérica y el Caribe?
Primero quiero destacar que el IPCC es el órgano oficial de la ONU que entrega todos los informes científicos sobre cambio climático, en materia de océanos, tierra, atmósfera, calentamiento; ellos fueron los que por primera vez señalaron que si llegamos a un calentamiento global de 1,5 grados Celsius vamos a tener una serie de consecuencias. Es muy importante que a partir de ese informe los gobiernos empiecen a tomar decisiones en función de la evidencia científica y no de otras consideraciones. A partir de esa base, el IPCC, en conjunto con Fundación MERI en el caso de Chile y la región, está impulsando la socialización de la ciencia y de la evidencia científica para la toma de decisiones en materia de cambio climático.
Nosotros somos una fundación sin fines de lucro que hace ciencia y educación ambiental en vinculación con las comunidades, al servicio de la conservación de ecosistemas estratégicos para la mitigación del cambio climático. En esa calidad desarrollamos con el IPCC el último pabellón científico de la COP25 -que es la instancia donde se presentan los informes, en presencia de expertos de todas las áreas-, y a partir de eso acordamos realizar todos los años las conferencias regionales sobre el IPCC en América Latina y el Caribe.
El año pasado la hicimos de manera presencial, en marzo, justo antes de que se desatara la pandemia; este año, además de hacerla de forma telemática, incorporamos el respaldo de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), para garantizar la debida participación de todos los países de la región.
En esta ocasión, la idea es ir generando mesas de trabajo -de acá a septiembre- de cara a la COP26, para socializar la evidencia científica en materia climática. Hemos conformado cinco mesas: Desarrollo y Cambio Climático, Océano y Criósfera, Tierra, Gobernanza, y Liderazgo Juvenil. Así, estamos tratando de sembrar los inicios de una conversación científica a nivel regional por una razón evidente, y es que el cambio climático y los fenómenos climáticos no respetan fronteras administrativas, por lo que el multilateralismo es muy importante para alcanzar ciertos consensos entre países, aunque eso es una responsabilidad, una tarea y un mandato de los países.
¿Cuáles fueron las principales conclusiones de este encuentro?¿Cuál es el siguiente paso a partir de esas conclusiones?
La primera conclusión tiene que ver con la urgencia de actuar, es decir, a pesar de que todavía a la ciencia le quedan muchas cosas por descubrir es urgente que los países avancen en ciertos consensos, y esperamos que la COP26 permita alcanzar los acuerdos requeridos. Lo segundo que apareció mucho fue el tema de la gobernanza, que tiene que ver con generar marcos regulatorios, que ojalá todos los países de la región cuenten con una ley de cambio climático, como la que está en el Congreso chileno a la espera de ser aprobada.
Además, se relevó muchísimo la importancia de la educación ambiental, de la difusión y de trabajar con las comunidades locales a la hora de evaluar los proyectos de impacto ambiental. Estos temas los vamos a trabajar de la mano de la CELAC y esperamos que desde ese organismo puedan desarrollar algún tipo de conclusiones de cara a la COP26; nuestro trabajo desde Fundación MERI es básicamente promover el desarrollo científico y vamos a tratar que estas conclusiones permeen a los tomadores de decisión, para la correcta toma de decisiones.