Boyd Swinburn: “El principal objetivo del sistema alimentario es dar a las personas una dieta sana, y que no dañe el medio ambiente”
Creador del concepto de “sindemia global”, este investigador y docente de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda, explica que el término reúne tres pandemias actuales con causas comunes y que interactúan entre sí: la obesidad, la desnutrición y el cambio climático. “Es el mayor problema sanitario por lejos del siglo XXI, y podría ser el principal”, afirma.
Sindemia global. Ese es el término acuñado por Boyd Swinburn y que está relacionado con la sinergía existente entre tres epidemias que coexisten, interactúan entre sí, y comparten causas comunas: la obesidad, la desnutrición y el cambio climático. “Son tres problemas fruto de los actuales sistemas alimentarios poco saludables y mínimamente regulados”, afirma este investigador y docente de la Universidad de Auckland, que estuvo nuevamente en Chile para exponer en el Congreso del Futuro.
Líder de la sección de Política y Prevención de la World Obesity Federation (WOF) y la Comisión de Obesidad de la Revista The Lancet, Swinburn ya había visitado nuestro país para interiorizarse sobre la Ley de Etiquetado vigente en Chile, de la que destaca el trabajo desarrollado por el senador Gido Girardi.
Según afirma, el aumento de fenómenos climáticos extremos causados por el cambio climático, y su impacto en la agricultura, incrementará la inseguridad alimentaria a nivel global y afectarña los precios de los alimentos básicos. Al mismo tiempo, afirma, está provocando que los alimentos sean menos saludables, porque el incremento del CO2 en la atmósfera está reduciendo considerablemente sus niveles de nutrientes.
Por ello, afirma, es necesario trabajar de manera más íntegra en las causas de los tres problemas que generan la sindemia global, donde la comúnicación científica y las políticas públicas son fundamentales para mejorar la salud de la población y la concientización de estos temas.
¿Cómo la producción agrícola, afectada por el cambio climático, puede tener consecuencias en los índices obesidad y desnutrición?
Hay un montón de evidencia allá afuera sobre lo que el cambio climático hará a la agricultura, especialmente en las zonas más tropicales. Las regiones más pobres y sus poblaciones van a estar en alto riesgo de inseguridad alimentaria, no tendrán suficiente comida y por ello la desnutrición se manifestará y muy probablemente aumentará.
La influencia del cambio climático en la obesidad es un poco incierta; si la inseguridad alimentaria se vuelve severa, la gente no tendrá suficiente para comer y la obesidad se reducirá, pero si no es tan severa, entonces hay mucha evidencia de que pasar por ciertos períodos sin comida de vez en cuando, puede incrementar los niveles de obesidad. Por ejemplo, la gente que vive marginalmente mes a mes, o semana a semana, tienen un índice de obesidad más alto que otros que tienen un acceso alimentos de forma más segura, lo que se produce por exceso de ingesta durante esos tiempos. Los efectos del cambio climático en obesidad no los conocemos, pero estamos bastante seguros sobre lo que provocará en agricultura y la desnutrición.
“Los políticos deben balancear todos estos intereses diferentes, y por el momento la industria tiene una voz más fuerte. Necesitamos a la sociedad civil que tenga una voz más potente, y hemos visto en algunos países de América Latina que esto es posible”
Ha llamado a este problema una sindemia global, ¿qué tan complejo es encontrar una solución frente a la magnitud de sus tres componentes?
Hay un riesgo en juntar estos tres problemas, y hay un riesgo de que la gente diga de que todo esto es una pesadilla muy grande para lidiar; pero de hecho, en nuestras discusiones y presentaciones, no he encontrado que ese sea el caso. Creo que si juntas los puntos en común y las causas dentro del sistema alimentario, y las políticas económicas que apoyan este sistema, puedes ver la ventaja de unir estos temas. El principal objetivo del sistema alimentario es darle alimentos a las personas dentro de una dieta sana, y que no dañe el medio ambiente, y tal vez que ayude a restaurar el medio ambiente. Si esto se transforma en el foco de la agricultura, eso cambia las dinámicas para el cambio climático, la obesidad y la desnutrición. Cosas como una guía a una dieta sustentable. Una guía que no solamente apunta a los individuos sobre sus decisiones en comida, sino que también guía políticas de desarrollo, como las comidas que sirves en los colegios. Si tienes guías sustentables en la comida que llevas a los estudiantes, esta tiene que ser sana y sustentable.
¿Cree la sindemia global es el problema central del siglo XXI?
Es el mayor problema sanitario por lejos del siglo XXI, y podría ser el principal.
¿Cómo ve la industria alimentaria en América Latina?
La industria alimentaria en América Latina es como cualquier industria que lucha por sus utilidades. Es una industria muy poderosa, muy cercana al gobierno, tienen una gran influencia en las políticas y su mayor influencia apunta a prevenir políticas que afecten su juego.
Usted ha dicho anteriormente que la sociedad civil jugará un rol fundamental en esto. ¿Cómo se puede alentar a la sociedad civil para promover este cambio?
Tengo un poco de optimismo por lo que está pasando en América Latina. Creo que Chile es una excepción, porque tienen un senador que ha estado empujando esto por más de una década, y no muchos países tienen eso. La sociedad civil y las organizaciones son extremadamente apasionadas y comprometidas, y tienen mucha experiencia, pero no tienen dinero; si pudieran recibir ayuda, no habría algo que las detuviera para demandar acción política. Entonces, los políticos deben balancear todos estos intereses diferentes, y por el momento la industria tiene una voz más fuerte. Necesitamos a la sociedad civil que tenga una voz más potente, y hemos visto en algunos países de América Latina que esto es posible.
“Creo que varios países deberían mirar a Chile, especialmente por el etiquetado de alimentos, que creo que es uno de los mejores en el mundo, pero también el tema de restringir el marketing de alimentos para productos hechos para niños”
Estuve leyendo sobre su trabajo en INFORMAS, donde crearon una red de universidades, académicos y organizaciones de 45 países para evaluar y monitorear sus entornos alimentarios. ¿Cuáles han sido los aprendizajes principales que han obtenido en esta investigación?
Lo que hemos hecho es crear es una serie de protocolos de estudio para medir distintos aspectos como la composición de la comida, el etiquetado, el precio, el mercado, y otras cosas. Esto ha sido bastante valioso en distintas maneras. Primero, en reorientar a la academia para analizar esta red, medir el ambiente alimentario, por lo que ahora tenemos buen conocimiento de entender dónde estamos. En segundo lugar, podemos rastrear esta información en el tiempo, y si algo pasa en Chile, con las políticas alimentarias que vienen -porque ahora tenemos las medidas de antemano-, podemos decir cómo han evolucionado los cambios en la composición de la comida o sus precios. Ahora lo que hemos empezado a hacer es cruzar la información entre países, y decir por ejemplo, cómo ciertos alimentos como fideos o bebidas azucaradas tienen una composición diferente en este país y en este otro, o por ejemplo entender por qué le colocan más azúcar a este alimento en un país y en otro no.
Y de estos 45 países, ¿cuál sería al que deberíamos observar para avanzar?
Yo creo que varios países deberían mirar a Chile, especialmente por el etiquetado de alimentos, que creo que es uno de los mejores en el mundo, pero también el tema de restringir el marketing de alimentos para productos hechos para niños. También, por ejemplo, el Reino Unido es uno de los últimos buenos casos de colocar impuestos a la comida rápida y bebidas azucaradas, por lo que debemos seguir alentando ese tipo de acciones. Japón y Corea tienen excelentes programas de alimentación en sus escuelas, y tienen una oferta de productos muy saludables y que apoya toda su cocina tradicional. Debemos observar a todos los países y ver qué están haciendo bien que podríamos adaptar a nuestros propios hogares.