Andrés Couve (50) mira por un balcón hacia la Plaza de la Ciudadanía. El nuevo Ministerio de Ciencia no ocupa un edificio completo como otros ministerios, ni tiene mucho movimiento en sus pasillos; se halla en el segundo piso del Palacio de La Moneda, tras subir por un ascensor de puertas de madera tallada. Desde el símbolo máximo de la democracia, el primer ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación del país diseña las políticas públicas inherentes a su cargo. En su nuevo trabajo suma solo cinco meses, y no hay indicios de que su apacible despacho, donde los bocinazos de la Alameda apenas se cuelan, vaya a cambiar: el ministerio funcionará ahí de forma indefinida. “Somos nuevos y estamos recién en el proceso de crear una estructura administrativa”, aclara Couve.
“¿Con chaqueta o sin chaqueta?”, pregunta entre risas el ministro, como atento a su apariencia, mientras acepta una mini sesión de fotos frente a un cuadro vertical que cuelga en la muralla. La asunción a este inédito cargo en la administración pública no le impidió seguir ejerciendo como profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, institución donde trabaja desde 2005 tras volver de un posdoctorado en Neurociencia en Londres. Es biólogo de la Universidad Católica y posee un doctorado en Biología Celular que cursó en Nueva York.
Ni bien se le asignó el puesto, Couve debió asumir una misión inmediata: convocar a la comunidad científica con miras a la COP25 que hospedará Chile en diciembre próximo. Los ministerios del Medio Ambiente, Relaciones Exteriores y Ciencia asumieron la coordinación del evento que convocará a los 196 países del acuerdo marco por el cambio climático más la Unión Europea. El desafío, dice el secretario de Estado, es gigante y el reloj juega en contra, pero confía en que el país responderá a las expectativas y que los científicos cumplirán un rol capital en la negociación para bajar los niveles de emisiones a nivel global.
-¿Muy estresantes los primeros meses en un ministerio recién constituido y con la COP en el horizonte?
-Bueno, estamos en proceso de crear ese ministerio. Habrá un ministerio, una subsecretaría y una agencia nacional de investigación y desarrollo. Nos vamos a desconcentrar territorialmente en seremías y cinco macrozonas. Estamos comprometidos con que la ciencia llegue a la ciudadanía y, por lo mismo, queremos ampliar el alcance del programa Explora no solo hacia niños, sino que a la ciudadanía y a quienes toman decisiones. Tenemos una agenda futuro con la Antártica, con los océanos y con una nueva era de la astronomía. Pero también tuvimos que sumarnos a compromisos muy grandes que tomó Chile, y uno de ellos es la COP25. La primera preocupación fue a nivel logístico, pero eso ya está bastante avanzado. El Presidente le encomendó al Ministerio de Ciencia que la comunidad científica se involucrara en esta Cumbre del Cambio Climático incorporando la investigación científica. Lo tomamos con mucha responsabilidad. Seleccionamos a una científica que nos pudiera representar como encargada de este tema en la COP. Conversamos con Maisa Rojas, física y climatóloga, y ella en ese tiempo estaba en Inglaterra en un sabático. Coincidió con un regreso a Chile y asumió este gran desafío. Armamos grupos de trabajo en torno a siete ejes temáticos que van a ser relevantes. Maisa coordina esas mesas, y ella se coordina con nosotros para canalizar información hacia los equipos negociadores para posicionar estos temas en la ciudadanía.
-¿Qué rol le compete a la ciencia en cuanto a mitigación y adaptación al cambio climático? En adaptación estamos al debe.
-Como emisor Chile es un país pequeño, apenas aportamos el 0,25 por ciento de las emisiones, pero sí podemos ser líderes en cómo abordar estos temas. Acabo de estar con el Presidente en el lanzamiento del programa Estado Verde, donde él reiteró su compromiso con la descarbonización de la matriz energética en un plazo relativamente breve, no lo ha definido. Seguramente a mitad de siglo vamos a tener una matriz descarbonizada. Chile no solo tiene una gran posibilidad de reducir emisiones, sino de aumentar captura a través de bosques, biodiversidad, humedales. Y en cuanto a la adaptación, es un fenómeno a abordar mucho más localmente. Sabemos que Chile es un país vulnerable al cambio climático. Sus efectos tienden a ser más evidentes cuando se incrementa en latitud, en la medida en que nos acercamos a los polos, pero también nuestra geografía nos hace cumplir siete de las nueve condiciones de vulnerabilidad. Sebastián Vicuña y Paulina Aldunce están en esa mesa de Adaptación en el comité científico de la COP. Hicimos un levantamiento de información de la comunidad científica que realiza investigación de cambio climático en las universidades, pero también en temas regulatorios. El equipo ya está funcionando, se reúne una vez a la semana, y los temas a tratar más bien son aproximaciones transversales. Creemos que eso puede tener muchos canales. Del Ministerio de Ciencia tendremos una persona que será parte de los equipos negociadores. Otro aspecto importante es que se está trabajando en la elaboración de una estrategia de transferencia tecnológica para el cambio climático, y no se le ha dado la suficiente relevancia. Muchas de las cosas que hagamos en mitigación tienen que ver con el desarrollo de tecnologías para bajar emisiones, y para aumentar la eficiencia energética y la captura de carbono.