No importa el estudio al que se recurra, todos los panoramas apuntan hacia una mayor escasez hídrica en Chile y una presión sobre el recurso en aumento, ya sea por agricultura, extracción minera o crecimiento de las ciudades. La solución para muchos es tecnológica y se inclina por la desalación de agua de mar, tanto en faenas mineras como en uso sanitario y, en poco tiempo más, agrícola.
En general, la desalación de agua de mar es la principal fuente de agua no convencional a nivel global. Hay casi 20 mil plantas desaladoras operando en el mundo, con una tasa de crecimiento cercana el 10%. Hoy 60 millones de personas beben agua proveniente de esta tecnología, y se prevé un aumento significativo en las próximas décadas.
“Se trata de una tecnología que rápidamente aumenta la ‘seguridad hídrica’ pero que requiere altos niveles de inversión. Como el proceso requiere energía, el costo de producción del agua pasa a ser una variable relevante y, en la práctica, puede hacer que sea poco viable para algunos usos como el agrícola. Por ello, en el mundo es frecuente que su instalación esté asociada a subvenciones estatales, tanto a la inversión como a la operación. En cuanto a los temas ambientales, estos pueden ser bien manejados con diseños adecuados de los sistemas de descarga de la salmuera de rechazo”, dimensiona el ingeniero Orlando Acosta, socio-gerente de Gestionare Consultores.
Abastecimiento de ciudades
Aunque la estrella del momento es la desalación para minería, con inversiones cercanas a US$6.500 millones,desde hace casi 20 años el agua salada de mar o salobre continental ha sido fuente para consumo humano en Chile, principalmente en el norte del país.
La asociación de sanitarias, agrupadas en ANDESS, indica en en su reporte 2017 que, junto a un 52% de fuentes subterráneas y otro 47% a fuentes superficiales, hoy el país se abastece en 1% de agua potable a partir del mar, mediante dos plantas desaladoras en el norte del país, Antofagasta y Taltal, que satisfacen el consumo de agua potable de los habitantes de ambas ciudades y de Mejillones. De hecho, la instalación de Antofagasta es la más grande de América Latina en su tipo, con 850 litros por segundo (l/s) para cubrir el 100% del consumo de agua potable de Mejillones y el 75% de la capital regional.