El proyecto de invernadero geotérmico que favorece el cultivo de tomates durante todo el año en el sur de Chile
Este plan piloto incorporó un sistema de Bombas de Calor Geotérmicas (BCG) para climatizar un invernadero de 600 metros cuadrados ubicado en la localidad de Coz Coz, comuna de Panguipulli, con el cual los agricultores podrían cultivar tomates incluso durante los rigurosos meses de otoño y verano. Si el proyecto logra escalar, se estima que los beneficiarios podrían aumentar entre un 40 y un 65 por ciento de su producción gracias a la extensión de su época de cosecha.
Los agricultores del sur de Chile que sufren por las heladas que provoca el crudo invierno en sus cosechas podrían, en el futuro cercano, contar con una solución a ese problema. Esta semana finalizó con la realización de un seminario el proyecto “Invernadero geotérmico para el cultivo de tomates”, ejecutado entre 2020 y 2022 en la localidad de Coz Coz, comuna de Panguipulli.
Financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de Los Ríos y su Consejo Regional, este plan piloto incorporó la energía geotérmica para producir tomates los 365 días del año en una zona climática rigurosa como lo es el sur de Chile. Implementado y coordinado por el Centro de Excelencia en Geotermia de los Andes (CEGA) de la Universidad de Chile -proyecto FONDAP-ANID cuya misión es aumentar y mejorar el conocimiento científico sobre la geotermia en Chile-, el plan piloto en Coz Coz trabajó con las llamadas Bombas de Calor Geotérmicas (BCG) para climatizar un invernadero de 600 metros cuadrados dentro del predio del agricultor Mario Aburto.
“Este proyecto demostró que la tecnología de bombas de calor geotérmicas en zonas climáticas poco favorables como Panguipulli se pueden cultivar tomates en todas las épocas del año, ya que se mantiene la temperatura estándar todo el año. El agricultor llega a cuatro producciones en el año, en vez de dos. Para la comunidad es muy rentable y es una forma muy eficiente de adaptarse al cambio climático”, dice el director del CEGA, Diego Morata, para quien este tipo de invernadero geotérmico es una tendencia global; solo que en Chile, por su poca inclinación hacia la innovación, es una iniciativa pionera.
En términos generales, el proyecto logró construir, adaptar y monitorear un prototipo de invernadero tecnificado para la producción continua de tomates. Para ello, se instalaron dos Bombas de Calor Geotérmicas (BCG) junto a dos estanques de inercia y dos intercambiadores de placas, las cuales conforman la sala de máquinas que se conecta vía tuberías al pozo de extracción y al invernadero. Dentro de éste, dos BCG y ocho fancoils, con sus termostatos, distribuyen el calor dentro de la superficie cultivada.
Diego Morata valora la presencia del beneficiario Mario Aburto en el piloto, ya que éste “tiene mucha experiencia en el tema, sabe de cultivo de tomates e invernaderos, que conoce el tema de la cadena productiva”. Todo esto proyectando cómo escalar la iniciativa para favorecer a más comunidades del sur de Chile. “Hay que reconocer el trabajo del Gobierno de Los Ríos y su Consejo Regional que apostaron por una tecnología novedosa, algo difícil de lograr en Chile, cuando muchas veces te dicen que si falla, no sirve, y se reactiva 20 años después”, critica el director de CEGA. El coordinador del piloto fue el investigador de CEGA, Pablo Valdenegro.
“En el sur durante el invierno hay una merma importante en la producción. Los tomates son traídos desde Santiago en avión; son más caros y la calidad no es la misma. Además, genera un vacío en la fuerza laboral. Con esta propuesta, el invernadero funcionará todo el año, la producción de tomates va a ser continua y la fuerza laboral también será continua”.
El impacto productivo y económico
Según las estimaciones de CEGA, el sistema de climatización geotérmica permitirá al beneficiario aumentar entre un 40 y un 65 por ciento su producción anual gracias a la extensión de la época de cosecha. Del mismo modo, prevén que la utilidad anual del beneficiario sea entre 10 y 13 millones de pesos.
“Es muy favorable porque en el sur durante el invierno hay una merma importante en la producción. Los tomates son traídos desde Santiago en avión; son más caros y la calidad no es la misma. Además, genera un vacío en la fuerza laboral. Con esta propuesta, el invernadero funcionará todo el año, la producción de tomates va a ser continua y la fuerza laboral también será continua”, explica Diego Morata, quien resalta que esta tecnología es muy accesible al ciudadano común en varios países de Europa.
Morata resalta que este sistema es adaptable a cualquier tipo de hortaliza. Prueba de ello es que el primer invernadero, bajo este proyecto, se implementó con lechugas. “Son las que menos energía necesitan; en cambio, el tomate es más delicado”, complementa.
El director de CEGA apunta mucho más allá en lo que respecta al fomento de la energía geotérmica para otra clase de iniciativas. Dice que lleva mucho tiempo tratando de impulsar la calefacción distrital geotérmica en las ciudades chilenas, cuya implementación -asegura- erradicaría la contaminación atmosférica de las grandes urbes al prescindir de la leña para calefaccionar los hogares. Sin embargo, lamenta el investigador, la propuesta “no ha sido muy bien acogida por ningún gobierno”, siendo que en París, por ejemplo, 200 mil viviendas se alimentan de este sistema de calefacción.
“Me siento como Juan Bautista predicando en medio del desierto, pero tengo harta paciencia. Este sistema de calefacción distrital podría ser perfectamente adaptado a ciudades como Temuco, Chillán, Padre Las Casas y Osorno que tienen mejores condiciones geológicas que París. Pero para ello, se requiere una política de Estado, ya que implica una inversión de varios millones de dólares para ciencia y tecnología y supone una generosidad, porque el gobierno que lo implemente no va a cortar la cinta”, cierra Morata, quien se encuentra en estos momentos en Puerto Cisnes para cambiar el sistema de calefacción a leña de una escuela por este de calefacción distrital. Ya lo ha hecho en Coyhaique, con rotundo éxito.