Carebox Lab: la tecnología que aplica las dosis precisas de protector solar para trabajadores expuestos a radiación UV
Con su hardware conformado por un 95 por ciento de fierro reciclado, esta plataforma dispensa las tres dosis diarias de 2,5 mil de bloqueador solar -exigidas por la ley chilena 20.096 y la OMS- para colaboradores que trabajan a cielo abierto, con lo cual evitan la propagación del cáncer de piel, cuyos casos se han duplicado en el país en los últimos 10 años. Con casi dos años en el mercado, ya tienen contrato con dos mineras y dos constructoras.


Hasta antes del estallido social, el ingeniero comercial Felipe Delpino y el diseñador industrial Cristián Vargas -cofundadores de Carebox Lab- administraban una empresa de mobiliario urbano con paneles solares. Con el advenimiento de la pandemia, sin embargo, ambos socios se vieron obligados a reinventarse, por lo que comenzaron a fabricar dispensadores de alcohol gel, una medida ad hoc a los tiempos de emergencia sanitaria. En esos avatares, generaron contacto con el laboratorio Deutsche Pharma, y a partir de esas reuniones se hicieron conscientes de la importancia del protector solar para los trabajadores y trabajadoras que se exponen al sol durante sus faenas al interior de las empresas.
Una de las consideraciones que caló más hondo en ambos emprendedores fue que había una ley en Chile, la 20.096, que obliga a las empresas con colaboradores que trabajan al aire libre a proveerles de bloqueador solar, y que además tienen que cumplir con tres dosis diarias de 2,5 ml, como recomienda la OMS. “Para dimensionarlo, 2,5 ml es una cucharada de té rasa, a la mitad, y eso protege rostro, cuello, manos y antebrazos, porque el resto se protege con la ropa”, especifica Delpino.
En esa pesquisa, a través de pilotos, descubrieron una deficiencia de las empresas: sin perjuicio de que las compañías efectivamente proveían protector solar para sus colaboradores, no sabían si la dosis era la correcta que debían aplicarse en sus cuerpos; dicho de otro modo, las áreas de salud de las empresas no tienen mecanismos para monitorear ni realizar trazabilidad del uso del protector contra rayos ultravioleta.
“Entonces surgió la alternativa de aplicar una tecnología que dispensara las dosis exactas que los trabajadores necesitaban diariamente”, agrega Felipe Delpino, quien ahí se enteró de las dramáticas tasas de crecimiento que ha tenido el cáncer a la piel dentro de la población chilena: según la misma OMS, en Chile se han duplicado los casos de cáncer a la piel en los últimos 10 años.
Específicamente desde enero de 2021, los dos socios plantaron la semilla de lo que sería la empresa Carebox Lab: primero a nivel de investigación, luego el proceso de prototipado hasta llegar a un programa de aceleración con una incubadora que les permitió dar un salto cualitativo hacia la solución. Diseñaron un software que programa el trabajo mecánico de los dispensadores y comandar vía telemetría cada uno de ellos.
“La máquina tiene una base tecnológica chilena. Dentro de las empresas clientas, nos pasan la base de datos de los colaboradores. Cada uno de ellos digita su rut en el tótem, y la máquina, gracias a un sensor de movimiento, les entrega la dosis exacta de 2,5 ml requerida por ley. Eso lo puede hacer, tal cual como lo indica la ley, hasta tres veces al día. Todo ello lo seteamos remotamente”, dice Delpino, quien aclara que, en algunos casos, por ejemplo, el de operarios que trabajan en la nieve, se exigen cuatro dosis diarias, “pero nosotros lo podemos setear por telemetría y lo cambiamos a cuatro dosis”.

“Hay poca costumbre de echarse protector solar. Lo hemos visto en los pilotos: a nivel industrial, del maestro de obras, del minero, asocian el uso de estas cremas como algo para mujeres. Es una desinformación terrible que hay que combatir”.
La mirada sustentable intacta
Un punto importante para ambos emprendedores es el hardware del que se compone la tecnología. Si bien el cableado interior del tótem es muy difícil de reciclar, la caja externa de fierro contiene un 95% de material reciclado. Carebox Lab tiene un proveedor que fabrica el hardware con el fierro reciclado que le provee la empresa AZA, que ha cumplido una labor ejemplar en la recuperación de este recurso.
“El ejemplo de la empresa de mobiliario urbano con paneles solares -que pensamos reeditar- demuestra que siempre hemos tenido una opinión súper fuerte respecto de la sustentabilidad. Obviamente después de que el tótem cumple su vida útil -cuatro años aproximadamente- retiramos el 100 por ciento del fierro utilizado”, describe Felipe Delpino.
Con esta mirada que apunta hacia la sustentabilidad y a la responsabilidad de las empresas para con sus trabajadores, el foco de Carebox Lab es llegar a más empresas de los rubros en los que existe mayor preocupación por la seguridad: minería, construcción y agricultura, en ese orden descendente. “En minería la seguridad es vital, porque si no hay seguridad la gente se puede morir; luego viene la construcción; y también queremos llegar a la agricultura, si bien nadie se muere cultivando algo, sí se expone al cáncer a la piel. Pero en este último caso, nos topamos con que las extensiones son muy grandes y en las pruebas no había instalaciones eléctricas”, añade el ingeniero comercial.
A las cuatro empresas con las que ya trabaja Carebox Lab se podrían sumar varias otras firmas más. El emprendimiento de Delpino y Vargas participó por primera vez en la feria EDIFICA 2022, organizada por la Cámara Chilena de la Construcción y FISA. Tras ello, más de 75 empresas contactaron a ambos socios con la intención de implementar la plataforma en las faenas a cielo abierto.
Otro tanto tiene que ver con el bloqueador solar que se almacena en cada tótem: siempre factor 50 y marca SunWork, del mismo laboratorio Deutsche Dharma con quien sostiene una alianza estratégica. Carebox Lab ha sido asesorado por la Comisión Nacional del Cáncer y por la Fundación Arturo López Pérez. Al preguntarles a ambas instituciones cuál era el protector solar más eficiente y recomendado, la respuesta fue unánime. SunWork. Cada máquina contiene dos litros de SunWork.
De aquí en más, el objetivo de Carebox Lab es, a mediano y largo plazo, llegar a los masivos festivales al aire libre como Lollapalooza, en que más de 30 mil personas se exponen cada día de conciertos a la radiación solar. “La idea es también llegar con los dispensadores al Parque Araucano, al Parque de los Reyes, al Parque O’Higgins; en la vía pública no sabemos aún”, agrega.
No obstante aquello, el principal punto que ambos emprendedores defienden es que los trabajadores de empresas adquieran el hábito de aplicarse bloqueador solar, y en eso Felipe Delpino narra una anécdota que ilustra los comportamientos machistas de muchos colaboradores: “Hay poca costumbre de echarse protector solar. Lo hemos visto en los pilotos: a nivel industrial, del maestro de obras, del minero, asocian el uso de estas cremas como algo para mujeres. Es una desinformación terrible que hay que combatir”, cierra.