Midas Chile robustece sus procesos con vistas a la próxima publicación del decreto de metas de la Ley REP para aparatos eléctricos y electrónicos
La empresa pionera en minería urbana adquirió un terreno para ampliar su planta en Lampa, donde prontamente implementará una máquina fragmentadora Shredder, que tritura y segrega. “Vamos a mejorar la eficiencia operacional y eso va a permitir también dar mayor cobertura”, explicó a País Circular la gerenta de Economía Circular de Midas Chile, Mitzy Lagos, quien en la siguiente entrevista aborda los desafíos de valorizar los RAEEs, los cambios en las tecnologías que significan modificaciones en los tamaños y materialidades, así como el sueño de convertir al país en un Hub regional de reciclaje.
Justo en una semana, para Navidad, muchas personas tendrán nuevos aparatos eléctricos y electrónicos, considerando que entre los regalos más populares están las consolas de videojuegos, celulares, parlantes, audífonos y otros artículos tecnológicos, así como algunos electrodomésticos, como cafeteras o licuadoras individuales, además de aquellos destinados al cuidado personal, como afeitadoras, planchas para el pelo, entre muchos otros.
Algunos de estos artefactos llegarán para reemplazar a otros, menos modernos o en mal estado, que probablemente serán desechados; y quizá, en pocos años, correrán la misma suerte y serán sustituidos.
Es así como año a año en el país se generan más de 200 mil toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (sin considerar paneles fotovoltaicos, PFV), entre cuyos componentes existes muchos materiales valorizables, como metales preciosos, vidrio, acero, cobre, aluminio, y plásticos. Sin embargo, también pueden contener elementos peligrosos o tóxicos, como metales pesados (mercurio, cadmio y plomo) y contaminantes orgánicos persistentes (COP), que si son mal manipulados pueden pasar al medio ambiente y tienen riesgos para la salud.
Por esta razón, es fundamental realizar un manejo adecuado de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), lo que incluye prácticas efectivas de seguridad, gestión ocupacional y ambiental durante su recolección, almacenamiento, desmontaje, recuperación, tratamiento y disposición final (en los casos que corresponda).
Bien saben de esto en Midas Chile, empresa de minería urbana con más de 22 años en el mercado y que ha sido pionera en la gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, además de otros tipos de residuos. “No solo nos preparamos para cumplir la Ley REP, nos esforzamos para ofrecer soluciones responsables y sostenibles al desafío de los residuos eléctricos y electrónicos”, comenta Mitzy Lagos, ingeniera ambiental y gerenta de Economía Circular de Midas Chile.
Las instalaciones y el personal de Midas Chile cuentan con todos los requerimientos para un buen manejo de los RAEEs, lo que los ha convertido en el principal valorizador de estos residuos a nivel nacional. Su planta, ubicada en Lampa, llega a procesar anualmente unas 8 mil toneladas de material, con un solo turno. En la medida que en el país aumenten los volúmenes a valorizar, la empresa puede trabajar hasta en 3 turnos, es decir, triplicar su capacidad, comenta Mitzy Lagos. Además, están embarcados en un plan para ampliar y hacer aún más eficientes sus procesos, agrega de ingeniera ambiental.

“Midas Chile es hoy en día la única empresa catalogada por el Ministerio del Medio Ambiente como valorizador de residuos eléctricos y electrónicos. Los otros gestores están en la categoría de pretratamiento, pues no llegan a transformar el residuo en una nueva materia prima, solo aplican procesos mecánicos de segregación y reducción de volumen”.
El dato no es menor, considerando que los RAEE son uno de los siete productos prioritarios incluidos en la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje (N° 20.920, conocida como Ley REP), que obliga a los productores -en este caso, especialmente importadores- a hacerse cargo de los productos que colocan en el mercado una vez que termina su vida útil.
De hecho, debiera ser el siguiente producto prioritario en ser implementado, debido que el Ministerio del Medio Ambiente ha anunciado la pronta publicación en el Diario Oficial del Decreto que establece las obligaciones y las metas de recolección y valorización que deben cumplir los productores.
La elaboración de este Decreto comenzó en 2021 fusionando dos productos prioritarios, RAEE y pilas, y entre los antecedentes considerados para el anteproyecto estuvo el Análisis General de Impacto Económico y Social (AGIES) de 2019. En mayo de este año se publicó un nuevo AGIES, cuyas principales modificaciones tienen relación con la inclusión de los paneles fotovoltaicos, no así con los otros RAEE. De acuerdo con la línea base contenida en el documento, actualmente se recolectan unas 12 mil toneladas al año de RAEE+P (sin PFV), lo que se incrementaría a 116 mil toneladas en 10 años.
Sobre estas cifras, Mitzy Lagos apunta que se deben observar con cuidado, por diversas razones, como por ejemplo, por el tiempo pasado desde que se hizo el análisis, por los rápidos cambios en las tecnologías, y porque en terreno algunas cosas no funcionan tal como en la teoría. Sobre estos puntos, las particularidades de la valorización de RAEE y la forma en que la empresa enfrenta estos desafíos, habla en esta entrevista la gerenta de Economía Circular de Midas Chile.

-¿Cree que existe capacidad para la implementación de la Ley REP en RAEE?, ¿cuál es el rol de Midas Chile en ese desafío?
Cuando se comenzó a trabajar en el Decreto de metas, como Midas también participamos, porque fuimos parte del Comité Operativo Ampliado (COA); y desde esa instancia, desde el primer día dijimos que nosotros, como empresa, tenemos capacidad para procesar, porque inicialmente uno de los principales miedos que existía -sobre todo entre los productores- era que faltara capacidad. Hoy día nosotros procesamos en nuestra planta alrededor de ocho mil toneladas de diversos residuos, electrónicos y otros metálicos. Esto es trabajando a un turno, y trabajamos a un turno porque no es necesario tener más por ahora, porque no llegan más RAEEs.
Entonces, ya tenemos una capacidad, podemos triplicarla si tuviéramos un turno continuo. Y adicionalmente a eso, estamos trabajando en robustecer algunos procesos y ampliar otros. Hemos adquirido nuevos terrenos para ampliar la planta, y en poco tiempo implementaremos un nuevo proceso con una máquina Shredder que compramos a Turquía. En estos momentos estamos en el proceso de obtener los permisos correspondientes para poder implementar el proceso y esperamos que, de aquí a que se inicie el Decreto y el cumplimiento de las metas, esa máquina va a estar funcionando.
-¿Cuáles son las ventajas de implementar esa máquina?
La Shredder tritura y segrega, lo que permite procesar más rápido, mayor cantidad y también de manera más eficiente. Es decir, vamos a mejorar la eficiencia operacional y eso va a permitir también dar mayor cobertura.
Es una máquina muy especializada y, sobre todo, aumentará la eficiencia para procesar equipos voluminosos, que tienen su propia complejidad. Para manejar residuos voluminosos se requiere más terreno, más mano de obra para poder segregarlos y eso aumenta la estadía del residuo en planta, lo que aumenta los costos asociados a su tratamiento. Entonces, al poder procesar más rápido se reducen algunos costos.
-¿Esto permitirá valorizar más RAEE en el marco de la REP?
Nos va a permitir complementar los diversos procesos que ya tenemos.
Sobre este punto me gustaría destacar que Midas Chile es hoy en día la única empresa catalogada por el Ministerio del Medio Ambiente como valorizador de residuos eléctricos y electrónicos. Los otros gestores están en la categoría de pretratamiento -además de recolección y almacenamiento-, pues no llegan a transformar el residuo en una nueva materia prima, solo aplican procesos mecánicos de segregación y reducción de volumen. Nosotros, al tener procesos metalúrgicos de fundición de metales, sí transformamos un residuo en un nuevo producto reciclado, en este caso un lingote de aluminio o cobre.

“En Midas Chile no solo nos preparamos para cumplir la Ley REP, nos esforzamos para ofrecer soluciones responsables y sostenibles al desafío de los residuos electrónicos. Nuestra visión es que Chile no solo sea el referente de la minería tradicional, sino que también se convierta en el líder regional de la minería urbana”.
-¿Qué ocurre con los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos que se generan en regiones?, ¿creen necesario instalar plantas valorizadoras en otras zonas?
Todos los negocios en Chile tienen el desafío de la logística. La logística tradicional o la logística de reversa. Si uno observa otros rubros, no solamente en reciclaje, las plantas manufactureras se concentran en Santiago. Pero se robustece la cadena de recolección o de distribución. Es lo que debiera pasar con los RAEE, porque se trata de procesos con un alto costo operacional, con muchos requisitos legales, especialmente para tener la calidad que exigen los clientes, es decir, tener una materia prima de calidad que no te la castiguen porque es reciclada. Una materia prima reciclada que pueda competir de igual a igual con una materia prima virgen.
Por eso, es difícil tener dos o tres plantas valorizadoras. Es mejor concentrarlo acá en Santiago y robustecer la cadena de distribución o de recolección a nivel nacional. Y eso nosotros lo hacemos desde hace más de 18 años. Tenemos nuestra propia empresa de transporte, recorremos desde Arica a Punta Arenas, e incluso recolectamos en Rapa Nui.
-¿Qué le parecen las proyecciones de recolección de RAEEs que se hacen para el Decreto?
Nosotros hemos sido críticos de la “literatura fantasma” que se ha generado en torno a los AGIES, entendiendo primero que esos estudios se hicieron en el 2019, por lo tanto, la información que se recopiló fue anterior al 2019. Primero, ya estando en el 2025, solo por un tema de tiempo ya están medios obsoletos. Segundo, hay que considerar que tanto la pandemia como el estallido social generaron algunos cambios conductuales. Y tercero, la política también ha cambiado, la situación económica ha cambiado, entonces están obsoletos.
Se hicieron algunos ajustes ahora, previo a la promulgación del proyecto definitivo de Decreto, pero esos ajustes creemos que aun así están lejanos a la realidad. A la realidad que vemos como valorizadores en terreno, en el día a día.
La tecnología cambia día a día. Por ejemplo, los equipos ya no son grandes; antes un decodificador pesaba un kilo, era casi como un DVD, y hoy día es un aparato que pesa 200 gramos. También la materialidad de los equipos ha sufrido cambios. Antes tenían más contenido metálico, por lo tanto, mayor porcentaje de reciclabilidad, hoy día no. Y en algunos casos las funciones de varios aparatos hoy están en uno solo, como un celular. Esto es muy dinámico; ha cambiado y va a seguir cambiando de manera vertiginosa.

“Creo que se puede generar una expectativa falsa a raíz de la ‘literatura fantasma’, de que van a haber tantos aparatos, tantas toneladas disponibles en el mercado. Eso puede llevar a hacer cálculos pensando que es súper bueno invertir en esto, porque va a llegar ese volumen, pero no necesariamente va a llegar”.
-¿Esto podría afectar el cumplimiento de metas de la ley?
Más que afectar las metas, creo que puede generar una expectativa falsa -a raíz de la literatura fantasma- de que van a haber tantos aparatos, tantas toneladas disponibles en el mercado. Eso puede llevar a hacer cálculos pensando que es súper bueno invertir en esto, porque va a llegar ese volumen, pero no necesariamente va a llegar, y eso ya lo hemos visto también en Envases y Embalajes, donde las metas que se proyectaban no se están cumpliendo, pero no porque no haya un despliegue, sino por varias razones.
Por ejemplo, todavía faltan empresas que se adhieran a un Sistema de Gestión, todavía no todos cumplen. Eso mismo va a pasar en los otros Decretos. Siempre hay un grupo de empresas que tratamos de cumplir, y otro que son los free riders.
En electrónicos va a pasar lo mismo. Pero a diferencia de Envases y Embalajes, los electrónicos requieren procesos mucho más complejos, considerando que hay muchas unidades que catalogan como residuo peligroso. Por lo tanto, una operación, tener una capacidad instalada para reciclaje de RAEEs requiere más permisos, mayor inversión mayor, y costos operacionales mucho más elevados.
A veces, con esta “literatura fantasma” se generan esas expectativas de que los aparatos electrónicos tienen metales preciosos, muchos materiales valiosos, que generan una rentabilidad inmediata, pero se olvida que para recuperar esas pequeñas fracciones de metales que trae un electrónico, se requiere un tremendo proceso y una inmensa operación de control operacional.
Cuando se generan estas expectativas de la “literatura fantasma”, uno no debe caer en esa rueda. Hay que mirar los números con el baño de realidad que nos da nuestra experiencia y buscar otras alternativas.
-¿Qué otras alternativas?
Hay que buscar cómo aportar, ser innovadores. Por eso en Midas Chile estamos buscando cómo potenciar al país con los procesos que tenemos. Nuestros procesos ya tienen una cadena robusta que nos permite valorizar. Tenemos la experiencia y además estamos en un país minero, por lo tanto, creo que tenemos todas las herramientas para desarrollar una minería urbana. No solo pretratamiento.
Queremos que sea un equilibrio. Las cosas que se puedan hacer en Chile, hagámoslas acá. Generemos empleo para nuestro país. Dejemos el valor acá. No seamos meros exportadores de materias primas para reciclar en otra parte. Y así vamos a aportar realmente al desarrollo sostenible, al desarrollo económico de nuestro país. O sea, no es solamente una operación de reciclaje. Al menos en Midas lo vemos como parte importante de la mejora de nuestra sociedad.
En Midas Chile no solo nos preparamos para cumplir la Ley REP, nos esforzamos para ofrecer soluciones responsables y sostenibles al desafío de los residuos electrónicos. Nuestra visión es que Chile no solo sea el referente de la minería tradicional, sino que también se convierta en el líder regional de la minería urbana. Queremos posicionar a Chile como un Hub de reciclaje, y valorizar residuos de otros países con nuestro estándar de reciclaje.







