“La geografía de Chile plantea un desafío y a la vez una oportunidad para hacer viable la recolección y la logística del reciclaje de PET”
El brasileño Rodrigo Brito, gerente de Sustentabilidad de Coca-Cola para Brasil y el Cono Sur de América Latina, estuvo en Chile hace unos días para el seminario “Claves de la gestión circular de PET”, una instancia donde se analizó con todos los actores del sistema los logros y retos en torno a este material, principal componente de las botellas plásticas de bebida. En la oportunidad, País Circular conversó con el ejecutivo, quien posee una amplia experiencia en materia de apoyo al emprendimiento, ética empresarial y responsabilidad socioambiental.


Rodrigo Brito llegó a la empresa Coca-Cola en 2017. Entonces era parte de la Fundación WTT (World-Transforming Technologies) -cuyo objetivo es promover la innovación como herramienta para abordar desafíos ambientales y sociales- y estaba a cargo de un proyecto para impulsar el desarrollo de tecnologías para el tratamiento del agua. Cuenta que analizaron más de 150 métodos, a partir de criterios como eficiencia, costo por litro, facilidad de mantención, volumen tratado, energía consumida, etc., y a partir de ahí hicieron un ranking con 10 tecnologías. Con esa información, Brito comenzó a contactar fundaciones y empresas para financiar esos 10 métodos.
Una de esas compañías que visitó fue Coca-Cola, que en esa época estaba diseñando una estrategia de agua de grandes dimensiones. De hecho, cuenta Brito, la empresa de bebidas ya había establecido en 2007 el compromiso de devolver a 2020 el equivalente a toda el agua usada en sus fábricas, mediante programas de conservación ambiental, reforestación y acceso a agua. Esa meta se alcanzó en 2015, subraya el ejecutivo.
Lo demás es historia. “Empecé en el Instituto Coca-Cola, llevando conmigo la WTT y diseñamos el programa Agua+Acceso, que se lanzó en 2017 y actualmente está en pleno desarrollo, sobre la base de tres pilares: eficiencia, conservación y reforestación, y acceso al agua”. Uno de sus principales focos es promover la construcción, reparación y expansión de redes de abastecimiento y sistemas comunitarios de tratamiento de agua en comunidades rurales y aisladas de su país.
Oriundo de Curitiba, antes de llegar a WTT y luego de estudiar Administración en la Universidad Federal de Paraná, Brito cofundó en 2005 la ONG Alianza Emprendedora -aún en funciones-, para apoyar a pequeños emprendedores en favelas y comunidades. “Comenzamos en un café y cuando la dejé -en 2012- Alianza tenía 110 funcionarios, apoyando más de 80 mil micro emprendedores”, relata.
Ahora, a sus 40 años, desde su rol de gerente de Sustentabilidad de Coca-Cola para el Cono Sur de América Latina, está a cargo de promover y supervisar, además del tema del agua, otras acciones ligadas a sustentabilidad y promoción de economía circular, como reciclaje, retornabilidad, relación con comunidades, gobernanza corporativa, entre otras.
En ese contexto, hace unos días estuvo en Santiago participando en el Seminario “Claves y desafíos de la gestión circular de PET”, organizado por La Ciudad Posible, con el apoyo de Coca-Cola, País Circular, la Asociación Nacional de Recicladores de Base y con el patrocinio del Ministerio del Medio Ambiente . En esta entrevista con País Circular, Brito revisa la situación de Chile en materia de reciclaje y los desafíos de la industria para impulsar toda la cadena que permita el uso cada vez mayor de PET reciclado.

-Según su experiencia, ¿cuáles son los principales desafíos para Chile en reciclaje de PET y cómo se pueden enfrentar?
Creo que la propia geografía de Chile, con áreas muy lejanas unas de otras, que implica altos costos logísticos para la recolección, se torna un desafío para hacer viable la recolección y la logística de todo este material. Es un desafío, pero también es una tremenda oportunidad en la búsqueda de soluciones, como es el propio desarrollo de la cadena, la maduración de esta cadena de recolección, con centros distribuidos de acopio de diferentes modelos y tamaños, de acuerdo con el contexto de cada región. También incluir centros de pretratamiento y, de a poco, ir desarrollando la industria de reciclaje.
Son varios actores en esta cadena y creo que el desafío y la solución es también ver el país como un todo, la cadena como un todo, involucrando a empresas, gobierno, los distintos participantes, para tener esta configuración de actores que tienen los diferentes roles para que sea recolectado, acopiado, tratado y después reciclado.
-¿Por qué es importante que empresas como Coca-Cola impulsen el trabajo con toda la cadena para lograr las metas de reciclaje?
Creo que acá hay un punto en el hecho de que Coca-Cola produce mucho y también compra, es decir, utiliza mucha y un volumen creciente de resina de contenido reciclado. Entonces esta decisión, este compromiso de utilizar resina reciclada, y esta meta de tener 50% de contenido reciclado a 2030 impulsa toda la cadena de recolección, de acopio, de reciclaje, de proveedores, de homologación, desarrollo de proveedores, etc.
Es decir, Coca-Cola empuja con este compromiso, con el volumen que utiliza y que compra, con su marca, con todo el potencial de comunicación y el potencial inspiracional de cada ejemplo. Comunicar cómo lo hace, de qué material hace, de qué forma hace, creo que todo eso ayuda a educar y también a inspirar, concientizar e influir para que otras empresas también hagan su parte. La compañía tiene ahí varios roles, apoyando recolección, comprando resina reciclada, desarrollando los proveedores, comunicando a los consumidores, trabajando con las pequeñas tiendas, con el pequeño negocio, por ejemplo, para que utilicen retornable, que es un excelente ejemplo de circularidad.
-Según las cifras de Coca-Cola, Chile es uno de los países con más alta retornabilidad en el uso de envases de bebida, ¿a qué se debe y cómo lo valoran?
Sí, Chile es un ejemplo en retornabilidad, con tasas de 40% ; es el primero en Latinoamérica y segundo a nivel mundial. Para que esto se verifique es muy importante el rol de la ciudadanía, el rol del consumidor. Cuando hablamos de retornabilidad es indispensable la acción consciente de las personas porque -decimos a modo de broma- las botellas aún no caminan solas hasta el punto de venta.
También ocurre con la reciclabilidad. Se debe descartar la botella correctamente para que tenga vueltas en reciclaje.
El rol ciudadano es fundamental. Si como empresa tengo un portafolio cada vez más retornable, más circular, con mayor contenido reciclado, tengo menos necesidad de hacer recolección, es menor el riesgo de que el envase se vaya a quedar en el océano o en el bosque. Pero por más que sea retornable o con contenido reciclado, si el consumidor no pone este envase en un círculo que haga el reciclaje o la retornabilidad, ese círculo no va a cerrar.
-En este punto es importante la educación…
Yo soy muy optimista en este punto. Recuerdo cuando era pequeño en Curitiba, se podía fumar en cualquier sitio, nadie usaba cinturón de seguridad en el auto… Y ahora eso es impensable. Entonces, así como aprendimos eso, estamos aprendiendo a reciclar y hemos avanzado mucho.
Además, creo que para que la circularidad suceda es necesario que, como sociedad, aprendamos algunos conceptos. Para la educación de nosotros como ciudadanos es importante saber que cada material tiene su propia circularidad. Por ejemplo, las altas tasas de reciclaje de aluminio no se deben solo a una cuestión de mérito de la cadena de aluminio que permite que su recolección sea 98%; también pasa por el hecho de que es mucho más caro -usa mucho más agua y energía- producir un nuevo aluminio que comprar y reciclar latas y envases.
Entonces, cada cadena tiene una circularidad. En el caso del PET que no es retornable, tiene 5 a 10 vueltas para PET, y después puede ser utilizado para otros usos, baldes, cajas (jabas), etc.
Para lograr que el PET sea como la nueva latiña de aluminio, no solo estamos fomentando con educación, sino también trabajando con toda la cadena. Generar miles de toneladas dependiendo de cada país, cada contexto, en alianza con recolectores, grandes acopiadores y la propia industria de este que es nuestro principal material.
Es importante para las compañías aprender a hacer cada vez más reciclable y fomentar las cadenas locales, porque no tiene sentido comprar y traer resina reciclada desde China; se debe apostar por la economía local.
-¿Qué sucede con el PET en cuanto a los costos de resina virgen y resina reciclada?
Desde hace dos o tres años la resina reciclada en Latinoamérica es más cara que la resina virgen, en promedio 40% más cara. Pero no eso hace que volvamos atrás en nuestro compromiso de usar contenido reciclado, ni tampoco pasando el costo a consumidor. Este aumento de costo se debe a que cada vez más empresas -no solo Coca-Cola- están haciendo este cambio. Sin embargo, creo que es un tema de ajuste, porque al tener un precio alto la resina reciclada eso motiva a que otras empresas, otros gobiernos, ya estén trabajando en nuevas plantas, incentivos, lo que genera ingresos y empleos. Eso, finalmente, regulará y estabilizará los precios
Por ejemplo, Coca-Cola va a pasar en menos de 10 años de 27% de contenido reciclado a 50%. Son muchos millones de dólares y eso empuja toda una cadena de producción, de transformación, recolección, entonces hay un incremento de costo inicialmente, pero vemos que es también un desarrollo de la cadena.