En abril de 2014, es decir, hace diez años, prácticamente todo Chile se volcó a ayudar a Valparaíso tras los megaincendios que sufrió la ciudad puerto. Sin embargo, como cada vez que ocurre una megacatástrofe en nuestro país, llegaron a los centros de acopio toneladas de ropa en condiciones no adecuadas para ser entregadas a las personas damnificadas. Ese suceso gatilló el nacimiento de Huila Creatividad Colaborativa, un emprendimiento conformado por Rocío Peters y Carolina Cornejo, cuyo foco es entregar experiencias educativas y creativas respecto de la reutilización textil.

Con esa ropa sobrante se inscribieron en el Centro de Extensión del Ministerio de las Culturas (Centex) para gestar una suerte de emprendimiento con tres mujeres del Cerro Merced de una misma familia afectadas por el siniestro. “Hicimos una pequeña cadena productiva de confección de juguetes de trapo y nos dimos cuenta de la necesidad no cubierta por actividades educativas que estuvieran en torno de la reutilización textil”, recuerda Rocío Peters. Dichos juguetes se vendieron durante esa sucesiva Navidad y le sirvió de apoyo económico a las mujeres víctimas del siniestro.

“La seremi de salud dijo en esa ocasión que esta ropa que copó gimnasios, iglesias y centros culturales tenían que irse a los rellenos sanitarios porque era insalubre. Ahí nos dimos cuenta de que en Valpo nos vestimos de ropa usada. Las pulgas es parte de nuestra economía. La ropa usada es un material súper dúctil, fácil de trabajar y mirando hacia el futuro puede ser un emprendimiento de economía circular”, complementa la cofundadora de Huila.

A partir de esa experiencia en Centex, Huila comenzó a recibir solicitudes para realizar talleres de reutilización textil, donde entregaban contenidos de alto valor medioambiental y de economía circular. Con 10 años a cuestas, el emprendimiento entiende que “el textil tiene un valor más allá del sólo vestir; entendemos que no necesita llegar a la basura y que puede ser reutilizado de distintas maneras. Nos hemos dedicado a la educación”, recalca la emprendedora.

Que el problema de la acumulación de ropa siga plenamente vigente por cada catástrofe ocurre porque, según Peters, “no hay un protocolo de gestión textil municipal para hacer frente a estas tragedias”. Sin ir más lejos, durante el último gran mega incendio en Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana, en febrero pasado, emergieron microbasurales textiles de dos cuadras, y la gente tuvo que sacar prendas del suelo para vestirse.

El contenido de los talleres de Huila

En un decenio de trayectoria, Huila ha trabajado distintos contenidos en sus talleres educativos sobre reutilización textil. En la sección “Técnicas” dentro del catálogo 2024 disponible en su Instagram figuran los siguientes talleres: Uso de Máquina de Coser; Deconstrucción de Vestuario; Juguetería Textil; Joyería Textil con Embarrilado; Ilustración Textil; Telas Enceradas; Soberanía del Vestir; Eco Bordado; Taller de Trapillo; y Revive la Naturaleza en tu Ropa.

También aparecen talleres orientados hacia las “Infancias” como Guardianes del Mar (se enseña a fabricar pequeños cetáceos con restos de mezclilla); Súper Héroe (figuras de trapo a partir de ropa en desuso); Muñeca Cuidatito (pequeñas muñequitas de trapo que se colocan debajo de la almohada para motivar el sueño) y Tejido con el Cuerpo (confección de trapillo a partir de poleras en desuso).

Las tres últimas secciones de talleres son “Colaborativos”, en los cuales se inscribe Manual de Soluciones Manuales; Lienzo Textil y Talleres Express para Eventos. “Espacios Educativos”, en el que figura Taller Textil Colaborativo y Taller de Narrativa Textil para el Aula; finalmente, en “Confección” existe el Taller de Confección para empresas, instituciones o particulares.

“Tenemos talleres itinerantes, no tenemos un espacio físico. Vamos a las organizaciones que nos compran el servicio educativo. Hemos trabajado en el Parque Cultural de Valparaíso, en el Centex, en la PUCV, en el Inacap, en la Universidad Santa María. Somos bien territoriales, siempre en Valparaíso, pero nos han contratado para hacer talleres en O’Higgins y Aysén”, agrega Peters.

Huila dictó en febrero uno de esos talleres en el Centex, a propósito de los megaincendios de febrero pasado. Se trató de un taller colaborativo para crear mochilas a partir de ropa que no estaba apta para ser donada a las familias damnificadas. Hay otra iniciativa vigente que también va en ayuda de las víctimas de los incendios: todos los martes de mayo, entre 15 y 19 horas, Huila está implementando un taller de juguetes de trapo para fabricar gatitos porteños que irán en apoyo a la salud emocional de niños y niñas de las zonas incendiadas. Queda sólo un martes de mayo (el 28) y desde Huila invitan a acercarse al Centex. El material es proporcionado por las talleristas. No es necesario conocimiento previo. “Enseñamos costura a mano, bordado y costura a máquina para terminar los gatitos”, acota Rocío Peters.

Nace una Red

Huila es uno de los proyectos fundadores de la Red de Recuperadorxs Textiles de la Región de Valparaíso, un colectivo que reúne a cerca de 23 gestores de residuos textiles, educadores y emprendedores en general. Hay representantes desde Quillota hasta Playa Ancha.

Justamente de la mano de esa Red de Recuperadorxs Textiles se logró gestionar un Ropero Móvil, con un bus adecuado para ello proporcionado por la empresa Docena. “Fuimos a dejar ropa de manera digna a seis lugares distintos donde había gente afectada por el incendio. Fuimos con la micro y llevamos ropa seleccionada, con percheros, con probadores espejo y podían elegir lo que necesitaban porque todos los cuerpos son distintos, y eso va a permitir avanzar en su recuperación porque se liberan de preocuparse de la ropa”, plantea la cofundadora de Huila.

Esta donación de ropa fue posible gracias a la gestión de Catalina Herrera, representante de la Fundación Textil Circular, que logró salvar 22 toneladas de ropa que la Municipalidad de Viña del Mar -que había abierto un centro de gestión textil durante tres semanas- iba a enviar a relleno sanitario por no cumplir las condiciones dignas de entrega.

“Catalina clasificó la ropa que se encontraba en buen estado; otra parte de prendas que venían rotas, desgastadas o sin sus broches o cierres se destinó a suprarreciclaje; y si el material está sucio o no sirve para reutilizar se lleva a infrarreciclaje a @store_.recicla2 para hacer ladrillos para la construcción”, comenta Peters, quien agrega que Catalina Herrera, en otros incendios, también logró salvar ropa: en el incendio de 2019 logró salvar 7 toneladas, mientras que en el de 2022 lo hizo con 30 toneladas.

Huila se hizo cargo de buena parte del material para suprarreciclaje. “Cada marca ve qué necesita. En nuestro caso ocupamos una técnica que se llama ‘estampación botánica’ para recuperar ropa. Ésta es una técnica de tintura natural que consiste en traspasar el color de la planta tintórea directamente al textil.

Y por otra parte, siguiendo el nexo con los incendios de febrero pasado, Fundación Textil Circular -entidad amiga de Huila- tiene abierta una campaña de donación de ropa de invierno, en la que el foco está en enseñar a las personas a donar prendas de forma correcta. Los datos están disponibles en una publicación del Instagram de Fundación Textil Circular.