CREO: el centro de regeneración orgánico que quiere replicarse en todas las comunas de Chile
Instalada en Puchuncaví, esta empresa recupera y transforma los residuos orgánicos provenientes de hoteles, restoranes y casinos (sector HORECA) ubicados desde Viña del Mar a Maitencillo. Este centro cubre todas las fases de la gestión de los orgánicos, al punto que un grupo de animales se alimentan de residuos aún de buena calidad, para luego llevar el resto a las pilas de compostaje. Sus socios apuntan a convertirse en una especie de granja que sirva de ejemplo para otros territorios.
Thomas Graell aclara, de entrada, que aunque en la práctica CREO es una planta de compostaje, prefiere definir a su proyecto como un centro. De ahí viene, de hecho, la sigla que da vida a este emprendimiento: CREO, es decir, Centro de Regeneración Orgánico. Abierto hace un año y medio, este espacio funciona en la comuna de Puchuncaví, una zona de escasez hídrica que además debe sufrir, de tanto en tanto, de episodios de contaminación crítica producto del polo industrial que allí habita.
“Nos gusta más llamarnos centro porque apuntamos el día de mañana a darle desarrollo holístico a toda la regeneración local del recurso orgánico, no solo generar compost, sino una diversidad de recursos y output. Por ahora producimos huevos de gallina, mulch, leche de cabra y hay hospedaje para los animales que están con problemas de alimentación y escasez hídrica”, relata el cofundador de CREO.
Actualmente CREO procesa residuos orgánicos procedentes de hoteles, restoranes y casinos situados entre Viña del Mar y Maitencillo, con los cuales consiguieron hacer pilotos para probar la eficiencia del método. Éste, según Graell, tiene un secuencial inspirado en la naturaleza, y no utilizan grandes maquinarias ni tecnologías para poder tratar los residuos.
A diferencia de una planta de compostaje convencional, cita el emprendedor, “la relación área de ocupación/tiempo está optimizada en un 200 por ciento. Es decir, en 2.300 metros cuadrados de nuestro centro tenemos la misma capacidad que tiene una planta en aproximadamente una hectárea (10.000 metros cuadrados)”. En ese sentido, explica, no todos los residuos orgánicos que recolectan van directamente a la pila de compostaje, sino que, antes, algunos son aprovechados por animales propios y de los vecinos que tienen aquí su hogar.
“Si bien la eficiencia del proyecto es altísima, la apuesta no era echar a andar una industria, ni una gran maquinaria, sino imitar a la naturaleza que tiene la tecnología perfecta y ajustarla de manera controlada para optimizar el recurso tiempo/m2 en capacidad de recepción”.
“Tenemos unos masticadores primarios y recién en las etapas de compostaje y vermicompostaje vagamente usamos el deshidratador. Lo que llega en muy buen estado se lo comen los animales. Como es escasez hídrica, el 90 por ciento del agua que consumen los animales locales provienen de los residuos en buen estado que les proveemos en formato comida. Y llevamos a compostaje el guano con las camas calientes, mezclados con los restos de poda. Así equilibramos la relación carbono/nitrógeno para las pilas de compostaje, y las aceleramos con microorganismos generados por nosotros mismos”, explica Thomas Graell. En total, han logrado procesar 70 toneladas de residuos orgánicos, una cifra no tan alta, segun reconoce Graell, pero que tiene su explicación.
Lo que busca CREO, en definitiva, es “cambiar escalabilidad por replicabilidad, y eso me parece un mensaje importante hoy en día”. Thomas Graell lo explica más detenidamente: “Si bien la eficiencia del proyecto es altísima, la apuesta no era echar a andar una industria, ni una gran maquinaria, sino imitar a la naturaleza que tiene la tecnología perfecta y ajustarla de manera controlada para optimizar el recurso tiempo/m2 en capacidad de recepción”.
Y aunque por ahora solo trabajan con el sector HORECA, Graell siente que este proyecto podría ser replicable en más de la mitad de las comunas de Chile para trabajar sobre los residuos orgánicos municipales. “Tiene una escala con un tope también, a fin de agilizar el tema de permisos y resoluciones sanitarias. La cantidad de estudios y regularizaciones qaue te piden es como si fueras un relleno sanitario”, fustiga el cofundador de CREO.
En tal sentido, argumenta Graell, el emplazamiento pequeño de estos centros permitiría crear 5 o 10 CREOS por comuna, dependiendo de la necesidad, además, de la región. Graell ejemplifica: “En los 2.300 metros cuadrados en que estamos emplazados seríamos capaces de ocuparnos del 20 por ciento del total de los residuos domiciliarios orgánicos municipales de la comuna de Puchuncaví. Necesitas 5 de estos para cubrir toda la comuna. Y eso es menos de dos hectáreas, y con esto solucionaste en su totalidad los orgánicos municipales y, aparte, no generaste externalidades negativas como olores molestos y vecinos enojados”. En síntesis, la idea es formar como una pequeña granja que sea replicable en todos los territorios de Chile.
“Es tan eficiente el sistema que lo que sale lo estamos consumiendo nosotros mismos, los socios. Yo para echarle fertilizante a mi patio, y el otro vive en Puchuncaví y lo usa para su huerta”.
CREO: esperan sumar municipios
El motivo por el cual se acercaron al sector industrial fue para validar técnica y comercialmente el proyecto CREO. “Es interesante ver cómo en el sector HORECA le sacan el jugo al rentabilizarlo con el tema del marketing. Nosotros les entregamos un sello para que lo peguen en la puerta, y el cliente pueda distinguir si el restorán se hace cargo de sus residuos”. Esto, aclara Graell, es solo el punto de partida, porque la finalidad es que poco a poco se puedan sumar más clientes.
Actualmente, dice Graell, “no estamos teniendo output en volumen de compost. Es tan eficiente el sistema que lo que sale lo estamos consumiendo nosotros mismos, los socios. Yo para echarle fertilizante a mi patio, y el otro vive en Puchuncaví y lo usa para su huerta. El negocio del compost es malo, nuestra entrada fuerte de dinero es lo que nos deja el sector HORECA”.
Por de pronto, han tenido acercamientos con los municipios de Quintero y Puchuncaví para ver si desde esos sectores se suman a la causa. Además, ya están funcionando como un polo cultural importante dentro de la comuna, pues reciben visitas culturales, cursos de coaching y hasta usan el terreno como terapia.
El modelo, en definitiva, está pensado en el desarrollo de la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicas impulsada por el Ministerio del Medio Ambiente. Graell participó activamente en los comités técnicos para promover estas temáticas: “Nosotros ya estimulamos la circularidad a nivel local, tenemos externalidades positivas y contamos con todo el proceso de trazabilidad. Hemos sido muy impecables con ese tema”.