En un abrir y cerrar de ojos, la periodista Daniela Valdés se vio obligada a cambiar su dieta. Descubrió que Matías, su hijo mayor, había nacido con alergia a la proteína de la leche de vaca. Empezó averiguando sobre los beneficios de los productos alimentarios orgánicos y llegó a saber qué sucedía también con las telas de algodón orgánico. Un segundo hecho, sin embargo, la convenció en definitiva de pasar de la teoría a la práctica: Matías también sufrió una anemia hemolítica y allí pensó que quizás era la ropa lo que le provocaba la reacción alérgica.
Hoy, en cambio, Matías es un niño sano, que saluda gentilmente desde el corredor que comunica las dos áreas de talleres que Valdés tiene en su propia casa de la comuna de Providencia. Sin esa historia, no obstante, Daniela admite que no se hubiera acercado al mundo textil ni interiorizado del perjuicio que provoca el uso de los químicos en la fabricación de la ropa.
Hace diez años fundó Pure Cotton, una pequeña empresa de ropa sustentable pensada inicialmente para bebés, niños y niñas, confeccionada con algodón orgánico y que, por lo tanto, no cuenta con elementos tóxicos que puedan dañar la piel de las guaguas.
“El foco inicial fue bebés porque es el público que necesita mayor protección. Es la etapa en que el bebé necesita una prenda sana, porque la piel absorbe todo lo que te pones encima. El cuerpo tiene la capacidad de eliminar los tóxicos después de los siete años. Todos los niños que tienen dermatitis atópica no cuentan con muchas opciones en Chile”, explica la creadora de Pure Cotton, sentada en el living de su casa rodeado de retazos, baberos, enteritos, bodies y kimonos para bebés.
Al indagar sobre el tema, Valdés logró descorrer el velo de la industria textil en Chile. Dice que en el país no existe legislación en el rubro, por lo que “todos los productos que entran a Chile lo hacen sin fiscalización sobre lo que contiene”. Todas las prendas, plantea Daniela, tienen algún proceso químico detrás. “Los jeans llevan ácidos y cloro, y el cloro es súper tóxico para el ser humano y para el medioambiente. Muchas veces no sabemos lo que nos estamos poniendo”, añade la periodista.