Mientras la contingencia nacional mantiene las urgencia sanitaria, tras meses con el foco puesto en la crisis social, los problemas derivados de la sequía avanzan silenciosos en el país. Y también, hoy en un segundo plano, el trabajo para hacerle frente. Desde fines de marzo, la iniciativa Escenario Hídricos 2030 de Fundación Chile está iniciando una serie de diálogos sectoriales con todos los actores y organizaciones que tiene influencia en las cuencas de los ríos Maipo y Maule, con el objeto de avanzar a la construcción de hojas de ruta que definan medidas, acciones y soluciones para asegurar la disponibilidad de agua para el consumo humano y el desarrollo económico en esos territorios.
En este trabajo, dice Ulrike Broschek, subgerente de sustentabilidad de Fundación Chile y quien lidera Escenario Hídricos 2030, es fundamental el trabajo de construcción colectiva entre todos los actores de una cuenca para integrar todas las visiones en una solución consensuada.
“Hay distintas visiones que nosotros estamos integrando, entonces es relevante para acordar finalmente una hoja de ruta común, con la distinción de cuáles son las medidas de corto plazo versus las de largo plazo. Las de gestión parecen ser la base del problema, porque tiene que ver con la gobernanza y la manera que vamos a funcionar entre todos los actores. Eso es una cuestión muy importante en la que se necesita avanzar, y al convocarlos estamos iniciando un proceso de gobernanza que es la base que podría sostener la cuenca en el largo plazo”, explica.
Ambas cuencas, Maipo y Maule, tienen hoy problemas similares: tienen una dependencia muy alta de la parte alta de estas ya que son nivo-fluviales, es decir, dependen fuertemente de precipitaciones, la caída de nieve y el deshielo de glaciares. Y en los últimos años, ha enfrentado las tendencias de aumento de temperaturas y descenso de precipitaciones. En el caso del Maipo, además, se trata de una cuenta que es la principal fuente de agua para una región de más de 7 millones de habitantes.
“El aumento de temperaturas y el descenso de las precipitaciones -dice Ulrike Broschek- son dos fenómenos que están ocurriendo simultáneamente y que son distintos. Eso está repercutiendo en la cantidad de nieve, en la cantidad de agua almacenada que tenemos, y entonces se ha ido corriendo la época en que disponemos del agua. Antes teníamos en noviembre y diciembre todo el proceso de peak de escorrentía hacia las cuencas, que es justo cuando el sector riego usa el agua, y ahora eso se está adelantando y estamos viendo que ya en octubre estamos teniendo esos procesos de peak, y eso hace que el agua corre antes de que se necesite”
¿Esto ya es una condición estructural, que va mucho más allá de un par de temporadas secas o incluso de la sequía, es un escenario climático distinto?
Esto tiene que ver con efecto de cambio climático, y va a continuar. Lo que indica la tendencia es que este es un escenario ya instalado, que cada vez vamos a tener mayores temperaturas. Hoy -por ejemplo- ya no se registran temperaturas bajo cero en la alta cordillera, y ese es el motivo por el cual los glaciares están retrocediendo. Y por otro lado, han cambiado los parámetros de precipitaciones.
¿Existe un horizonte en que lleguemos a un momento en que no haya disponibilidad de agua, o que esta sea demasiado escasa para todos los usos que se le dan en la cuenca del Maipo?¿Es un escenario proyectado?
Claramente, eso es lo que va a pasar. Hasta ahora nosotros actuábamos con un cierto volumen disponible pero ahora vamos a disponer de menos agua, entonces la competencia por el agua entre los distintos sectores va a ir aumentando, y algunos se van a tener que ir sacrificando. En la parte más hacia debajo de la cuenca, como ha cambiado significativamente el volumen de agua superficial, en los ríos, hay una extracción de agua subterránea muy grande. Hoy cerca del 85% de los derechos de agua son subterráneos, lo que muestra una fuerte presión que tiende a aumentar sobre la reserva de agua contenida en los acuíferos. Eso obviamente genera una preocupación, porque cuando es esa la única reserva que te va quedando frente a la disminución de las reservas en la alta montaña por los glaciares y nieves, estamos llegando a un uso del total del volumen de agua del que disponemos.