El reciclaje en tiempos de coronavirus: cómo ayudar desde la casa a la cadena de recolección gestionando mejor nuestros residuos
Empresas como TriCiclos optaron por cerrar sus puntos limpios para evitar las aglomeraciones, mientras que el programa masivo de reciclaje MSUR Recicla contrató solo a personal que pueda trabajar en la misma comuna donde vive. Los recicladores de base, en tanto, esperan apoyo del Ministerio del Medio Ambiente tanto en el suministro de kits de protección como en la respuesta monetaria ante la falta de desplazamientos. Surge entonces el papel clave que les cabe a los consumidores: separar correctamente los residuos inorgánicos y aprender a compostar en las casas con patio asoman como una oportunidad dentro de la crisis sanitaria mundial provocada por el COVID-19.
“A media máquina y esperando que esto pase luego”, responde al teléfono la líder del Movimiento Nacional de Recicladores de Chile, Soledad Mella, cuando se le consulta por cómo está desempeñando su trabajo ella y el resto de los recicladores de base que cumplen un papel primordial en la cadena del reciclaje domiciliario en el país.
Mella y sus asociados deben afrontar, como muchos sectores de la sociedad, los impactos del coronavirus en su rutina diaria, en la salud y en la economía. Según la histórica dirigenta, las empresas valorizadoras, como Recypet y Comberplast, no están comprando el material que los recicladores recolectan, ya que “tienen poco equipo de trabajo y le dieron salida a la gente mayor de edad”.
La situación de los recicladores, dice Soledad Mella, es “crítica” por cuanto “todo nuestro sistema de protección es básico. Salimos con guantes y mascarillas elementales, pero el que no tiene, sale sin protección nomás”. Para ella, de hecho, “sería mejor que ninguno de mis compañeros saliera a trabajar porque el contagio es inminente. Estamos más expuestos que nadie en este minuto”.
A esto se suma la determinación de decretar toque de queda, medida que, a juicio de la dirigenta, perjudica a los recicladores. “Ahora nos cerraron una puerta con el toque de queda, porque nuestros compañeros trabajan más de noche y de madrugada que en el día, retirando material y prestando servicios”, cuenta Soledad Mella.
La líder del movimiento de recicladores espera que el Ministerio del Medio Ambiente ayude a paliar las consecuencias de la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19 para todos sus colegas. Piden apoyo económico para poder pagar las deudas, el arriendo y la comida, además de contar con un kit de seguridad. “Nosotros vivimos de la venta de nuestro material, no podemos parar eso”, asegura.
“No ha sido sencillo. Nos hemos ido adaptando a las informaciones oficiales del Ministerio de Salud, pero hemos cerrado los puntos limpios a fin de evitar aglomeraciones. Depende del barrio y la región, pero tenemos todo cerrado”.
Providencia y MSUR siguen operativos
Al complejo panorama que afrontan los recicladores de base se suma el de otros actores de la cadena. La empresa de ingeniería y asesoría en aplicación de economía circular, TriCiclos, tiene cerrados prácticamente todos sus puntos limpios, para evitar el desplazamiento de las personas, lo que ha redundado en ingentes pérdidas económicas.
“No ha sido sencillo. Nos hemos ido adaptando a las informaciones oficiales del Ministerio de Salud, pero hemos cerrado los puntos limpios a fin de evitar aglomeraciones. Depende del barrio y la región, pero tenemos todo cerrado. Como había que evitar aglomeraciones, tuvimos que implementar un sistema para que las personas se separaran, mantuvieran la distancia. También tuvimos que dotar a nuestros operadores con alcohol gel y mascarillas. Entonces para ellos era complicado llegar, y los materiales son foco de transmisión, por más que ellos estén protegidos con guantes y otras cosas”, dice Verónica de la Cerda, gerenta general de TriCiclos.
Tener los puntos limpios cerrados, efectivamente, evita la circulación de personas en estos espacios, lo que atenúa las posibilidades de adquirir un foco infeccioso. Aun en esta condición, los habitantes de Providencia siguen concurriendo a los parques y plazas donde se ubican estos puntos limpios, asegura la coordinadora de Medio Ambiente de dicha municipalidad, Paloma Valenzuela.
“Eso es de una inconsciencia total”, opina la encargada, ya que el llamado de ese municipio es quedarse en casa y no ir a dejar los residuos a los puntos limpios. “Los servicios están funcionando igual que siempre. Hablamos de la recogida de basura y la recolección selectiva de material, porque son servicios críticos. La única diferencia es que irá cambiando su frecuencia, haremos dos retiros al día”, explica Valenzuela, sobre la nueva modalidad de recolección domiciliaria en la comuna.
Otro actor importante en el reciclaje domiciliario, en el caso de envases y embalajes, es el programa MSUR Recicla, implementado por la Asociación de Municipios MSUR y que actualmente integra a nueve comunas socias. Con más de un año desde su implementación, su secretario ejecutivo Jaime Cataldo dice que el plan piloto de reciclaje a gran escala sigue operativo, con los resguardos necesarios, a pesar de la coyuntura sanitaria.
“Nosotros tenemos como política entender que el reciclaje es un servicio público, por lo que seguimos funcionando. Somos 70 personas operando en las calles. Nadie se ha enfermado ni ha tenido ningún síntoma. Nuestro equipo de trabajo se compone de un chofer y de dos auxiliares. Si uno de ellos llegara a tener síntomas, tendremos que parar el equipo completo y reemplazarlo”, explica Cataldo.
Según el dirigente, el personal contratado por MSUR Recicla “proviene de la misma comuna en que le toca trabajar”, por lo que “evitamos el mayor riesgo que es el uso del transporte público”. Además, cuenta Cataldo, “en el proceso de recolección de los edificios normalmente conversamos con muy poca gente, casi siempre con una persona del edificio, y nuestro personal cuenta con guantes y mascarillas en los contenedores”.
En Providencia, en tanto, los recolectores domiciliarios no toman los residuos en sus manos, sino que vacían los contenedores. Según Paloma Valenzuela, lo único que se le pide a la gente es separar bien el material, de modo de facilitarles la tarea a los enviados municipales. “Es importante tener el material inorgánico bien separado y limpio, siempre que no estén a granel. Hablamos del tetra, el cartón, el papel”, dice ella. Y agrega: “Hay que enjuagar los residuos inorgánicos: secarlos, aplastarlos y guardarlos. El residuo reciclable no tiene problemas, ni olores. Si uno es ordenado, lo puede guardar un buen tiempo hasta que esto se normalice. No es necesario salir a los puntos de reciclaje”.
“Nosotros tenemos como política entender que el reciclaje es un servicio público, por lo que seguimos funcionando. Somos 70 operando en las calles. Nadie se ha enfermado ni ha tenido ningún síntoma. Nuestro equipo de trabajo se compone de un chofer y de dos auxiliares. Si uno de ellos llegara a tener síntomas, tendremos que parar el equipo completo y reemplazarlo”.
La crisis sanitaria como una oportunidad
Lo que menciona Paloma Valenzuela es crucial para mantener la cadena de reciclaje en el contexto actual de la pandemia. Según la coordinadora de Medio Ambiente de Providencia, esta crisis sanitaria podría abrir una oportunidad para que la gente en sus casas mejore la segregación del material y repercuta en el sacrificado trabajo que realizan los recolectores.
“Necesitamos que los vecinos dispongan los residuos inorgánicos de una manera correcta. No pasa nada si se quedan en la casa. También hay que tener una manipulación correcta de la basura. Debe ir en bolsas bien cerradas. Sabemos que ante un contagio masivo, y a cómo se comporta el virus en distintas superficies, es necesario tomar estas medidas”, señala Valenzuela, para quien “una persona que gestiona bien sus residuos se verá menos afectada que aquella que no los gestiona”.
La premisa de todo esto, según Valenzuela, “es que las personas que hacen la recogida de basura están más expuestas que nosotros”, por lo que “es necesario generar una conciencia ambiental” añadida a esta problemática adicional del coronavirus. Según ella, en el eventual escenario de declararse una cuarentena total, en línea con las propuestas de varios alcaldes, todos los servicios de Providencia estarían completamente operativos.
Jaime Cataldo, secretario ejecutivo de MSUR, comparte el diagnóstico con Paloma Valenzuela. Abocado con el plan piloto de reciclaje masivo a los residuos en el sector envases y embalajes, dice que “son residuos secos, por lo tanto, no producen ningún problema sanitario grave”. El único problema emanado de allí, intuye él, sería la limitada capacidad de acopio que tienen los vecinos en sus casas. “Muchos de esos residuos se irán a la recolección de residuos ordinaria, ya que no hay mucha alternativa, uno quisiera que no fuera así”, recalca Cataldo.
Sin perjuicio de ello, Cataldo tiene plena conciencia de que “aunque nos gustaría mantener el servicio de reciclaje siempre, la salud de nuestros trabajadores está primero”. Si llegara a haber cuarentena total, asegura el dirigente, “asumiremos esa medida y suspenderemos el servicio”. Por ahora, Cataldo está de acuerdo con la cuarentena progresiva que ha propuesto el Gobierno.
Como sea, Cataldo cree que el encierro de las personas puede ayudar a crear una conciencia ambiental que descansa perdida en el tiempo. Por ejemplo, cita él, en hacer una mejora sustancial en la entrega de los envases y embalajes, y en aprender a compostar en los hogares que cuenten con patio o jardín.
“Lo que pueden hacer por mientras es seguir acopiando el material, reducir lo que más puedan el volumen de los envases y embalajes, de los plásticos, sacarles la tapa, la etiqueta, penetrar los envases, de modo de disminuir su volumen. En el caso de las personas que tengan patio, podrían explorar a través de internet cómo hacer un pequeño compostaje domiciliario de sus residuos de alimentos. Esto no provoca ningún problema sanitario, sería un paso”, se explaya Cataldo.
Al no tener disponible el grueso de sus puntos limpios, la empresa TriCiclos ha optado por diseñar campañas que motiven a los ciudadanos que permanecen en cuarentena a trabajar por el reciclaje. “Sabemos que es difícil, no todo el mundo está en su casa encerrado mirando el techo. Dado que están los niños en casa, la idea es aprovechar los materiales para que ellos hagan manualidades o aprendan a reducir el volumen de los residuos. Se abre una tremenda oportunidad para cuestionar nuestros hábitos de consumo”, plantea Verónica de la Cerda, gerenta general de la compañía.
“Necesitamos que los vecinos dispongan los residuos inorgánicos de una manera correcta. No pasa nada si se quedan en la casa. También hay que tener una manipulación correcta de la basura. Debe ir en bolsas bien cerradas. Sabemos que ante un contagio masivo, y a cómo se comporta el virus en distintas superficies, es necesario tomar estas medidas”.
El llamado de Soledad Mella a cambiar la conciencia
Soledad Mella, líder de la Asociación de Recicladores, ruega que la gente se dé el tiempo de separar bien el material antes de que sus compañeros los pasen a buscar. “Ojalá vengan limpios, sin residuos. Esta es una oportunidad para hacerlo bien. Los invitamos a que no tiren los residuos al camión, sino que los guarden hasta que pase la crisis. Después iremos a retirar el material a sus casas y oficinas”.
Mella dice que una cuarentena total “no sería buena para nosotros, pero sí es necesaria” para resguardar la salud de las personas. El problema, dice ella, es que el gobierno está “aplicando medidas sin sentido, como el toque de queda, pareciera que se burlaran en nuestra cara”.
Como histórica dirigenta de su rubro, ella conoce de cerca los testimonios de la forma en que el coronavirus ha afectado la rutina de los recicladores en Latinoamérica. Cita el ejemplo de una compañera suya boliviana, contagiada con el COVID-19, y que no lo está pasando bien “porque además está involucrado su marido, su suegra y, en fin, su familia”. Asegura que en los países en que se decretó cuarentena total, los recicladores no están trabajando, pero “tampoco hay una situación paliativa”.
El prolongado encierro, cree con resuelta convicción la dirigenta, servirá para realizar un cambio real en las rutinas de cada cual. “Lo único bueno de esta crisis terrible a nivel mundial es que se ha bajado la huella de carbono. Los mapas satelitales son impresionantes. Yo creo que siempre de lo malo viene algo bueno. Es importante tomar conciencia de que todo lo que se genera es por culpa del ser humano”, indica.
“Quizás era necesario que pasara lo del coronavirus: la naturaleza es tan perfecta que genera estas cosas para darnos cuenta de lo vulnerables que somos. El planeta nos está dando una oportunidad para modificar nuestras formas de consumo”.
Más allá de una mera adaptación, según Mella, aquí está en juego un cambio brutal en la manera de consumir. “Quizás era necesario que pasara lo del coronavirus: la naturaleza es tan perfecta que genera estas cosas para darnos cuenta de lo vulnerables que somos. El planeta nos está dando una oportunidad para modificar nuestras formas de consumo”, cuenta.
En ese sentido, uno de los primeros pasos que debieran dar los chilenos en cuarentena es, por ejemplo, “aprender a compostar: sacar los residuos y tirarlos a la tierra”. En el caso de los residuos inorgánicos, agrega, “habrá tiempo para gestionarlos de mejor manera, hoy es el momento”.
En consecuencia, “el reciclaje para mí no es una moda, no es como un jeans que se cambia al otro día: o te haces cargo o no, y si te haces cargo, hazlo bien”, apunta ella.
“Es el momento de humanizarnos. No seguir en el individualismo. Si no nos preocupamos de la abuelita que está sola, estamos perdiéndonos la oportunidad de hacer un cambio real y de tomar conciencia. Mientras no te toque, no te duele. Como no tienes el coronavirus, te da lo mismo. Por eso vas a la feria, al supermercado, de vacaciones a la playa. El que es ABC1 tiene ahorros, cuenta y casa en la playa; la mayoría de Chile no lo tiene”, cierra su mensaje Soledad Mella.